Las nuevas visitas nocturnas a la basílica descubren una atmósfera sosegada y mística
22 ago 2021 . Actualizado a las 21:35 h.Caída la noche, un grupo de veinticinco personas se adentra en el portón de Platerías para conocer la Catedral de una manera totalmente distinta. Eran los primeros en poder hacerlo, a las 22.30 horas del martes, bajo la atenta mirada de varios curiosos que preguntaban si ellos también podían acceder al interior.
La visita arrancaba, precisamente, en el nacimiento de la Catedral: desde la girola. Un lugar que cambia completamente de iluminación después de las labores de restauración que se han llevado a cabo durante los últimos años. Todas las lámparas de este espacio, de estilo neogótico e inspiradas en las antiguas votivas, suspenden de la nave creando un espacio mucho más espiritual y acogedor. «La gente no se ha acercado nunca a conocer la Catedral en este espacio de tranquilidad», explica Pedro Rey Alvite, guía de la visita.
Los 700 puntos de luz que se han colocado en la iglesia consiguen, con una iluminación muy tenue, crear una atmósfera completamente diferente a la que se da durante el día. Con este ambiente, la atención recae totalmente en el altar mayor. Gracias a esta nueva cita nocturna que ofrece la Catedral, es posible adentrarse mucho más en él, algo que resulta imposible en otro horario. «En la renovación de la cubierta del altar, retirando diferentes partes de escayola, sorprendió poder recuperar las figuras con este estado de conservación», asegura Pedro Rey. «Antiguamente, debido a las humedades, velas, inciensos, humo y polvo, se deterioraron mucho los brillos de los dorados del altar, y ahora, gracias al proceso de restauración en el que retiraron todas esas capas, le han dado otra vez vida», añade.
Unas labores que también sirvieron para darse cuenta de equívocos del pasado. El rey Felipe IV, uno de los cuatro monarcas que rodean en el altar a la figura de Santiago, tenía la cabeza intercambiada con otro de los reyes que conforma la escena. «Es uno de los detalles y anécdotas que podrán descubrir los visitantes de estas visitas», comenta el guía.
La iluminación que se ha creado en este lugar pretende realzar mucho más los relieves de los dorados. Una luz que señala ciertos puntos concretos, como los casetones que se encuentran encima de la figura de Santiago, y que permite apreciar todos los pequeños detalles.
En la nave, las nuevas lámparas consiguen recuperar la iluminación de la época, cuando se alumbraba con velas. Destaca el órgano, que muchos tendrán el placer de escuchar en esta nueva visita. «Seguramente le cuadre a algún grupo escuchar el ensayo del organista durante su recorrido», asegura Pedro Rey.
El itinerario también pasa por la tribuna, donde se pueden apreciar los grandes volúmenes de la iglesia. Esta parte más alta de la nave orienta su luz al punto más alto del templo, los corderos, que indican la llegada a la gloria. Un espacio ahora vacío, pero que está previsto que albergue piezas museísticas de alto valor en un futuro, tal como apuntan desde la Fundación Catedral.
Otro de los espacios incluidos en la visita es la capilla de las Reliquias, donde ahora también se encuentra el bastón del Apóstol, así como otros objetos de gran interés artístico. Pero el momento clave del recorrido es la contemplación pormenorizada del pórtico de la Gloria.
El pórtico de la Gloria, la joya de la corona que también brilla de noche
Antes de la restauración del Pórtico, era muy difícil ver su policromía. La tupida capa de polvo, de humo de incienso y velas, evitaba apreciar sus figuras. Además, se producían infiltraciones de agua, procedentes de las torres, que producían daños a través de sus sales. Ahora, gracias al trabajo complejo, minucioso, de recuperación y a una iluminación que resalta cada uno de sus elementos, se pueden admirar todas sus particularidades.
«El trabajo de restauración ha sido complejo, pero también un éxito, porque le han devuelto la policromía y la salud a la propia piedra», explica Pedro Rey. En el proceso, cuando aparecían pinturas más recientes, no se siguió rascando. El resultado son «diferentes momentos de policromía que nos aportan el paso del tiempo en el Pórtico a través de sus policromados». Poder ver esas pinturas originales es una de las características más espectaculares de esta obra del maestro Mateo del siglo XII.
También quedaron reconocibles algunos ritos de peregrinación, como la huella de la mano en la columna del parteluz del Pórtico. Aunque ahora, por medidas de protección al mismo, no puede tocarse ni esa ni ninguna de sus figuras, sí se distingue con mucha más claridad. Un cuidado que se preserva con otras restricciones como las visitas con aforo limitado a veinticinco personas.