Turismo Porto e Norte facilitará el visionado en «street-view» para preparar la ruta a pie, mientras Vigo sigue sin señalizar la ruta jacobea pese a inaugurar hoy su primer albergue público
01 jul 2021 . Actualizado a las 13:22 h.El Concello de Vigo lleva años sin señalizar su tramo del Camino, a pesar de las promesas realizadas y de que hoy la Xunta inaugura el albergue en O Berbés. Mientras, Portugal apuesta por la alta tecnología para promover la ruta portuguesa, lo que beneficia al área metropolitana de la ciudad.
En concreto, Turismo Porto e Norte quiere poner en marcha un proyecto para facilitar la preparación de la ruta a los peregrinos mediante la visualización digital de los caminos para que los romeros resuelvan sus dudas antes de partir de viaje o durante la realización del mismo. Se tratará de un auténtico street-view como el que permite a los usuarios de Google navegar por el interior de ciudades y calles como si estuviesen allí pero desde la comodidad de su ordenador o el móvil. Las autoridades lusas creen que si algún caminante no se fía de si la ruta será fácil, podrá usar la herramienta para percibir y ver imágenes reales y animarse a hacer el Camino. Confían en que podrán mejorar su cifra de peregrinos porque, según sus estadísticas, el camino francés está en decadencia y el portugués en alza.
Para montar el street-view, Turismo de Porto e Norte de Portugal contará con la colaboración del Instituto de Engenharia de Sistemas e Computadores, Tecnologia e Ciéncia (INESC TEC). La idea es que los viajeros programen mejor cada una de sus etapas a pie.
La digitalización afectará al camino luso de Torres, que parte desde Salamanca hasta Tui, pasando por Almeida y Braga. Beneficiará al área sur de Pontevedra porque desviará a peregrinos de la ruta de la Plata y del trayecto por Zamora y Ourense.
Los tres únicos mojones oficiales de la ciudad
Tres mojones oficiales señalan el tramo del kilómetro 102,27 al 101,96 del Camino de Santiago en la ruta portuguesa de la costa a su paso por Vigo. Están ubicados a lo largo de 300 metros en el parque de Areal, a escasa distancia de la estación de ferrocarril de Guixar. Los instaló la Xunta hace años en terrenos portuarios y han sobrevivido a las guerras entre el Concello y la Administración de Alberto Núñez Feijoo. Marcan la distancia mínima (cien kilómetros) que hay que recorrer hasta Santiago para obtener la Compostela, el certificado de peregrino.
Otro de los mojones que fue plantado por la Xunta en un terreno municipal, en la zona ajardinada del entorno de las avenidas, fue arrancado de cuajo por el Concello hace años porque invadía zona municipal y se había realizado sin permiso. En el caso de los tres mojones del parque de Areal, la situación es distinta porque ocupan un terreno de la Autoridad Portuaria, cuyo director es designado por la Xunta. Escapan de la jurisdicción de Abel Caballero y, por eso, siguen en pie. De todos modos, este itinerario es poco usado por los peregrinos, salvo por los que se dirigen a la estación de Guixar. Suelen ir por un camino más directo por la avenida de García Barbón.
La guerra de las señales no solo afecta a los mojones. También ha habido desencuentros con los comerciantes del Casco Vello que lograron subvenciones para conducir con señalizaciones a los peregrinos hasta la misma puerta de la colegiata de Vigo. Unas flechas pegadas en las paredes y escaparates de los comercios del barrio guían al caminante hasta una de las iglesias más destacadas de la ruta jacobea por Vigo.
Por otra parte, unas misteriosas flechas amarillas pintadas en el suelo despistan y desvían a los peregrinos hacia la calle del Príncipe, Urzaiz y O Calvario. Las asociaciones defensoras del Camino se han desvinculado de esas pinturas, entre otras cosas porque la Ruta Jacobea no transcurre por ese tramo.
A día de hoy, el paso de los peregrinos por Vigo es un auténtico galimatías por falta de señalización oficial y es frecuente ver perdidos a romeros en las calles de la ciudad, como ayer, dos mochileros que miraban el mapa en la plaza de la Industria. Cruzar Vigo es un gran reto en el itinerario que arranca en Oporto o Lisboa.