José Antonio Rey, peregrino lucense: «Desde el 2003 hago el Camino de Santiago como mínimo dos veces al año»
VEN A GALICIA
Este profesor de instituto llegó a la capital gallega en más de veinte ocasiones por muchas de las rutas existentes, aunque opta por el Camino Primitivo ante la actual saturación del Francés
30 ago 2021 . Actualizado a las 11:17 h.Hay personas que deciden hacer el Camino de Santiago por motivos religiosos. Otras lo hacen para socializar y conocer a personas de múltiples lugares y culturas. En el caso de José Antonio Rey, un problema personal fue la circunstancia que le empujó a comenzar a peregrinar. «La primera vez que hice el Camino fue para cumplir una promesa. Mi padre estaba enfermo y al final las cosas salieron bien. Desde entonces, lo hago todos los años, dos veces como mínimo, una en solitario y otra con mis alumnos», afirma este lucense, que ejerce como profesor de educación secundaria en el IES Leiras Pulpeiro de Lugo. La primera ruta que realizó fue el Camino Francés, en el año 2003, que empieza en Roncesvalles y finaliza en Finisterre, pasando por la capital gallega.
Desde que se inició en el Camino de Santiago, Rey ha recorrido sus múltiples variantes en más de una veintena de ocasiones, aunque no es capaz de recordar la cifra exacta: «El Camino Francés lo hice más de diez veces, además de muchas otras rutas: el Primitivo, el del Norte, la Vía de la Plata (desde el sur de la península), el Aragonés, la Ruta del Ebro, el Baztanés (desde la Bayona francesa), el Vadiniense y Lebaniego (a través de los Picos de Europa), el del Salvador (variante del Francés que comunica León con Oviedo)...». A día de hoy, el lucense tiene claras sus preferencias: «Para socializar y conocer gente, el Francés es el ideal, pero está muy masificado. Para mí, el mejor es el Primitivo, que pasa por Lugo, porque aún conserva ese halo de virginidad. Es muy duro, porque atraviesa las montañas asturiana y gallega, pero el paisaje es impresionante».
Los beneficios de peregrinar
«No es que el Camino de Santiago te haga mejor persona, pero sacas experiencias positivas siempre». Esta es la conclusión de Rey sobre la ruta de peregrinación gallega, una experiencia repleta de ventajas que el lucense recomienda recorrer al menos una vez en la vida. «El Camino me enganchó desde el principio porque es una forma de socializar. Conoces a gente de todo tipo, de todos los lugares y culturas. Es una fórmula muy interesante para aprender idiomas y una buena opción a la que destinar las vacaciones de verano», detalla Rey, quien también afirma que en todos los años que lleva peregrinando ha tenido vivencias de todo tipo: «Mientras vivas la experiencia, da igual los motivos que te lleven hasta ella. En ese sentido, he visto de todo, incluso gente que hace el Camino solo para ligar».
Educar a través del Camino
Todos los años este peregrino comparte la experiencia del Camino con sus alumnos, realizándolo con ellos durante el curso. «Normalmente, salimos desde O Cebreiro. De hecho, el año pasado la vicedirectora del instituto desarrolló un intercambio relacionado con el Camino en el que iban a participar franceses, portugueses, italianos... Tuvimos tan mala suerte que cuando iban a venir aparecieron los primeros casos de covid en Italia, y después en Francia. No sé si vamos a poder retomar el proyecto, pero si no haré el Camino de todas formas con los chicos de cuarto de la ESO», explica Rey, que incide en la importancia de esta experiencia para la formación vital de los alumnos.
Por este motivo, hace unos años el peregrino utilizaba su perfil de Facebook para compartir sus vivencias relacionadas con el Camino de Santiago. Como profesor de Geografía e Historia, Rey compartía vídeos relacionados con el medio ambiente y la vegetación «como si le estuviese dando clase a los chavales».
«A día de hoy parece que pesa más el negocio que el propio Camino»
Este verano, el peregrino lucense optó por recorrer el Camino Primitivo y afirma que la saturación de la ruta le sorprendió. «Había mucha más gente de la que yo esperaba y eso que esa variante en concreto está mucho menos masificada que, por ejemplo, el Camino Francés. La mayoría era turismo nacional, por el tema del covid, cuando normalmente es al revés, el 80% de los peregrinos son extranjeros», explica Rey.
Esta congestión del Camino provocó que muchos albergues se viesen incapaces de hacer frente a la demanda de alojamiento. Esta situación derivó en que muchos peregrinos se viesen en la necesidad de tener que pernoctar en las calles. «El problema es que la oferta hotelera y de albergues era mucho menor que la demanda. Lo que no puede ser es que un peregrino duerma en la calle. Además, me consta que en algunos lugares abrieron los albergues de la Xunta, pero en otros los públicos estaban cerrados. Es comprensible que quieran dar salida a la iniciativa privada, pero si está todo hasta los topes habrá que buscar soluciones. En Asturias, por ejemplo, durante todo el verano hubo bastantes problemas con este tema», detalla Rey.
En cuanto a la época del año idónea para realizar el Camino de Santiago, el peregrino apuesta por el otoño o durante las vacaciones de Semana Santa. «Hacer el Camino de Santiago en verano no te permite disfrutarlo, hay demasiada gente, es preferible escoger otros momentos en los que la ruta en Galicia no esté tan saturada».