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Un castro casi desaparecido, excusa para conocer en Oroso otro rincón del Tambre

cristóbal ramírez

VEN A GALICIA

CRISTÓBAL RAMÍREZ

En la ruta se puede disfrutar también de la ermita de Nosa Señora da Concepción y del área recreativa junto al río Samo

11 sep 2021 . Actualizado a las 04:55 h.

En las orillas del Sar, escribía Rosalía de Castro. En el castro de Sar, puede decirse hoy. Aunque aquel río que ya cita el Códice Calixtino sigue estando ahí y el castro cuesta, ¡vaya si cuesta!, encontrarlo. Eso sí, es un viaje sin riesgo de covid, porque se cruza un par de aldeas escasamente pobladas y, para ser sinceros, sin edificios dignos de mención.

Pero ¿dónde está? Municipio de Oroso, y en la rotonda del centro de Sigüeiro a la derecha una docena de kilómetros llenos de curvas hasta encontrar también a la derecha una farmacia bien visible en el lugar de Cachopal. Justo al pasar esta, y señalizado, arranca un desvío descendente. Pista en buen estado, no muy ancha, algún hórreo aquí y allá de grandes dimensiones pero sin mucho valor histórico. A la derecha queda un campo de fútbol cuya hierba necesita un buen corte e inmediatamente después, el castro.

Procede repetir la pregunta: ¿dónde? Porque no se ve muralla alguna. Terrenos plantados, algo de bosque, pero nada más. Una entrada anima a internarse entre los magníficos árboles, llegar a un descampado y contemplar un notable ejemplar de palomar. Pero tampoco se ven muros. Para ser sinceros, el paseo es muy grato y mejor dejar el coche en la farmacia y hacerlo en bicicleta, pero el yacimiento se encuentra prácticamente desaparecido, aunque con mucho esfuerzo es posible ver algo del foso. El campo de fútbol acabó dándole la puntilla.

De manera que es hora de tirar hacia abajo por esa pista. Cuando muere, a la izquierda, adentrándose entre las escasas viviendas de Cabanas y, rodeados de eucaliptos, ganar el río Tambre, que por aquí se merece cualquier calificativo elogioso pero no muestra la grandiosidad de unos kilómetros más abajo. A su lado, por la diestra, un camino lleva tras un par de docenas de metros hasta una fuente. Ese paraje es Ponte Carneria (y no hay que olvidar que igual se trata de una deturpación de Carneira).

En su día ese camino continuaba, pero su nulo uso actual y las repoblaciones arbóreas lo han hecho desaparecer. Así que marcha atrás, y una vez pasado Cabanas no se va hacia Sar, sino en línea recta a Calvente y Pedralba, siempre subiendo.

Ahí aparece a la derecha un desvío señalizado a Meimixe. Los vecinos, buena gente, no ponen impedimento a una visita tranquila y respetuosa a la ermita de Nosa Señora da Concepción, si bien podrían hacerlo ya que es territorio privado. La conclusión es que la visita debe ser rápida.

De regreso a la pista, a los 100 m arranca a la diestra un precioso camino que lleva a la carretera general, a escasa distancia de la farmacia donde quedó el coche.

Y de vuelta hacia Sigüeiro, a algo más de un kilómetro de acusado descenso con curvas muy cerradas se cruza el río Samo, afluente del Tambre. Ahí mismo hay un área recreativa donde no hace mucho fue cortada la hierba, con bancos y mesas. Buen lugar para descansar y reponer fuerzas. Y, desde luego, no dejar a los pequeños de la familia que se acerquen demasiado a la ribera.