Ofrenda de Manuel Piñeiro a la virgen tras sobrevivir a un accidente en el mar
21 ago 2021 . Actualizado a las 13:36 h.«Pedinlle un desexo á virxe da Lanzada e o desexo cumpriuse. Agora tócame a min cumprir. Este banco é por unha ofrenda que lle fixen á virxe». Así se expresa Manuel Piñeiro, Manolo para sus amigos y convecinos y natural de Noalla, que sobrevivió a un grave accidente en la playa de Pragueira en el 2014 y que con la colocación de un banco de piedra junto a la ermita de la virgen quiso mostrar su devoción y su gratitud. En el banco, escrito en grandes letras, se puede leer: «Grazas pola vida». Es el segundo de estos bancos existente en el litoral de Sanxenxo. El primero lo colocaron en Pragueira, lugar donde Manolo tuvo el accidente y como homenaje a Daniel, el hombre que le sacó del agua aquel 2 de octubre de hace siete años.
Él mantiene intacto el recuerdo de lo que ocurrió aquel día de otoño. «Era un tempo de calor marabilloso, e por iso fun ata a praia». La aparente calma del mar fue engañosa y aunque está acostumbrado a Pragueira, aquel día fue diferente. «Viñeron dúas ondas e empuxáronme contra o paredón de pedra, ás rocas, e batín co peito, non podía respirar», relata. Con las pocas fuerzas que le quedaban aún fue capaz de subir y bajar dos veces a la superficie, levantando la mano, «por se alguén me vía».
Al final, acabó rindiéndose, pero en tierra la mujer de Daniel lo vio y avisó de que había una persona en el agua que estaba en problemas. Este vecino no se lo pensó dos veces. Saltó por las rocas hacia el mar con toda la velocidad que pudo y se lanzó al agua para rescatarlo. «Eu xa me deixara tirar para abaixo e pedinlle un desexo á virxe da Lanzada e ese desexo cumpriuse», apunta Manolo. Mientras tanto, Daniel había logrado nadar hasta donde estaba y zambullirse en el agua hasta agarrarlo y sacarlo a hasta la orilla, donde lo pudieron atender los servicios sanitarios.
Primero en Pragueira
En el 2019, con la entusiasta colaboración de un grupo de amigos y como sorpresa, se les ocurrió hacer un banco de piedra y colocarlo en Pragueira, cerca de la casa de Daniel, sin que este lo supiese, y así mostrar su agradecimiento por su valentía al exponerse también en el mar para sacarlo a la playa.
«O rapaz pillounos cando o estabamos a colocar e, aínda así, foi moi emotivo. Emocionámonos todos», relató en su momento Fernando Martínez, propietario del restaurante A Nova Ponte, en Major. Fue Fernando quien le sugirió a Manolo la idea de poner el banco en Pragueira y también uno de los que está detrás de repetir la experiencia en A Lanzada.
Fernando es un firme defensor de su parroquia y fue uno de los pioneros a la hora de dotar de un asiento especial a lugares privilegiados de las Rías Baixas. Uno de los primeros bancos de la provincia lo colocó este vecino de Noalla, con otros amigos, en punta Faxilda, donde dicho sea de paso, luce una de las escasas puertas de la costa, si es que hay más, a modo de ventanal paisajístico al océano.
Desde ayer, el nuevo banco de la ermita de A Lanzada, orientado a poniente, dará la bienvenida a todos los que se acercan a ver el pequeño templo románico, uno de los más famosos de Galicia y ubicado en uno de los lugares más mágicos y legendarios de la cultura popular gallega.
El banco, con su mensaje de agradecimiento, aspira a convertirse en un atractivo más a un entorno natural inigualable, donde todavía se pueden palpar los ecos de las innumerables generaciones que han acudido en peregrinación a este punto de la costa.