Se han sumado a la propuesta de la Xunta ante la negativa del Concello a promocionar la ruta jacobea, que en julio recuperó el paso de 1.475 peregrinos
07 ago 2021 . Actualizado a las 02:09 h.Vigo ya no es el único municipio de Galicia sin guía de ruta para los peregrinos. Al menos, de forma extraoficial. Ante la persistente negativa del alcalde a dar su autorización para señalizar el Camino Portugués por la Costa, la Xunta acudió a los comerciantes y hosteleros en busca de colaboración, y estos han respondido. Las indicaciones que ponen rumbo a Redondela -la concha y la flecha amarilla que marca la dirección- se pueden encontrar repartidas ya por 180 escaparates que pueden avistar los caminantes con destino a Santiago.
La desorientación que sufren muchos de los peregrinos al pasar por Vigo es uno de los principales obstáculos que frustran la promoción de la ruta costera. Desde la puesta en marcha de la iniciativa, en mayo, 180 comercios y locales de hostelería vigueses han colocado los vinilos cedidos por la Xunta. Están repartidos de Coruxo hasta Teis, bordeando el río Lagares para pasar por la plaza de América, el Casco Vello o el Areal.
Pero, aunque el sector servicios de la ciudad se ha mostrado favorable a la petición del Gobierno autonómico, aún no han encontrado en el Camino el potencial turístico que puede llegar a tener. Para Isaura, que regenta el bar Vedoira de la Alameda, promover el recorrido a Santiago «es bueno porque todos somos gallegos y está bien reivindicar nuestro patrimonio», pero tampoco ha visto por el momento que aporte «un valor especial a Vigo». Fran Barreiro sí ha notado más el tránsito de los peregrinos de paso por su tienda, La Colegiata Store, situada en el Casco Vello. En su tienda, hasta sella credenciales a los caminantes. «Vienen a preguntar bastante», comenta Barreiro, porque «están desorientados y no saben hacia dónde ir». Parece bastante lógico, ya que la señalética es aún escasa para la cantidad de cruces de callejuelas de la zona antigua. El motivo fundamental es la cantidad de locales cerrados que la recorren, y eso que muchos siguen marcados por las señales no oficiales repartidas hace dos años por la asociación del Casco Vello.
En otras zonas de la ciudad, la señalización se hace mucho más evidente. En un tramo recto y sin pérdida como es el que va desde el parque de Castrelos hasta el final de López Mora -salvo, quizás, cuando toca atravesar la plaza de América-, 29 locales lucen la concha y la flecha. Eso sí, a la hora de coger la Seara, calle desabastecida de cualquier tipo de tienda o bar, el peregrino tendrá que buscarse la vida hasta reencauzar la zona comercial.
La farmacia Castrelos ha querido aprovechar la necesidad de tiritas, cremas y otros remedios para la cura de pies de los caminantes que están de paso. Por eso, ademas de las señales, ha adornado el escaparate con temática del Camino, exhibiendo también «artículos pensados en formato pequeño, que les quepa en el bolsillo», explica la farmacéutica Nuria Valeiras.
En la farmacia notan una afluencia menor de peregrinos que hace dos años, pero la demanda actual de la ruta costera es significativa en el contexto de situación sanitaria. Según la Oficina de Acogida al Peregrino, entre junio y julio más de dos mil peregrinos -1.475 en el último mes- se han acreditado en Compostela tras hacer el Camino Portugués de la Costa.
De todos modos, el porcentaje de peregrinos que escogen esta ruta ha descendido ligeramente: si en el 2019 suponían alrededor del 6 % del total, este verano rondan el 4 %. La Diputación y la Xunta están poniendo empeño en impulsar el Camino por su interés turístico para la provincia. Hace un mes se abrió el primer albergue público en Vigo, que ha acogido 368 peregrinos hasta el momento. Cabe esperar que este afán promotor, así como la recuperación del ferri que conecta Caminha con A Guarda, comience a dar pronto sus frutos y se recupere el tirón jacobeo.