Patrocinado por

Calas íntimas para evadirse en Barbanza

Aldara Suárez / A. G. RIBEIRA / LA VOZ

VEN A GALICIA

Cada vez más personas apuestan por visitar lugares poco conocidos de la costa de la comarca

11 jul 2021 . Actualizado a las 19:48 h.

Las zonas de baño con baja ocupación están cada vez más solicitadas y buscadas, en un intento por escapar del bullicio del día a día y de las ciudades. La costa de Barbanza es una zona ideal para encontrar el descanso y la tranquilidad que ofrecen unas calas casi vacías.

En el municipio de Porto do Son, localidad conocida por su amplio litoral y playas idóneas para el surf, se ubican una gran cantidad de estos pequeños rincones naturales, entre los que destaca Fonforrón, situado cerca del paseo de O Brañón. Una de sus particularidades es que a medida que sube la marea se queda sin arena, por lo que debe escogerse el momento adecuado para visitarlo. Además, cuando el mar se retira, quedan a la vista una serie de cuevas fruto de la erosión marítima.

Muros también ofrece una amplia abanico de calas en las que sumergirse. Una de las que tiene más encanto es Area Triga, escondida y apartada de las carreteras convencionales. Para acceder a ella es necesario dejar el vehículo en una zona de monte y atravesar el camino restante a pie. Alejada del núcleo urbano y bordeada por naturaleza, es ideal para desconectar del ruido en unas aguas cristalinas y arenas blancas.

A la ría de Arousa no le faltan numerosos refugios que ofrecer a vecinos y visitantes. En A Pobra se pueden encontrar una serie de pequeños oasis ideales para darse un chapuzón lejos de las grandes aglomeraciones. Reciben el nombre de Niñeiriños, Agronovo o Punta Ostreira, y se encuentran entre los arenales de Cabío y San Antonio. Debe llegarse a pie, ya que no hay acceso para vehículos, y son perfectos para huir de las playas más masificadas.

 Acceso peatonal

En el limítrofe concello de Ribeira, entre las playas de Coroso y Río Azor, es posible bañarse en un par de calas de aguas tranquilas, pero con un acceso complejo. La única entrada es peatonal, a través del paseo marítimo que une ambos arenales. Es preciso descender por una cuesta, sorteando diversos obstáculos. Algo que debe tenerse en cuenta si se quiere visitar este lugar es que cuando la marea sube demasiado apenas queda zona de arena, pero hay unas piedras en las que es posible encontrar acomodo.

También bañado por la emblemática ría de Arousa, Rianxo posee pequeños recodos en los que resulta posible disfrutar del agua libre de aglomeraciones. Uno de estos lugares está en las inmediaciones de la playa de O Tronco. En este caso acceder resulta más sencillo que en otros y casi es posible hacerlo en coche.

Por lo que respecta a Boiro, acudir a punta Neixón resulta interesante no solo porque allí se encuentran los castros que reciben el mismo nombre, sino porque hay una cala con escasa presencia de turistas. Llegar hasta entraña cierto riesgo, porque la única forma de poner un pie en la arena es siguiendo un camino de tierra con bastante pendiente.

La mayoría de estos rincones son conocidos únicamente por los vecinos de las respectivas localidades. Sin embargo, cada vez son más los visitantes que deciden escapar de zonas concurridas para explorar por su cuenta en busca de espacios recogidos. La amplia franja costera del área barbanzana supone un descubrimiento constante para quien desee indagar.