Ahora que los archipiélagos se colocan en el centro de todas las miradas, es buen momento para recordar los paraísos que salpican la costa gallega más allá de Cíes y Ons
24 sep 2021 . Actualizado a las 20:20 h.Ahora que todas las miradas se dirigen La Palma, otra isla se cuela entre los temas de actualidad. Cerdeña, con la detención de Puigdemont, y las Canarias, con la erupción del volcán, ponen las islas en el medio del torbellino informativo. Pero, lejos de los terremotos políticos y naturales, se encuentran los archipiélagos gallegos. Más allá de las Cíes y Ons, Galicia cuenta con decenas de paraísos aislados que vale la pena visitar al menos una vez en la vida.
Sálvora, en Ribeira
La gran olvidada del Parque Nacional de las Illas Atlánticas es un tesoro por descubrir. A diferencia de Cíes y Ons, no cuenta con un servicio regular de visitas. A cambio, ofrece un paseo por la naturaleza sin masificaciones. Si tienes oportunidad de llegar hasta allí con algunas de las excursiones en barco, tendrás la oportunidad de descurbir la riqueza natural y la belleza paisajística de la ría de Arousa, donde el archipiélago actúa de barrera natural entre las bateas y el océano.
Sálvora cuenta además con una huella humana muy bien conservada. Su historia aún es visible en las construcciones que se mantienen en pie. Ejemplo de ello es el pazo de Goyanes, que ahora funciona como museo pero en su día fue fábrica de salazón. La aldea abandonada, con sus casa, hórreos y lavadero, también sirve para hacerse una idea de cómo era la vida de los habitantes de la isla.
Por supuesto, no falta el faro, que fue construido tras el naufragio del buque Santa Isabel en 1921. Un trágico suceso que se saldó con 213 muertos y tan solo 56 supervivientes, que fueron rescatados por un grupo de mujeres de la isla, conocidas como las heroínas de Sálvora. Pero esta es solo una de las historias que bañan el archipiélago. El lugar está rodeado de leyendas como la de la sirena Mariña, cuya escultura parece dar la bienvenida a los visitantes.
San Simón, en Redondela
Pero si hay una isla cuya historia haya sido un continuo terremoto de sucesos y misterios, es la de San Simón. Situada al fondo de la ría de Vigo, al abrigo de las Cíes, alberga un legado cultural tan relevante como trágico. Hasta el propio Julio Verne escribió sobre ella y sobre la leyenda que habita bajo sus aguas. Se dice que allí permanece hundido el tesoro que la Armada perdió durante la batalla de Rande. Pero ese es solo uno de los episodios que vivió esta pequeña isla.
San Simón fue refugio de monjes benedictinos y caballeros templarios durante la Edad Media. Sufrió el ataque del corsario Francis Drake en el siglo XVI. Asistió como testigo a la batalla de Rande en 1702. Se convirtió en leprosería y centro de cuarentena durante el siglo XIX. Y el siglo XX no cambió su trayecto trágico: albergó un campo de concentración durante la dictadura franquista.
Tambo, en Poio
Las andanzas de los piratas capitaneados por Francis Drake llegaron también a la ría de Pontevedra. En concreto, a la isla de Tambo. Ubicada en medio de la ensenada, es también un auténtico bosque flotante de eucaliptos. Los árboles abarcan toda la superficie, a excepción de una península donde se levanta un faro. Dos playas y tres embarcaderos completan el perfil de una de las islas menos accesibles de Galicia (y no por las barreras naturales).
Se cree que Tambo ya estuvo habitada en la Edad de Hierro. Suposiciones aparte, sí albergó un monasterio dedicado a San Miguel, que fue atacado por el corsario Francis Drake. Pero la razón por la que es difícil entrar en la isla es más actual. Desde mediadios del siglo XX y hasta el 2002 fue una instalación militar. A día de hoy las visitas son restringidas y solo se permite el acceso en excursiones organizasas. ¿No te da curiosidad?
Isla de A Rúa e islote Areoso
La última parada en las Rías Baixas nos lleva a la isla de A Rúa. Ubicada en la ría de Arousa, cuenta con la particulariudad de estar formada completamente por rocas. Su única construcción es un faro, gemelo del de Ons. No muy lejos de allí se encuentra el islote Areoso. Conocido como el «Caribe gallego», está formado por una lengua de arena blanca y rodeado de aguas cristalinas. Su riqueza natural y arqueológico hacen de este rincón un espacio protegido. Si vas a visitarlo, debes ser muy respetuosocon este trozo de paraíso.
Lobeira, en Corcubión
Aunque el paraíso esté en las Cíes y el Caribe en Arousa, las islas que más gustan entre los gallegos (o al menos entre los lectores de La Voz de Galicia) son las Lobeiras. Dos islotes situados en el enclave privilegiado de la Costa da Morte que conforman un archipiélago de rocas con vistas al cabo Fisterra.
La única de las islas con huella humana es Lobeira Grande. Allí se encuentra el faro donde, a principios del siglo XX, se quedaron atrapados durante más de un mes los torreros que lo habitaban. Un episodio fruto de los temporales que azotan la Costa da Morte. Hoy en día sus agitadas aguas son un enclave perfecto para el buceo.
Sisargas, en Malpica
También en la Costa da Morte, pero frente a Malpica, se encuentra otro de los destinos preferidos para los buceadores. Las Sisargas son un archipiélago formado por tres islas acantiladas y varios islotes. Aunque actualmente son hogar de las gaviotas, algo que las convierte en Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), en su día estuvieron habitadas. Así lo demuestra la existencia de una ermita dedicada a Santa Mariña, que fue destruida por los piratas en el siglo X. Las únicas construcciones que se mantienen en pie son dos faros: uno en funcionamiento y otro del que se conservan las ruinas.
Illa Pancha, en Ribadeo
Dos faros son también las únicas construcciones de la Illa Pancha. Situada en A Mariña, está conectada con Ribadeo por medio de un puente. Se trata de un rincón de vistas privilegiadas, bañado por las aguas del Cantábrico y del río Eo. Además de disfrutar del paisaje, la isla ofrece la posibilidad de dormir en el antiguo faro, que fue rehabilitado como alojamiento turístico.