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La importancia de haber recuperado el Códice: el libro es la esencia del Camino de Santiago

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

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El jefe de la Brigada de Patrimonio de la Policía Nacional, Antonio Tenorio, y el juez Vázquez Taín entregan el Códice Calixtino al arzobispo de Santiago
El jefe de la Brigada de Patrimonio de la Policía Nacional, Antonio Tenorio, y el juez Vázquez Taín entregan el Códice Calixtino al arzobispo de Santiago XOÁN A. SOLER

El papa Calixto II, el que instauró el año santo compostelano, fue el promotor de la obra

20 jul 2021 . Actualizado a las 01:13 h.

El Códice Calixtino ya era una joya histórico-artística antes de que Manuel Fernández Castiñeiras decidiera llevársela de la Catedral de Santiago hace ahora diez años. El robo protagonizado por el exelectricista del templo no le dio ni le quitó un ápice de esa importancia, porque afortunadamente fue recuperado intacto, pero sí que hizo que fuese mucho más conocido popularmente, ya que hasta entonces, más allá de historiadores y expertos, pocos conocían de su existencia y valor pese a que es la esencia misma del Camino y de toda la tradición jacobea.

El libro, que data del siglo XII, es un códice miniado de 225 folios de pergamino numerados con paginación romana y con una caligrafía clara. Toma su nombre del papa francés Calixto II, que fue el líder de la Iglesia Católica desde el 8 de febrero de 1119 y hasta su muerte en Roma el 13 de diciembre de 1124. Era hermano de Raimundo de Borgoña y, por tanto, tío del rey leonés y emperador Alfonso VII (Caldas de Reis, 1105-Santa Elena, 1157). La figura de Calixto II se escribe con letras de oro en la historia compostelana porque fue él quien en 1120 concedió a la ciudad la dignidad metropolitana de Mérida y el que instauró el Año Santo Jacobeo, lo que impulsó las peregrinaciones durante toda la Edad Media.

El Códice consta de cinco libros y fue Calixto II el que encargó el segundo de ellos, lo que le concedió su nombre. En este tomo se narran los 22 milagros atribuidos a Santiago y está considerado como el de más antigua redacción. El primero es una detallada guía litúrgica para la celebración del culto al Apóstol que incluye sermones de santos como san Agustín. La tercera parte narra la traslación, mientras que la cuarta, la Historia de Turpín, narra las conquistas de Carlomagno con la ayuda de Santiago.

El quinto libro es una guía para a orientar a los peregrinos en su viaje a Compostela en la que se describen desde las rutas a recorrer, los ríos, fuentes e iglesias que se pasan y hasta los peligros que deberá afrontar el caminante.

El quinto tomo es la primera guía de viajes de la historia que cita pueblos, peligros y hospitales

De forma muy gráfica, se dice que el Códice Calixtino es, como libro, el equivalente al pórtico de la Gloria en la arquitectura. A ambos se los equipara en importancia histórico-artística y cultural. Uno de sus más destacados valores es que es la primera guía de viajes de la historia, porque eso es lo que es su quinto tomo, una recopilación de qué rutas seguir que empieza diciendo: «Son cuatro los caminos a Santiago que en Puente la Reina, ya en tierras de España, se reúnen en uno solo».

Pero va más allá, porque este libro del Códice es muy moderno como guía, porque recopila los nombres de los pueblos por los que pasa la ruta, los hospitales a los que se puede acudir, «los buenos y malos ríos», como se los define, y hasta las «cualidades de las gentes» con comentarios etnográficos del tipo «tras este valle se encuentra Navarra, tierra considerada feliz por el pan, el vino, la leche y los ganados» o, ya en Santiago, «entre dos ríos, uno de los cuales se llama Sar y el otro Sarela, está situada la ciudad de Compostela. El Sar está al oriente, entre el Monte del Gozo y la ciudad; el Sarela está al Poniente». Tampoco deja de advertir de los peligros de la ruta en forma de asaltadores de caminos.