De norte a sur y de este a oeste: estos son los lugares que no puedes dejar de visitar este verano
Historia, patrimonio, rutas, paisajes idílicos... son muchos los elementos que confluyen en el interior de los municipios lucenses que son una visita obligatoria para residentes y turistas. Esparcidos por la provincia se encuentran algunos rincones con una amplia oferta de ocio, especialmente en período estival y de vacaciones infantiles, que no han hecho más que empezar.
Foz, Ribadeo, Viveiro, Mondoñedo, Portomarín, A Fonsagrada, Piornedo, Monforte, Belesar y Seoane do Courel. Son diez pueblos singulares que se posicionan como una alternativa de disfrute tanto para lucenses -que siempre tienen la posibilidad de redescubrir el sitio en el que viven- como para los recién llegados, que pueden organizar una ruta para conocer de norte a sur y de este a oeste la provincia más grande de Galicia.
A Mariña es el epicentro del verano en Lugo. Las playas y los chiringuitos a pie de arenal conquistan a los turistas y es que hay municipios que llegan a triplicar su población ante la llegada de extranjeros. La primera parada obligatoria es en Foz, localidad en la que es posible apostar por los deportes náuticos y disfrutar de los enormes arenales. Para los más culturetas, cabe recordar que en Foz está la catedral más antigua de España: la basílica de San Martiño de Mondoñedo. Otra parada obligatorio es el castro de Fazouro, el único que aún se conserva como museo en todo el norte peninsular.
Al llegar a Ribadeo, a unos pasos de los vecinos asturianos, es inviable no visitar la Praia das Catedrais, para la que es necesario reservar en época estival. En la localidad, el centro con sus casas indianas, el puerto y el faro de Illa Pancha son algunos de los atractivos del municipio mariñano, sin olvidar una subida al monte Santa Cruz. Viveiro guarda también lugares increíbles. Con olor a mar, el casco histórico de la localidad, el monte San Roque y el souto da Retorta la convierten en una visita irresistible. O Fuciño do Porco y las playas son otros atractivos singulares de Viveiro.
En Mondoñedo es obligatorio visitar la catedral, un edificio que destaca por la superposición de estilos, y el Museo Diocesano, situado dentro del templo; además conviene ver la casa-museo de Álvaro Cunqueiro y la Ponte do Pasatempo y acercarse a la parroquia de Argomoso para entrar en la Cova do Rei Cintolo.
A menos de media hora de la ciudad de Lugo se vislumbra Portomarín, un pueblo envuelto por el Miño al construirse el embalse de Belesar. A la par de la obra, la población resurgió hasta su posición actual a principios de los años 60. La historia fascinante de la localidad, su iglesia y sus puentes conforman una gran puerta por la que llegan cada año miles de peregrinos que intentan llegar a la Praza do Obradoiro.
Estar en Lugo y no visitar Os Ancares es intolerable. Aunque hay un sinfín de lugares, uno de los municipios más especiales es Piornedo, en Cervantes. Se trata de un lugar auténtico, situado a más de mil metros de altitud. Pallozas de época prerromana y que estuvieron habitadas hasta los años 70 conforman un entorno singular, con sendas de montaña perfectas para un día de madrugón y caminata.
Hacia el este, A Fonsagrada vigila las montañas al posicionarse a casi mil metros de altitud. La seimeira de Vilagocende y el castillo de Burón son dos de los muchos atractivos de la localidad. A una hora de carretera y hacia Asturias se vislumbra Negueira de Muñiz, otro paraíso visitable que es además el concello menos poblado de Galicia. Medorras y castros, además de hórreos y cortíns, permiten disfrutar de un lugar mágico que desprende paz a raudales.
Hacia el sur, Monforte es el segundo núcleo más poblado de la provincia. En el corazón de la Ribeira Sacra es posible disfrutar del Pazo de Tor, del Museo do Ferrocarril de Galicia y de la Torre del Homenaje. A unos pasos de la capital, los miradores se ciñen sobre el Sil, dejando estampas de película. Belesar pueblo es un lugar tranquilo a caballo entre Chantada y O Saviñao, rodeado de vides, con rutas en catamarán que permiten recorrer el río Miño. En lo alto, los codos formaron parte de una ruta secundaria ligada al Camino de Invierno. Seoane do Courel, en Folgoso, destaca por sus paisajes. Una ruta por la Devesa da Rogueira o una escapada a los pueblos de la sierra no defraudarán al visitante.