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La riqueza y los secretos arqueológicos de la ría de Ribadeo, por fin al descubierto

José Francisco Alonso Quelle
josé alonso RIBADEO / LA VOZ

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Detalle del montaje de la exposición sobre el patrimonio subacuático de la ría de Ribadeo.
Detalle del montaje de la exposición sobre el patrimonio subacuático de la ría de Ribadeo. J.A.

Por primera vez se exponen al público piezas, más de doscientas, y se acredita la presencia continuada de navegantes y buques desde el siglo V antes de Cristo

20 sep 2021 . Actualizado a las 23:26 h.

La ría de Ribadeo es un enclave arqueológico de extraordinaria relevancia fruto de un intenso tráfico portuario y de batallas marinas, con pecios ya localizados y un número ingente de piezas diseminadas por todo el cauce. Una auténtica mina, afirman los arqueólogos subacuáticos, que, también advierten, está en riesgo de expolio. El hallazgo en el 2011 del galeón Santiago, hundido en 1597 y único en el mundo por su estado de conservación, puso el foco en esta riqueza cultural, de la que ya se sabía por los cañones recuperados que se exponen en la Atalaia, un baluarte defensivo de Ribadeo, y por las piezas, ánforas y cerámicas que surgían con cada dragado o movimiento de bancos de arena por las corrientes, y que se recogían a mano yendo a parar a casas particulares.

La ría es un filón muy lejos de agotarse. En el 2011, durante las prospecciones promovidas por la Xunta para elaborar una carta arqueológica subacuática de la costa de A Mariña, se identificaron tres pecios más, entre ellos un vapor de palas de finales del siglo XIX que conserva gran parte de la quilla y otra embarcación de origen holandés o inglés de finales del siglo XVII. También se recuperó numeroso material: anforetas, pipas de caolín, una pistola de arzón y piezas del medievo en adelante. Todo ello, como siempre, fue llevado lejos de Ribadeo.

Porque esa ha sido la constante. Desde hace décadas, el material extraído por la Armada y los arqueólogos ha ido a parar a los museos de Ferrol y al de Vigo, donde se guarda almacenado.

Mientras siguen identificándose pecios (el último, este mismo año), en el 2020 durante una inspección para comprobar el estado del galeón Santiago se hizo un hallazgo especialmente significativo: dos piezas de barro, una jarra del siglo XVI y un ánfora massaliota de unos 2.600 años de antigüedad perteneciente a la cultura griega, que constituye el objeto más antiguo localizado en el ámbito náutico en todo el entorno peninsular.

La singularidad de Ribadeo respecto a otros enclaves de peso histórico de la costa cantábrica radica en que los movimientos de arena al hacer obras en el puerto han sacado a la luz una inusual cantidad de piezas. Por eso este verano, en una nueva campaña de investigación del Institute of Nautical Archaeology de la Universidad de Texas con el apoyo de la Xunta, que reunió a un equipo internacional de especialistas en buques de la época y restauradores, en lugar de centrarse en el galeón se recogieron piezas para conocer la evolución del puerto. Y fue un éxito, extrayéndose centenares y documentándose por primera vez ánforas del siglo I antes de Cristo, de la época de Augusto, del periódico histórico de las guerras cántabras. Entre otros objetos relevantes, también destacó otra cerámica fabricada en la zona de Turquía, del siglo V, que testimonia la relación que tenían ya entonces los puertos del Cantábrico con el Mediterráneo.

Lo que ocurre es que Ribadeo es huérfano de todo este patrimonio y hasta ahora solo se conocía por fotografías y referencias. Ribadeo carece de un museo donde mostrar el material que se viene acopiando desde hace un par de decenios y que, supuestamente, se guarda en Vigo y Ferrol. La demanda de que se acondicione el fuerte de San Damián (el recinto defensivo en la bocana de la ría) es un clamor, de momento desoído por la Administración.

La apertura -este viernes- en la oficina de turismo de una exposición con una selección de 200 piezas de las recuperadas este verano viene a saldar una deuda histórica con los ribadenses y con los aficionados a la arqueología marítima. Por iniciativa del Concello, al fin, por primera vez, el patrimonio subacuático de la ría se muestra al público.