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El bocadillo que vuelve locos a jóvenes y mayores

Pablo Portabales
Pablo Portabales

VEN A GALICIA

MARCOS MÍGUEZ

Ante el éxito arrollador de su bocadillo de calamares, el Quiosco Down Experience ha tenido que aumentar horario y empleados

26 sep 2021 . Actualizado a las 23:19 h.

Pensaban que su idea podía funcionar. Pero nunca imaginaron llegar a estar desbordados cuando solo llevan tres meses abiertos. «Se está vendiendo más de lo que calculamos. Por eso hemos tenido que reajustar las previsiones iniciales. Contemplábamos un escenario de 12 empleados y ya somos 19. Y también nos vimos obligados a ampliar el horario. Ahora estamos abiertos de lunes a sábado, de ocho de la mañana a once de la noche. Sin lugar a duda, el bocata de calamares es el plato estrella. Es increíble. Lo piden chavales y mayores de 80 años que se toman el bocadillo felices. Hasta vino gente de Madrid y Barcelona que habían oído hablar de él», destaca Manuel Esmorís, vicepresidente de la asociación Down Coruña. Sí, porque el bocata, además de rico, es inclusivo.

Palacete con historia

El Quiosco Down Experience ocupa el palacete municipal situado en la plaza de Ourense. Es uno de los lugares más transitados de la ciudad. A lo largo de los años tuvo distintos usos y hace décadas se hizo popular, precisamente, porque despachaban unos bocadillos de calamares que alegraban el estómago a trabajadores madrugadores y a jóvenes noctámbulos. Cuando la asociación de Down decidió poner en marcha este proyecto hostelero se encontraron con una exigencia por parte de la alcaldesa de la ciudad: había que recuperar el legendario bocata.

Las dos premisas se cumplieron. El plato estrella ya saben cuál es y de los 19 empleados, 12 tienen discapacidades. «Ese es el verdadero éxito. Le damos una oportunidad laboral a chicos que si no lo tendrían difícil y sirve de escaparate para que otros empresarios puedan ver las capacidades de estos chavales y pensar en contar con ellos para otros proyectos. El objetivo inicial no era ganar dinero, pero tampoco perderlo. Lo que no esperábamos es que, a los tres meses de abrir, estuviese dando beneficios. Lo bueno es que podemos seguir dando oportunidades a más gente gracias a las buenas cajas que hacemos», destaca Manuel.

Distintos sabores

Esta semana se pasaron por el local a grabar unas imágenes los de una productora del País Vasco. El concepto traspasa nuestras fronteras. En un concurso de pinchos que celebran desde hace años ya hay un apartado destinado a acciones solidarias basadas en la hostelería. «Todos son proyectos muy interesantes, como el de un chef que se quedó ciego y ahora contrata colaboradores invidentes y ofrece unas cenas y comidas a ciegas. Y también nos escogieron a nosotros. Así que el 15 de octubre iremos a contar nuestra iniciativa del café Down Experience y de todo lo que supone», avanza Esmorís. Sepan que el bocata cuesta 6 euros y que es de un tamaño considerable. Para uno, para dos o para tres. Se puede hacer el bestia y partirlo con la mano o pedir un cuchillo, que parece más fino. El calamar lo suministra la empresa Congalsa y es el de más alta calidad que distribuyen. Y lo hay normal, con alioli clásico o con ajo negro, y con salsa tártara. Si me dan a elegir, yo me quedo con el de siempre. Aunque el toque de alioli lo hace más jugoso, me fastidia ese sabor que te queda en la boca durante horas.

Es tan alucinante ver la cantidad de gente que lo pide como la diferencia de edad de los comensales. Hace unos días pasé por allí y sentados en una mesa vi a Pilar y Juan, un matrimonio jubilado a los que conozco desde hace años. Estaban a punto de meterse el imponente bocadillo entre pecho y espalda cuando me vieron aparecer. «Prueba un poco, que está buenísimo», me dijeron. Como iba con prisa rechacé el ofrecimiento, pero seguí mi camino sin poder dejar de pensar en esos calamares doraditos que dejan en su punto los del equipo del Quiosco de Down Experience. Este bocata vuelve locos a jóvenes y a mayores.