Estos son los cinco restaurantes que despiertan sonrisas en Compostela
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La Guía Repsol otorga una nueva distinción, el Solete, para esos locales con propuestas asequibles que siempre son un acierto
01 jul 2021 . Actualizado a las 08:03 h.¿Qué tienen en común A Carrilana, el Bar Puñal, O Curro da Parra, la Pulpería Abastos y A Gamela? Al margen de ejercer su actividad en Santiago, aparentemente poco. Sin embargo, para el equipo de expertos de la Guía Repsol, cada uno de ellos encontró la fórmula para despertar sonrisas. Por eso han sido reconocidos con su nueva distinción gastronómica, el Solete, que premia a esos locales desenfadados «a los que uno siempre está deseando volver por su cercanía, por su propuesta apetecible y asequible y el buen ambiente», ya sean representantes de las moderneces o de la cocina más castiza servida en salones con solera.
A este podio no solo suben restaurantes, sino también chiringuitos, heladerías, tabernas, vinotecas y otro tipo de negocios. Lo que realmente se valora es el mérito de haberse ganado al público local y de convertirse el sitio que todos recomiendan porque es un acierto seguro. «Es también una oportunidad para poner en valor esos lugares emblemáticos que tenemos en nuestros barrios y pueblos, pero que a menudo no aparecen en las guías gastronómicas y de viaje», apunta María Ritter, directora de la Guía Repsol, que entregó en esta primera selección 1.000 Soletes en toda España.
¿Qué hace distintos a los de Compostela? Comer en el Bar Puñal es como hacerlo en casa, por ejemplo. De ello se encarga su cocinera, Carmen Ruiz, una modista con muy buena mano entre fogones a la que saca partido en el restaurante familiar de Galeras. Lo suyo es la cocina tradicional: callos, cocido, ensaladilla, carne asada... Y, con el café, bizcocho casero.
O Curro da Parra, por su parte, representa a esa cocina más contemporánea que saca partido al producto de mercado, en un espacio con mucho encanto donde siempre es un gusto darse un buen homenaje. Se trata de una casa de piedra del siglo XIX entre dos callejuelas del casco histórico, especialmente transitadas desde que las pusieron en el mapa gastronómico Adrián Comesaña y Queco Arias.
A Carrilana es un ejemplo de reinvención, de cómo una cafetería y bar de copas puede transformarse 25 años después en un referente en desayunos, brunch y cócteles. Conocidos por su pokes, zumos naturales y repostería artesanal; la nueva gerencia (con Natalia y Javier al frente) marcó un rumbo propio que los diferencia del resto, con un local y terraza que invitan a quedarse.
También en el corazón del casco histórico, y con una íntima terracita, A Gamela mantuvo el pulso con el cambio de propietarios. Manuel Fajín lo convirtió en un local famoso por sus setas. Y, tras su jubilación, siguió en esta senda Silvia González, quien incorporó a la carta los embutidos de León y apetitosas tapas para los gameleros de ayer y de hoy.
Dentro de la Praza de Abastos, está el quinto y último Solete santiagués, la Pulpería Abastos, donde ofrecen pulpo á feira al estilo tradicional (en su plato de madera y con su cunca de vino) y otras elaboraciones como fabas con pulpo o empanada de pulpo. Todo ello, en medio del constante trasiego de la Nave 5.