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Por un itinerario jacobeo rodeado de aldeas prehistóricas en Negreira

cristóbal ramírez

VEN A GALICIA

CRISTÓBAL RAMÍREZ

Caminando por la Prolongación a Fisterra y Muxía

17 jul 2021 . Actualizado a las 04:55 h.

Con todas las prevenciones del mundo, la gente vuelve al Camino de Santiago. Hay también personas, muchas, que les gustaría recorrer una de esas rutas jacobeas pero por precaución no lo hacen. Claro que al menos para quitarse el mono es posible ir un día a las cercanías de Santiago y echar a andar por algún lugar jacobeo donde no haya mucha gente. Por ejemplo, por la Prolongación a Fisterra y Muxía a la altura del municipio de Negreira, previa parada en la villa y alrededores.

De manera que la primera visual hay que echarla a Ponte Maceira, claro, casi de manera obligada desde que entró en el grupo de pueblos más bonitos de España. La segunda al pazo de O Cotón, en Negreira mismo, y a su magnífico arco con capilla adosada bajo el que discurre la carretera que conduce a Negreiroa, donde llaman la atención su iglesia y su cruceiro.

Y a partir de ahí, toca aparcar el coche donde uno desee. Por ejemplo, considérese dirigirse a Zas, dejar atrás esta aldea y cuando se llevan unos cientos de metros aparece a la derecha el desvío a San Martiño de Broño. Y esa pista, a los 200 metros, se cruza con la Prolongación a Fisterra y Muxía. Buen lugar para estirar las piernas y tirar en dirección hacia esas villas marineras.

Por ahí ya no tráfico y los peregrinos son pocos, de forma que el riesgo de contagio queda reducido a la mínima expresión. Se puede andar (con seguridad médica) en suave ascenso: en menos de diez minutos se ha ganado la cota de los 336 metros sobre el nivel del mar, habiendo partido de 36 menos. Magnífica panorámica a la izquierda de los montes de A Pena, ayer campo de mámoas, hoy parque eólico, en el medio refugio de huidos tras el golpe de Estado militar del que mañana se cumplen 85 años.

En menos de media hora -en modo paseo, claro está- se cruza otra pista que conduce por la diestra a Broño y por la contraria a Feáns. Siempre se frente se llega a la aldea de Piaxe disfrutando de una zona de bosque y, por lo tanto, de sombra, y ahí la recomendación es desviarse a la izquierda para contemplar la iglesia de San Mamede da Pena. No impresiona, pero el entorno resulta grato.

Aunque si el paseo supo a poco (ojo porque hay que volver al coche) entonces en Piaxe procede girar a la derecha, por pista, y a los 800 metros, antes de una curva muy pronunciada a la izquierda, atreverse a subir ese outeiro algo escarpado. Se trata de un lugar histórico: el Alto dos Castros, que los vecinos también conocen como O Castelo: un gran mirador sobre el valle de Barcala (a pesar de los árboles), con los montes de A Pena en la retaguardia. Y por cierto no es el único: en los ya mencionados Broño y Feans se han inventariado sendos castros. De hecho, estas dos aldeas demuestran la continuidad de población que desde tiempos prehistóricos ha existido y existe en Galicia. También en las tierras compostelanas, como no podía ser de otra forma.