Esta zona del interior de Pontevedra tiene mucho patrimonio que ofrecer, además de cocido de Lalín
16 sep 2021 . Actualizado a las 12:29 h.Lalín tiene mucho más que buen chorizo, lacón, garbanzos o grelos. La capital del cocido lo es también de Deza. Una comarca que conforma, junto a la de Tabeirós, el «corazón» de Galicia. Ubicada en pleno centro de la comunidad, esta zona es un geodestino por sí mismo. Es una tierra de ríos y caminos que rebosa patrimonio, tanto natural como cultural.
Aunque esta zona del interior de Pontevedra es menos conocida que la costa, tiene mucho que ofrecer. Paisajes espectaculares como la fervenza do Toxa, joyas patrimoniales como el pazo de Oca, enclaves mágicos como la puerta al «más allá», bosques de cuento como la fraga de Catatós... Estos son diez lugares idóneos para descubrir las comarcas de Deza y Tabeirós.
Fraga de Catasós, en Lalín
Si vas a Lalín a probar su famoso cocido, quizás te venga bien un paseo para bajar la comida. A las afueras de la localidad hay un lugar perfecto para caminar miestras respiras naturaleza. La fraga de Catasós está formada por robles y castaños de hasta 30 metros de altura.
Adentrarse por sus senderos permite descubrir un bosque «de cuento», donde Emilia Pardo Bazán escribió parte de la novela Los Pazos de Ulloa. La escritora estaba emparentada con la familia Quiroga, dueños de estas tierras en el siglo XIX. Fue en esa época cuando se plantaron los árboles que, por su aspecto esbelto, cuentan con el distintivo de los mejores castaños centenarios de Europa. No en vano la fraga de Catasós está catalogada como Monumento Natural.
Fervenza do Toxa, en Silleda
La fraga de Catasós es solo uno de los ejemplos del patrimonio natural de esta zona. Deza y Tabeirós están salpicadas de bosques y ríos que forman enclaves tan espectaculares como la fervenza do Toxa. Un salto de 30 metros donde el el agua resbala sobre una pared de roca hasta formar una poza. Llegar a este rincón mágico por los senderos rodeados de vegetación o subir al mirador para disfrutar del espectáculo de la cascada en todo su esplendor son planes imprescindibles su visitas el municipio de Silleda.
Monasterio de Carboeiro, en Silleda
Si se sigue el curso del Toxa se llega hasta el río Deza, que da nombre a esta esta comarca. A su orilla e inmerso en plena naturaleza se encuentra el monasterio de San Lourenzo de Carbooeiro. Una joya arquitectónica que, a medio camino entre el estilo románico y el gótico, es uno de los mejores ejemplos del arte medieval gallego. Se dice que su construcción estuvo inspirada en la obra del Maestro Mateo.
Fue fundado en el siglo X como abadía para dar cabida a los monjes ermitaños que vivían aislados en los bosque de la zona. Llegó a tener una gran influencia durante el medievo, cuando recibía constantes visitas de peregrinos que querían admirar las reliquias que allí se protegían. Para llegar hasta el aislado monasterio, solo tenían la opción de cruzar un puente rodeado de leyendas. Se dice que fue construido por el propio demo.
Porta do Alén, en Cerdedo
La de Ponte do Demo no es la única leyenda que habita estas tierras. Si la comarca del Deza está rodeada de misterio, la de Tabeirós no se queda atrás. En la cima del Monte Seixo, en el municipio de Cerdedo-Cotobade, se levanta un conjunto megalítico enigmático. Portalén o la Porta do Alén es, según la leyenda, una puerta al más allá, una ventana al mundo de los muertos. Los celtas ya consideraban que este lugar era mágico y la creencia se ha mantenido hasta la actualidad. Algo que se puede comprobar en las ofrendas que los visitantes colocan a su alrededor. ¿Te atreves a cruzar la barrera?
Pazo de Oca, en A Estrada
También en Tabeirós, pero en el municipio de A Estrada, se encuentra una de las mayores joyas patrimoniales de la comunidad. Aunque desde la Porta do Alén hay poca distancia, para visitarlo hay que hacer un viaje en el tiempo hasta el barroco gallego. De estilo y época es el pazo de Oca. Aunque la primera construcción, de fin defensivo, data del siglo XV, fue en el XVIII cuando el edificio se convirtió en una residencia señorial. Pero el mayor tesoro se encuentra en sus terrenos. Su jardín de camelias, además de destacar por su belleza, es el de estilo barroco más antiguo de Galicia.
Neveiras de Fixó, en Forcarei
Pero, como sucede con Deza, la comarca de Tabeirós alberga un patrimonio más ligado al medievo que a épocas posteriores. La huella de sus monasterios se encuentran por todas partes. Incluso en sierras como la de Candán. Allí se encuentran las Neveiras de Fixó. Se trata de construcciones excavadas en el suelo para almacenar nieve, que se utilizaba con fines terapéuticos o de conservación del los alimentos. Solían pertenecer a las órdenes religiosas. En el caso de las de Forcarei, estaban vinculadas al monasterio de Aciveiro.
Iglesia de San Pedro de Vilanova, en Dozón
De vuelta en la comarca del Deza, en el concello de Dozón, se encuentra otra de las huellas de la tradición monacal de estas tierras. La iglesia de San Pedro de Vilanova es lo único que queda en pie del monasterio que llevaba su mismo nombre. Esta joya del románico fue construida en el siglo XII para albergar una orden femenina benedictina. Hasta su abandono en el siglo XV, la actividad de la orden estuvo muy vinculada al monastrio de Oseira y al Camino de Santiago.
Ponte Ledesma, en Vila de Cruces
Lo cierto es que estas tierras, por su ubicación en pleno corazón de Galicia, fueron siempre zona de paso hacia Santiago. Sus senderos y calzadas han visto pasar peregrinos mucho antes de que los mojones comenzaran a señalar las rutas xacobeas. Ponte Ledesma, que cruza el río Ulla para comunicar Vila de Cruces (Pontevedra) con Boqueixón (A Coruña), forma parte de un antiguo camino que une el interior de la comunidad con la capital. Es la unión, además, entre las provincias de Pontevedra y A Coruña.
Además de ser testigo del paso de peregrinos hacia Santiago, este puente fue el escenario de una batalla entre los vecinos y las tropas napoleónicas durante la guerra de Independencia.
Os Pendellos, en Agolada
Otro de los vestigios históricos que se mantienen en pie en la comarca son Os Pendellos de Agolada. Se trata de un mercado medieval formado por pasillos y puestos de piedra donde se celebraban las ferias en el siglo XVIII. Visitarlo es una forma de acercarse al mundo rural y sus tradiciones. Su estado de conservación es tan bueno que, de vez en cuando, aún se utiliza para celebrar ferias de artesanía.
Monte Faro, en Rodeiro
Para terminar el recorrido por Deza y Tabeirós, vamos directos a la frontera de la provincia. El Monte Faro, en el municipio de Rodeiro, sirve de barrera natural entre Pontevedra y Lugo. Se dice que desde su cima coronada por una ermita se alcanzan a ver las cuatro provincias. Algo que solo podría suceder en el corazón de Galicia.