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Así son las nuevas tabernas marineras

Patricia García Lema
Patricia García

VEN A GALICIA

Leo con el producto que trae de las lonjas de Fisterra, Malpica y A Coruña
Leo con el producto que trae de las lonjas de Fisterra, Malpica y A Coruña VÍTOR MEJUTO

CON PRODUCTO DE CERCANÍA, vistas al mar y un toque a puerto pesquero. Los bares marineros se reinventan para ofrecer menús degustación, platos diferentes y un espacio que trae de vuelta el sabor a mar. Date un auténtico chapuzón de sabor

06 sep 2021 . Actualizado a las 07:54 h.

Nasas, mesas de madera y un comedor que mira a la playa de Riazor, en A Coruña. AVoltA es una taberna marinera que se estrenó este verano en la avenida Pedro Barrié de la Maza, en A Coruña. «Empecé en el restaurante de mis padres. Allí trabajaba de camarero y me enamoré de la cocina. Después me quise formar y me fui a la escuela Álvaro Cunqueiro. Y a partir de ahí empecé a volar». Leo Fuentes habla con pasión del camino hasta llegar a tener su propio restaurante. La pandemia le pilló trabajando como chef en Fisterra. En el fin del mundo se enamoró del mar, de la vida de los pueblos marineros, del buen producto y de la cocina que recuerda los orígenes. «Con la pandemia la cosa estaba mal en Fisterra y dije: ‘Voy a hacer lo que yo quiero y me independizo’».

Su concepto de taberna marinera es un recuerdo del tiempo que pasó viviendo en el fin del mundo. «Me gustó el concepto de taberna mariñeira que había allí, es un homenaje a ellos, a su lonja, a su producto… Tiene algo especial». De allí viene parte del producto con el que trabaja Leo. También de las lonjas de Malpica y A Coruña. «AVoltA significa el entorno, porque trabajamos con el producto de cercanía. El 90% de lo que tenemos es producto gallego. Es una vuelta al entorno, a lo que nos rodea, porque el producto es la base del restaurante». En esta taberna no hay una carta fija, varía en función de la temporada y de la compra que hace Leo en la lonja. «Pero vas a encontrar siempre platos por familias de productos: tenemos siempre cefalópodos, bivalvos, crustáceos y pescado. También tengo una carne para el que no le guste el pescado. Y la familia de los dulces». En los últimos días era fácil encontrar longueirón, pulpo, calamar o pescados como la lubina, la merluza o el salmonete. «Depende de la temporada y de lo que más me guste».

Aarón y Víctor en Apracería, en Laxe
Aarón y Víctor en Apracería, en Laxe Ana Garcia

Apracería

Las vistas desde Apracería, en Laxe, son impresionantes. Desde cualquier mesa del local puede verse la playa de arena súper blanca y agua cristalina de la playa de esta localidad de la Costa da Morte. «Aquí se está bien tanto en verano, como disfrutando de las vistas a la playa en invierno», cuenta Víctor Basante, la mitad de esta taberna mariñeira con Aarón Fidalgo. En marzo cumplirán tres años abiertos. «Soy de Ponferrada y toda la vida vine de vacaciones con la familia. Me eché una novia y años después nos encontramos la chica y yo y volví a conectar con Laxe. Siempre me gustó este local y estuvimos detrás de él casi cuatro años hasta que lo conseguimos», recuerda Víctor. Él se encarga de la cocina, Aarón de la sala. Funcionan con reservas y su idea es usar producto local «dándole una vuelta». Uno de sus platos estrella es la zorza de rape. «Viene mucha gente porque le hablaron de este plato y quieren probarlo». Otra de las sorpresas de su carta es su versión de la praia dos Cristais, en Laxe, pero en forma de postre. «Y también los canelones de centolla cuando los tenemos. Hay gente que nos deja su teléfono para que los llamemos cuando estén en la carta para venir a comerlos». También las croquetas: «Me encanta hacerlas».

El interior del Bar do Porto que recuperó Chipperfield
El interior del Bar do Porto que recuperó Chipperfield

Bar o Porto

La tercera parada de esta ruta por las nuevas tabernas gallegas de Galicia termina en Corrubedo. Aquí se dan los mismos elementos que en las anteriores: un local con vistas al mar, junto al puerto y con mucha historia que contar. David Chipperfield, el arquitecto británico que se enamoró de esta localidad hace 28 años, decidió recuperar para la vida del pueblo el Bar do Porto: «Llevaba casi 30 años cerrado. Era uno de los primeros bares de Corrubedo. Convencimos al dueño para alquilarlo y abrirlo con ilusión para el pueblo», explica Celeste, la hija del arquitecto y encargada del local con la familia. A través de la Fundación RIA, creada por Chipperfield, trabajaron en la recuperación de este espacio: «Es un trabajo desde la sostenibilidad y el bar es un ejemplo de cómo usar la comida gallega, fresca y con material de aquí. De cómo trabajar con pescadores, y con la lonja». En este bar que mira al mar todo es fresco. «Es un bar familiar, los empleados son jóvenes de aquí».

Del diseño se encargó Chipperfield «con una arquitecta amiga de aquí e intentamos conservar el ambiente original». Se mantiene la fachada roja, los azulejos de la cocina y «los trofeos y botellitas que había en el bar». Descubrieron la piedra antigua que había en el suelo porque el bar fue en otra época un local de salazón del puerto. Fueron introduciendo novedades como «la mesa del chef, que se puede reservar, y una mesa de mármol en la entrada, que también se puede reservar». Aquí se mezcla la gente del pueblo con los visitantes, gente comiendo y otra tomándose una cunca de viño. En su carta hay productos gallegos y de taberna como navajas, berberechos, sardinas o ensaladilla. «La repostería también la hacemos nosotros, desde la bica a la tarta de queso».