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Muxía, donde confluyen todos los caminos

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

VEN A GALICIA

ANA GARCÍA

ESPECIAL TURISMO COSTA DA MORTE | Tierra de acogida de artistas, es punto crucial en la historia de la Costa da Morte y en los caminos, que no son pocos.

18 jun 2021 . Actualizado a las 23:04 h.

«Ramo de froles parece, Muxía á das altas penas». Así la definió Rosalía de Castro, que pasó una temporada en este municipio de la Costa da Morte que siempre, también hoy, ha sido tierra de acogida de artistas de las letras y de los pinceles, del arte en general. Muxía es mucho mar, pero también interior, con lugares fundamentales como Moraime, que han sido claves en la historia de la Costa da Morte y en parte de Galicia. Muxía es, ya se sabe, punto final de las romerías marianas, para muchos también del Camiño (final o penúltimo hasta Fisterra), y lugar de paso necesario en el Camiño dos Faros. Un punto de encuentro necesario para viajeros y caminantes que el Concello quiere estimular, como alternativa necesaria y sostenible en los tiempos pospandemia. Y además justo en el año en el que la Vía Mariana recuperará su esplendor, con peregrinaciones especiales desde Braga. Peregrinos, devotos y fieles de la senda de los faros tienen en este municipio un lugar de estancia necesaria, y además en locales que han sabido modernizarse y adaptarse para complementar una oferta de calidad que lidera el parador de turismo, que reabre justo esta semana. Los caminos dan a Muxía un valor añadido a los ya conocidos: algunos, desde hace centenares de años, con epicentro marítimo en A Barca, pero hay bastante más.

Cascada

La cascada en el río Castro, los templos románicos de la fachada suroeste, las playas (bordean el municipio), el casco histórico de la capital.... El santuario de la Virxe da Barca, siempre. Los molinos del río Negro, en Os Muíños. Las vistas desde O Facho, con Lourido a los pies y hacia poniente. Touriñán. Salientes como Punta da Buítra. Las fotos de Caamaño, un viaje en el tiempo de casi cien años. La Danza de Espadas de Quintáns, el encaje, el comercio de congrios... Y mucha poesía en la noiva do vento e do mar.

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Os Muíños. En Os Muíños (Moraime), el río Negro baja hacia el mar en suave pendiente, muy frondosa, con molinos a ambos lados. Al final, la sorpresa: el mar, con la playa de Area Maior. Un espectáculo de ruta.

El interior. La clave es moverse y buscar: aparecerán hórreos de mínimo tamaño (y otros enormes), uno en forma de ele, alvarizas en los montes, toponimia evocadora y muy específica.

Playas. Muchas y buenas. Una que no falla para los niños: O Lago.

Parador. Reabrirá sus puertas esta semana, el viernes 18. Estaba cerrado, por obras y temporada, desde enero. Es la gran apuesta hostelera de la Costa da Morte, la vieja promesa del Prestige.

BASILIO BELLO

Touriñán. Conviene no olvidar que aquí está el punto más occidental de la España peninsular. Y que dos meses al año tiene la puesta de sol más larga de Europa continental.

Moraime. Punto imprescindible: la iglesia, sus pinturas, todo su entorno. La rectoral restaurada. Y la historia, las historias: la del infante Alfonso, que llegaría a ser rey de Galicia y Castilla.

Ana Garcia

Barca. Muxía es buena parte de lo que es gracias al santuario de A Barca y sus Pedras Santas: cualquier visita debe reparar en ellas sí o sí. Incluso probar a abalar la Pedra, buscando el milagro (si se mueve).

ANA GARCIA

Rutas. La Vía Mariana, el Camiño dos Faros, el Camiño Xacobeo, cinco rutas interiores que pone este año en marcha el Concello... Hay por dónde moverse, motivos para hacerlo y mucho que ver.

Los secretos

Uno. La Illa Herbosa está en Touriñán. Con las mareas más bajas, se puede acceder a ella sobre un coído de bolos. Con todas las precauciones, es un privilegio disfrutar del punto más occidental del punto más occidental, cuando la isla es península.

Dos. Lourido se lleva la merecida fama por la playa y las dunas, y ahora el parador. Pero en frente (hacia el sur), en lo alto, está el monte Facho. Un punto con historia luminosa y también con un arco visual espectacular.

La leyenda

La Sala do Perello, cerca de la Punta Barca en el acceso desde la parte de atrás de la localidad, es una especie de habitación en un conjunto granítico siempre asociado a leyendas, desde su propio nombre, ligado a los demonios, o a quien en tiempos vivía en ella, un sastre. Por aquí pasaban todos los caminantes al santuario, si habían logrado sobrevivir y no se enterraban en un monte cercano, el de los Malatos. Y en esta sala, se cuenta, también había reuniones de cariz maligno e incluso encuentros sexuales.