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La peste se exhibe en piedra en Bordóns, en Sanxenxo

Marcos Gago Otero
marcos gago SANXENXO / LA VOZ

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Un escultor del siglo XVI reprodujo las llagas de la plaga bubónica

05 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Un artista anónimo del siglo XVI se inspiró en un grabado renacentista alemán para reproducir en un friso en el interior de la iglesia parroquial de Bordóns, en Sanxenxo, los bultos o bubones que padecían los enfermos de peste bubónica. Esta fue una epidemia que asoló Europa en oleadas sucesivas durante siglos y que se conoció también como la Peste Negra. La exhibición pública de estos bultos en los restos de un baldaquino -una estructura a modo de toldo y hecha de piedra- demuestra el impacto psicológico que aquella pandemia tuvo en la sociedad de hace quinientos años e incluso más atrás, porque la plaga llegó en el siglo XIV y barrió el continente europeo. Es la prueba inequívoca de que también se padeció en Sanxenxo y es la misma epidemia que condujo a los pontevedreses a hacer el voto de san Sebastián, patrón de la ciudad del Lérez.

Esta historia es el objeto de uno de los dos fragmentos del cinco veces centenario baldaquino y que se conserva en el acceso principal a la iglesia de Bordóns. El historiador local José Manuel Abel explica que en esta imagen se «representa a san Sebastián, desnudo y cubierto solo con un paño y atado». Está atado y cubierto de flechas que le lanzan dos personas, un ballestero y un arquero. A los dos lados se ven varias formas redondeadas. No son panecillos. Son las bubones o bultos que delataban la infección por la peste bubónica, de ahí su nombre. «San Sebastián era el abogado de la peste», apunta Abel. Era el santo de moda, que ocupaba la posición que con el tiempo acabó arrebatándole san Roque.

Los tumores junto al santo no dejan lugar a dudas, según aclara Abel, del terror que esta pandemia causaba a los vecinos de aquellos tiempos, pero la composición en piedra a la entrada de la iglesia guarda otros detalles curiosos, en este caso, relacionados con el armamento y que sirven para fechar la obra -la aparición de los bultos por sí solas no aclaran mucho porque la epidemia apareció en sucesivas oleadas durante mucho tiempo?.

Un caballero con ballesta

Sin embargo, Abel puntualiza que el hombre que está situado a la izquierda de la composición artística es un ballestero, y que el diseño se basa en un grabado alemán, por lo que tiene que datar de mediados del siglo XVI. Si la idea del diseño la aportó la persona que encargó el baldaquino o si lo propuso el artista por sus contactos internacionales, no se sabe, pero no deja de ser un ejemplo también del intercambio de ideas entre esta comarca y el corazón de la cultura europea. «Ballesta, arquero y san Sebastián es algo propio de los primeros grabados de la imprenta», indica el historiador local sanxenxino.

El hombre con la ballesta es «un caballero», una persona de la alta sociedad. El arquero a su derecha ya es alguien mucho más humilde. La ballesta era un arma cara y requería pericia para su correcto funcionamiento. «Eran muy difíciles de cargar, porque había que ponerlas mirando hacia abajo. Tenía un estribo donde se metía el pie, el arco se apoyaba en el suelo y había que tensar la cuerda», detalla Abel. Cuando estaba cargada, la ballesta era un arma de gran alcance y muy letal. El caballero tiene la ballesta en una mano y el dardo que lanzaba en la otra.

Otros hitos en la ría

El impacto de la peste en la comarca no solo se ve en Bordóns. Aparte de los documentos medievales y renacentistas sobre la pandemia en Pontevedra, también hay una pintura al fresco de san Sebastián asaeteado en la iglesia de O Campo, en Marín, de una época similar.