Estos son algunos de los sitios más recomendables para las tardes de verano con un cielo gris
25 jul 2021 . Actualizado a las 21:40 h.El interior de la provincia ofrece una variedad de rincones para descubrir, aunque el tiempo no acompañe. Palas, Begonte, Cospeito, Outeiro de Rei y Guitiriz ofrecen rutas, parajes naturales y monumentos históricos, además de una gastronomía propia que los convierten en lugares de visita obligatoria, tanto para turistas como para residentes.
Aunque Palas se ha convertido en un lugar de descanso para el peregrino pues por la villa transcurren dos rutas del Camino de Santiago, el Francés y el Primitivo, tiene mucho más que ofrecer. Enclaves naturales, monumentos históricos y rutas de senderismo hacen de este municipio un lugar único. Para los amantes de la historia, el castillo de Pambre se presenta como una gran opción pues es una de las construcciones nobiliarias mejor conservadas de todo Galicia. Las tabernas y restaurantes, donde es imprescindible degustar el queso local con Denominación de Origen Arzúa-Ulloa, también permiten conocer el atractivo gastronómico de la zona.
Parte de la riqueza natural de la comarca franqueada por el Miño se encuentra en Cospeito. Para disfrutar de unas vistas privilegiadas del municipio es necesario desplazarse hasta la parte más alta de pueblo, en A Feira do Monte, que cuenta con un mirador desde donde se puede gozar de unas vistas privilegiadas de todo el concello y desde donde también se puede ver uno de los humedales más importantes de Galicia. La laguna de Cospeito sobre la que, según la leyenda, se esconde una ciudad sumergida, se encuentra a medio kilómetro del centro del pueblo, lo que permite desplazarse andando hasta el lugar que cuenta, además, con un Centro de Interpretación.
En A Terra Chá también está Guitiriz, municipio conocido como «la tierra del agua». Por ello, destaca el área recreativa de Sete Muiños, situado a orillas del río Forxa. A lo largo de este recorrido se puede descubrir parte del entorno natural del concello formado por pequeñas cascadas y siete molinos. Para aquellos a los que este paseo se les haga poco pueden atreverse con la Ruta del Agua, un recorrido a pie de unos 20 kilómetros. El municipio también tiene uno de los iconos gastronómicos de la zona, por lo que no puedes irte sin probar la torta de maíz elaborada de forma artesanal en las panaderías del concello.
Outeiro de Rei, a tan solo 15 minutos de la capital, es más que visitado por su famoso puente colgante con el que se inaugura la ruta de la Insua de Seivane, de corto recorrido y apta para niños. Al cruzar el puente de Parada, llegas a la isla donde se encuentra el área de descanso, equipada con bancos, mesas y barbacoas. En ella también hay un sendero a través del que puedes recorrer una caminata de una media hora mientras disfrutas del paisaje a las orillas del río Miño.
El concello limítrofe de Outeiro es otra de las paradas más recomendables. Begonte cuenta con un gran patrimonio religioso, formado por más de 20 iglesias y capillas, entre las que destaca la Iglesia de Donalbai que cuenta con dos cruceros cerca de ella. El lago conocido como Pozo do Ollo, paraje de mitos y leyendas, y el conjunto Pena dos Mouros —este último está en mal estado por lo que es mejor observarlo de lejos— completan el patrimonio histórico y natural del lugar.