A 15 minutos de A Fonsagrada está una playa fluvial aislada del mundo, con temperaturas agradables buena parte del año. Cuenta además con un bar al que se accede por un puente colgante
18 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Entre las imponentes montañas que marcan el límite de Galicia con Asturias, en la comarca da Fonsagrada, se abre un paisaje idílico que desprende paz y tranquilidad. Allí, lejos de la costa, un arenal aislado del ruido terrenal invita a disfrutar del río durante buena parte de los meses del año. Bautizado como A Pena do Inferno, debe su nombre a que está encajado entre rocas en un lugar en el que es posible disfrutar de un montaña que aún resiste virgen al paso del tiempo. Su microclima particular se debe a su situación estratégica y los que conocen el lugar aseguran que goza de temperaturas agradables con asiduidad, aunque los rayos de sol del invierno no llegan a la playa porque se quedan encajados en las montañas que abrazan el entorno. Para llegar a este edén, situado a 290 metros sobre el nivel del mar, hay que atravesar A Fonsagrada y emprender rumbo al lugar de Naraxa, en la tortuosa carretera que une la capital de este concello y Suarna, la LU-721.
Cuatro décadas hace desde que se habilitó un meandro del río Lamas-Vilabol, un afluente del Navia. Los restos de una morrena glacial aún son visibles en esta zona.
Actividades al aire libre
En un contexto con rocas y árboles autóctonos como protagonistas, el senderismo, la natación o el avistamiento de fauna son algunas de las alternativas que ofrece A Pena do Inferno. Aquí, los visitantes conviven con nutrias, garzas o zorros y los bañistas, con truchas, nutrias o ranas.
Sobre la arena o la hierba, esta playa fluvial se presta al descanso y este sitio de aguas cristalinas no entiende de estrés o aglomeraciones. Un puente colgante de película permite llegar al único establecimiento que hay en la zona, y que además ofrece comida casera, como bien sabe Manuela Carrín, que cada día baja desde A Fonsagrada —son 15 minutos— para regentar este bar. Ella y su marido son también los responsables del Cámping de A Fonsagrada. «Estou aquí todo o ano, salvo os días de temporal. Cando vai frío, veño polas tardes porque esta tamén é zona de caza».
Este sitio es perfecto para desconectar, pero Manuela Carrín advierte de que la despoblación dejó huella en el lugar en los últimos años: «Cada verán hai menos xente porque todo queda baleiro, pero este ano que vai camiño de rematar recordoume aos tempos bos e pasados. Tivemos moita xuventude que decidiu volver ás aldeas pola pandemia de covid-19», sostiene esta veterana, que ofrece comidas bajo encargo.
Cómo llegar
Desde A Fonsagrada son diez kilómetros por la LU-721. Hay que pasar la majestuosa cascada de Vilagocende para entrar en este paraíso terrenal que además se puede visitar todo el año.