Patrocinado por

Ruta por Baroña entre los restos de siete molinos y una capilla

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

VEN A GALICIA

El curso del río San Tomé constituye un museo etnográfico al aire libre

19 jul 2021 . Actualizado a las 13:42 h.

Hay lugares que invitan a realizar un viaje al pasado, con ruinas que evocan otras épocas y otras formas de vida. El río San Tomé, en el monte de la parroquia sonense de Baroña, es uno de ellos. Esconde, entre la frondosidad de su bosque, tesoros dignos de ser descubiertos, entre los que destacan los restos de siete molinos de agua y una capilla.

Se trata de un museo etnográfico al aire libre al que se accede a través del vial que discurre desde Porto do Son hacia la aldea de Penas. Para facilitar tanto la llegada como la localización de los restos más destacados, la comunidad de montes de Baroña ha instalado paneles informativos, mediante los que se pueden descubrir también las especies de flora y fauna que habitan en el lugar.

La entidad también ha instalado puentes de madera y cuerdas en los puntos de difícil acceso, con el fin de facilitar un paseo que discurre paralelo al río San Tomé, salpicado de áreas plagadas de árboles autóctonos y ruinas que evocan tiempos pasados.

A lo largo del río se conservan las estructuras de siete molinos que algún día, alimentados por las aguas del San Tomé, trituraron el grano de los vecinos del lugar. En el interior de algunas de estas construcciones todavía es posible ver las redondas piedras que machacaban el cereal.

Ermita de 1700

La ruta ganó un atractivo recientemente, tras las obras de consolidación de los restos de una antigua capilla impulsadas por la comunidad de montes. Aunque solo quedan unos bajos muros, puesto que una riada se llevó buena parte de la estructura en los años 50, la actuación ha dejado visible la planta del edificio religioso. Pese a que se desconoce la fecha de construcción de la ermita, hay constancia documental de que ya existía en 1700.

La comunidad de Baroña quiere aprovechar el encanto del lugar para convertirlo en escenario de una ferial anual de oficios.