Desde A Guarda o Goián se puede recorrer un buen trecho de la ruta jacobea por la costa siguiendo un patrimonio singular y valioso. En Vigo, que abrirá su albergue el día 29, también
22 jun 2021 . Actualizado a las 00:37 h.El Camino Portugués de la Costa es la ruta jacobea que, proporcionalmente, más ha crecido en los últimos años. Tras la eliminación de las restricciones de movilidad relacionadas con la pandemia de covid, está renaciendo. En el último mes, la oficina del peregrino ya registró el tránsito hacia Compostela de cerca de doscientas personas, pero en breve volverá a alcanzar cifras importantes. Con la inminente llegada del verano es un buen momento para que sea conocido en profundidad por los propios residentes del recorrido.
A pesar de que fue reconocido oficialmente no hace mucho, Vigo tiene una larga tradición jacobea documentada desde hace quinientos años. En la ciudad confluyen dos caminos, según el estudio realizado hace años por la asociación Amigos de los Pazos. La unión de esas dos vías está en la iglesia románica de Santa María de Castrelos. El punto de origen tradicional del recorrido era Portugal, aunque también en los primeros años del siglo XX se realizaron peregrinaciones desde Vigo de personas procedentes en barco desde el Reino Unido, como la protagonizada por el arzobispo de Westminster en 1909
Una de las opciones que se le planteaba a los peregrinos al llegar a la ciudad de Oporto era avanzar hacia el norte siguiendo la línea de costa hasta alcanzar el río Miño. Ya en tierras del Apóstol, el camino es denominado por los especialistas como Camino Monacal o de la Costa.
Una vez desembarcados en suelo gallego, los peregrinos pasaban por la villa de A Guarda para continuar hacia el norte por Oia, Baiona, Ramallosa, Saiáns, San Miguel de Oia, San Salvador de Coruxo, San Andrés de Comesaña, San Pedro de Matamá y Santa María de Castrelos. La otra ruta que llegaba a Vigo desde orillas del Miño, entraba en Galicia a través de Goián, para recorrer posteriormente las parroquias de Santiago de Estás, Tomiño, Vilameán, Santa María de Tebra, Gondomar, A Areíña, Vincios y Valladares para reunirse en Castrelos con el camino de la costa.
Así pues, es posible realizar un tramo del Camino sin alejarse mucho de Vigo. Esas rutas están jalonadas por elementos patrimoniales que enriquecen el simple hecho de caminar. La imagen de un Santiago peregrino está presente en el retablo de la iglesia de Santa María de A Guarda, y en Oia, los antiguos caminantes encontraban refugio en el hospital del monasterio. El rastro jacobeo aumenta al alcanzar Baiona. En el trabajo realizado por Grato Amor, miembro de Amigos de los Pazos, se explica que en la capilla de la Misericordia se encuentran las tumbas de dos peregrinos irlandeses que hallaron la muerte en Baiona. En esa capilla y en la iglesia de Santa Liberata también se pueden apreciar dos imágenes de Santiago Apóstol en su versión ecuestre.
Iglesias
Hoy en día, la ruta se hace por la carretera, aunque hubo propuestas para llevarla a un terreno más bucólico. En la entrada a Vigo, la vía que enlaza la carretera de Camposancos con Los Molinos recibe el nombre de Camiño do Romeu. Según investigaciones históricas, cerca de la iglesia de Coruxo existía una capilla dedicada a San Juan y, en sus alrededores, fue enterrado un peregrino anónimo que hacía el camino. Como los lugareños desconocían su identidad decidieron señalar su tumba con el nombre de Romeu.
A partir de este punto, hoy en día no son pocos los peregrinos que optan por seguir las playas para acercarse a Vigo, aunque tradicionalmente habría un paso obligado por la iglesia de Castrelos, tras atravesar el puente románico de Balaídos. Continuaría el camino hacía Vigo ladeando la cumbre de O Castro para acceder al casco histórico por la calle de Santiago, topónimo que advierte claramente de la pervivencia de una tradición.
Actualmente, los peregrinos pueden seguir la auténtica vía jacobea a través de las flechas amarillas que la Xunta, en colaboración con el comercio local, ha colocado en los escaparates de los establecimientos. El Concello vigués, pese a que el alcalde prometió montar su propia señalización hace años, sigue sin hacerlo. Los peregrinos pueden ahora, siguiendo el rastro de la hostelería, acceder hasta el albergue de O Berbés, punto de referencia en la ciudad, que se inaugurará el próximo día 29.
Edad Media
Sin embargo, antiguamente el destino en la entonces villa de Vigo era la colegiata. No solo porque allí los peregrinos eran reconfortados espiritualmente, sino que también eran socorridos de las penalidades sufridas durante el viaje. Porque desde finales de la Edad Media estaban abiertos en el entorno de la colegiata dos hospitales para peregrinos, el del Santo Espíritu y el de la Magdalena. A partir de 1616, se unifican en el segundo que estuvo ubicado frente a la iglesia.
En el libro El camino portugués de la costa, editado por Amigos de los Pazos, se aporta una extensa relación de peregrinos atendidos en el hospital de la Magdalena, entre ellos había muchos portugueses, pero también italianos, irlandeses y de otras zonas españolas.
Una vez repuestos, los peregrinos antiguos en estos hospitales y los modernos en el albergue, el camino continuaba hacia Compostela. La ruta oficial baja por la Gamboa y se dirige por la Plaza de Compostela hacia el Areal. Algunas guías de peregrinos ofrecen a estos la alternativa de escalar Urzaiz para dirigirse desde allí, por la calle Toledo, hacia la senda del agua, pero ese no es el camino antiguo. Pero la ruta tradicional va por el Areal, García Barbón y entra en Sanjurjo Badía por la Calzada, que por algo lleva ese nombre. Tradicionalmente, la iglesia de Santiago de Vigo, que antes del siglo XX estaba en la Areosa, era otro punto obligado de visita.
Al llegar a Teis, la vieja ruta baja al Camiño Real para alcanzar Chapela y la carretera que se dirige a Redondela, donde hoy en día se encuentra un albergue.