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Abre la frontera entre Caminha y A Guarda tras cinco meses sin ferri

María Jesús Fuente Decimavilla
maría j. fuente A GUARDA / LA VOZ

VEN A GALICIA

XOAN CARLOS GIL

La suspensión del barco paralizó al Camino Portugués por la Costa

10 jul 2021 . Actualizado a las 08:43 h.

Cinco largos meses es lo que ha tardado en retomar su actividad el ferri portugués que une los municipios de Caminha y A Guarda. La embarcación, que quedó paralizada tras destinar al personal a labores relacionadas con la pandemia, retomó ayer la actividad. Hoy y mañana tendrá horario de tarde entre las 15.00 y las 19.00 horas y, como siempre, viajará a expensas de las mareas.

En la práctica la parada del ferri supuso el cierre de una de las fronteras con el país vecino que todavía depende de una embarcación para salvar el Miño. En este tiempo los vecinos que mantienen lazos estrechos entre ambas localidades se vieron obligados a desplazarse hasta Tomiño para cruzar por el puente o a pagar cinco o diez euros (según el número de personas) en el transporte privado de barco-taxi, también portugués. Si para algo ha servido la parada del transbordador es para darse cuenta los concellos gallegos de la dependencia que tienen del país vecino. Y si no, que se lo digan a los propietarios de los albergues de peregrinos por los que discurre el Camino Portugués por la Costa.

La apertura de fronteras tras la mejora de la situación sanitaria apenas se dejó sentir en los negocios, que pusieron el grito en el cielo. Al encontrarse sin ferri en Caminha buena parte de los peregrinos optaban por continuar por la ribera del Miño de la parte portuguesa hasta Valença, donde cruzaban a Tui y enlazaban con el Camino Portugués por el interior. La gran beneficiada fue Tui, que vio en esta temporada como desfilaban cantidad de peregrinos.

Las consecuencias económicas y sociales para los municipios por los que discurre: A Guarda, Oia, Baiona y Vigo, llevó a los alcaldes de estos municipios a reunirse para abordar el tema y a pedir auxilio a las autoridades autonómicas e incluso nacionales. A las primeras les pidieron que el Xacobeo tomara cartas en el asunto y a las segundas, que abrieran la frontera.

Mientras que el Concello de Vigo permaneció al margen, como si el Camino Portugués por la Costa no pasara por la ciudad, la Diputación responsabilizó a la Xunta de la situación por no buscar una solución y esta le reprochó que no se enterase de sus gestiones.

Mientras, los responsables de los albergues solo piensan en levantar cabeza. Desde este mes se ha venido a sumar el primero público de Vigo situado en O Berbés. También existen otras dos instalaciones en este término municipal gestionadas por asociaciones de vecinos en las parroquias de Saiáns y en el lugar de Freixo (Valadares).