Música en vivo y una caña, eso es lo que ofrecen cada vez más locales gallegos que apuestan por trasladar el concierto a sus exteriores. La fórmula es imbatible en tiempos de covid. Estas terrazas de Arousa, Barbanza, A Coruña, A Pobra y A Toxa lo demuestran
14 ago 2021 . Actualizado a las 11:05 h.Aire libre, algo refrescante y música en vivo. Este es el tridente que triunfa en las tardes de covid por toda Galicia. Muchos locales se han reinventado para ofrecer algo más que la consumición. Sumarle a las vistas y a un entorno natural una banda sonora en directo está siendo el plan perfecto de bares y salas que llenan su aforo cada fin de semana. Por toda la comunidad prolifera este plan al que se han sumado numerosos locales que tienen la suerte de contar con terrazas aptas para ello. Hostelería y música se fusionan así en una comunión que beneficia a dos sectores golpeados por la pandemia. Seguidores no les faltan, a juzgar por la gran aceptación que están teniendo iniciativas como las de los siguientes cinco establecimientos de Vigo, Ourense, A Coruña, A Pobra y A Toxa.
La ruta empieza por el sur y la ciudad olívica. A partir de la noche mágica de San Xoán, cada sábado se reúnen los mejores artistas locales para amenizar el atardecer desde la terraza del bar O Pirata con sus actuaciones. La arena de la playa de los Olmos, el bullicio de la gente, las vistas al mar y la música en vivo conforman un cóctel perfecto para el disfrute del fin de semana. Después de una época muy sensible para la cultura musical, estos eventos semanales significan una oportunidad para todo tipo de artistas. «En nuestra terraza actúan desde bandas que hacen covers y conciertos acústicos, hasta otras locales, como las del Maketón. Es importante que los músicos puedan compartir sus temas», indica la responsable del local Elena de Frutos.
Con un ambiente inmejorable, los clientes aprovechan la entrada gratuita al espectáculo para completar cada sábado todo el aforo disponible. «Lo hacemos por amor al arte, y la gente siempre ha respondido bien. Lo más importante es ayudar al artista y que el cliente disfrute libremente del concierto al aire libre. Por eso no se cobra entrada», añade De Frutos. Al actuar en una terraza abierta, la climatología se vuelve un factor clave de la programación. Sobre todo en un verano tan imprevisible como el que se está viviendo este año en Galicia. Para adaptarse a ello y conseguir el objetivo final, De Frutos explica que la organización del evento se está haciendo «un poco sobre la marcha», y que lo realmente importante es conservar la programación cada semana para apoyar todo lo posible a la cultura musical.
CARBALLEIRA EN OURENSE
El verano es para las terrazas también en Ourense, y qué mejor que si mientras te refrescas con una bebida en buena compañía, te deleitan con otro concierto. En la provincia hay varias opciones para disfrutar de este plan. Empezando por la propia capital, son viejas conocidas las sesiones vermú con disyóquey que organiza El Pueblo desde su ventana, que da a las mesas situadas en la praza Pena Vixía. La misma tónica tienen en Mur Marxinal, donde algunos fines de semana es posible ponerse a bailar -sin moverse de la silla- gracias a la actuación de pequeños grupos locales. Los atardeceres de concierto en el parque náutico de Castrelo de Miño son casi un clásico del verano ourensano. En su programación, con varias citas musicales a la semana, están incluidos grupos de jazz, de rock, de pop. O incluso performance.
Aunque una de las terrazas más acogedoras de la provincia está en el concello de Vilar de Santos, y es la que propone el café cultural A Arca da Noe -que no de Noé-. Para garantizar la tranquilidad de los clientes y las medidas higiénico-sanitarias frente al covid, desde que comenzó la pandemia, el bar ha mudado sus conciertos al Espazo Carabuñas, en el mismo municipio ourensano. Se trata de una carballeira de dos hectáreas, con mesas distribuidas entre los mismos árboles, salpicadas con hileras de bombillas y de banderitas de colores que decoran un ambiente ya de por sí fantástico. «Facemos comida ou merenda máis concerto», explica Noemí Vázquez, la promotora de las actividades. La entrada para acceder cuesta 20 euros e incluye el menú, en el que hay varias opciones que están pensadas también para el público vegano. Durante los próximos fines de semana en A Arca da Noe sonará la voz de Sofía Espiñeira o de Xosé Líz, y también los acordes de grupos como Atlantic Folk o Fixe Trio.
Quiosco en A Toxa
No solo de urbanizaciones de lujo se nutre A Toxa. Nada más acceder a la isla, en la orilla de una de sus primeras playas y alojado bajo un denso pinar se encuentra el chiringo —ellos prefieren llamarlo quiosco— O Quinto Pino.
Tres años han sido suficientes para que este rincón meco haya llamado la atención de los amantes de la música. Por allí pasan, de jueves a domingo, dos o tres grupos y otros tantos Dj's. En horario de tarde —a eso de las siete o las ocho— y en ocasiones también en sesiones vermú. «Invito siempre a todos los grupos de O Grove y a mayores traigo artistas de fuera», cuenta su responsable, Breixo Serantes. Como fue el caso del pasado fin de semana. La ambientación musical del sábado corrió a cargo de Malaguita Dj, y el concierto del domingo fue de Factoría de Subsistencia, la banda que lideran Josito Porto y Sabela Dacal.
La idea de ambientar el quiosco con música en directo, explica Breixo, surgió «porque el espacio se prestaba para ello». Y así es, efectivamente. Porque O Quinto Pino conserva la esencia de los chiringuitos clásicos, de los de siempre. Un quiosco de madera con mesas y sillas, muchas de ellas, sobre la propia arena. No hay carpas ni toldos. Apenas algunas sombrillas, porque la mayor parte del espacio goza del sombreado natural que le ofrece el amplio pinar que al local le sugirió el nombre.
Hacía 20 años que en la isla de A Toxa no había chiringuitos. Y fue precisamente eso lo que hizo que Breixo pusiera allí su mirada. «Buscaba algún sitio nuevo y este entorno me pareció maravilloso», comenta. «El pinar, la playa, el puente de la isla, la ría, los atardeceres... Aquí lo tengo todo».
Pero lógicamente no solo de música —y ni siquiera de cervezas— vive la clientela de los chiringuitos, así que O Quinto Pino ha sumado a su propuesta una oferta gastronómica que se concreta, principalmente, en una barbacoa, que nutre de churrasco y sardinas al personal. No faltan tampoco los bocatas, las empanadas y algunas tapitas típicas estivales como los fingers de pollo o los pimientos de Padrón.
Con el mar en A Coruña
Cada domingo, a las 12.30 del mediodía, el ajetreo del centro de A Coruña se empieza a fundir con la música procedente de la terraza de la sala Moom, en pleno paseo marítimo. Desde principios del verano, el local ha ido congregando semanalmente a grupos locales, en un intento de volver a la normalidad. El foco está puesto en la cultura y, en concreto, en la música. «La idea es reactivar la dinámica de trabajo, que vuelva a girar la rueda de la música y todas las personas que viven de esto», afirma Luis Diz, gerente de la sala. La Moom ha dado un giro a su actividad habitual para unirse a la «moda» de la sesión vermú: «Quisimos aprovechar y ocupar ese espacio matinal en el que la gente no suele tener mucha ocupación, y acompañarlo con música en directo de calidad», tratando también de «adaptarse a la nueva realidad, a las necesidades de la gente y los nuevos hábitos de salud». Además, el evento cuenta con entrada gratuita, en un intento de «no cerrarle puertas a nadie» y que todo el mundo pueda disfrutar de la música. ¿El mayor aliciente para acudir a los conciertos? Una terraza de grandes dimensiones, para Luis «la mejor de la ciudad», pues cuenta con «unas vistas impresionantes y una situación estratégica». Además, el gerente destaca que la estructura es «muy llamativa» y que la amplitud del local es la óptima ante las necesidades de distanciamiento social. Diz tiene claro que ese «cóctel» de un buen vermú, una música en directo excelente y unas vistas incomparables «es suficiente para convencer a cualquier persona de que vaya a disfrutar de ese momento en el Moom los domingos por la mañana».
El festival del Barbanza
Detrás de Cabío 22, que este año se estrena en la emblemática playa del mismo nombre en A Pobra do Caramiñal, está José Patiño. «Nuestra idea era crear un espacio que con el tiempo sea un referente en Galicia», comenta el empresario, que está al frente también de locales como Orballo Cultural o Wake Up y apuesta por el protagonismo de la música. Así habría sido de no ser por el mal tiempo y las restricciones sanitarias impuestas. El cartel de conciertos del Cabío 22 para el mes de julio era digno de un festival. Con nombres como Cora Velasco, Carolina Rubirosa, Su Garrido Pombo, Wavy Gravies, Sinestesia, Jhonny B Zero... Pero apenas algunos pudieron celebrarse. El resto, explican los responsables del chiringo, «intentaremos reprogramarlos en agosto». Y a ellos se sumarán otros como los de Chelsea Boots, Yoli Saa o Apart. «Apostamos fundamentalmente por ser un escaparte para los artistas emergentes», añaden.
El Cabío 22 programa conciertos los viernes y sábados a las ocho de la tarde y los domingos a la una del mediodía. Y no es inusual que tras las actuaciones algún Dj se encargue de ambientar musicalmente el espacio. O los espacios, sería más exacto decir. Porque una de las singularidades del Cabío 22 es la diversidad de ambientes que acoge. Unos más propicios para el relax y la copa tranquila, en las tumbonas, frente al mar y a la sombra de los árboles; otros ideales para la charla, bajo las sombrillas; los más animados se ubican a la vera del escenario; e incluso hay una zona desde la que poder ver los partidos de pádel. Porque también eso incluye la oferta de este chiringo: una pista de pádel reglamentaria en la que poder jugar bajo reserva previa. Cómo no, con música de fondo.