A sus pies se extiende una cala tan maravillosa como inaccesible
08 oct 2021 . Actualizado a las 22:45 h.Pontedeume, escondida en el interior del golfo Ártabro, siempre merece una visita. Obvio. Pero todavía el virus no ha sido derrotado, así que mejor parar un rato y seguir a lugares menos frecuentados de su propio municipio, que por suerte los hay, y en gran cantidad.
De manera que se enfila carretera por la costa a Miño (lógicamente, si se procede de la zona de A Coruña o Santiago se abandona la autopista en Miño y se gira a la derecha en paralelo a la playa).
Pero en fin, desde Pontedeume se deja atrás la playa de Ber y antes de llegar a Perbes aparece a la derecha la iglesia de Santiago de Boebre, vecina, faltaría más, de un cruceiro. El templo está algo apartado del asfalto pero resulta bien visible. Se muestra muy bien cuidado, de esos que a pesar de su tamaño respetable no presumen de una arquitectura deslumbrante, pero que da gusto mirarlos.
No destila antigüedad, y es lógico: la iglesia vieja no se encontraba ahí, sino, según varios investigadores, cristianizando el castro de Insua, que dista poco más de un kilómetro.
Visita hecha y o bien a pie o bien en coche se desciende durante algo más de medio kilómetro muy grato por pista muy estrecha rumbo a la costa. Si se va en cuatro ruedas hay que tener en cuenta que como haya una docena de coches más, dar la vuelta exige pericia y templanza.
En fin, se llega así a una punta llamada Carnoucedo, ancha, cuyo punto más alto está a 29 metros sobre las olas. En determinado lugar arranca a la izquierda un camino ancho, de tierra y ascendente. Se entra así en un bosque nada espeso, y llama la atención esa elevación final a la que se dirige el recién llegado. Parece subir por una muralla, pero no, no es un castro.
Pero tampoco parece algo natural. Muy cerca está Porto de Mazas, a la derecha y más allá (fuera de la vista), punta Celeiro. Es decir, salientes de la costa, con unos acantilados cortados a pico, en los que ha habido actividad humana. ¿Es este el caso? Muy posiblemente. Solo una excavación arqueológica podría permitir asegurar que ahí hubo un castro, una caseta de vigilancia, un faro o lo que sea. Pero natural del todo no parece.
Desde ahí, además de Ares al fondo por un lado y Sada por otro, a la izquierda tiene el visitante una cala magnífica, sin arena, y a la que o se hace rápel -cosa solo al alcance de una minoría- o no se baja. Por la derecha, casi tres cuartos de lo mismo. O en otras palabras, los menores pueden andar a sus anchas por ese montículo realmente grande, pero desde luego no acercarse a la ribera. Por mucho que el golfo Ártabro sea maravilloso, que lo es.
DÓNDE ESTÁ
43°23’22’’N 8°12’43’’W
LA MEJOR FOTO
Ante la iglesia de Boebre.
PARA NIÑOS
Entorno seguro menos la ribera de punta Carnoucedo.
LA AVENTURA
Descender a la cala (solo expertos).