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Un paseo para descubrir donde levantó su villa Euricus, a veinte kilómetros de Santiago

cristóbal ramírez

VEN A GALICIA

C. RAMIREZ

Excursión a la aldea de Eirís, en Oroso, previo paso por la playa fluvial de O Pino donde se juntan el Mera y el Tambre

25 sep 2021 . Actualizado a las 04:55 h.

Circular por la carretera rumbo a Curtis es llevar a un vecino más o menos cercano e invisible: el río Tambre, que serpentea por la izquierda, oculto por miles de árboles entre los que manda de manera arrasadora el eucalipto. Esconden también rincones muy acogedores y pistas sin apenas tráfico por las que ir en bicicleta dando un tranquilo paseo.

Así que en A Tarroeira -una minúscula aldea- se gira a la izquierda señalizado Rabal, aunque o se va despacio o ese cruce «se come». Es esa una pista ancha, sin pintar y en descenso, curiosamente con pocos eucaliptos en los primeros metros. En un kilómetro se llega a un paraje encantador: una playa fluvial con amplias zonas para pasear o dejar que los pequeños anden a su aire, con un parque infantil y mesas y bancos.

Desde el punto de vista tanto de la flora como de la fauna es un enclave muy interesante. En primer lugar, ahí mismo el río Mera rinde sus aguas a su hermano mayor, el Tambre, y las orillas de ambos están colonizadas por unos magníficos bosques de ribera. Y en eso Galicia entera se muestra espectacular, aunque esos bosques no sean popularmente tan bien valorados como los de otras especies, léase carballos y castiñeiros.

Si hay ganas de dar un paseo, sígase por la izquierda el asfalto, pegado al Tambre, y en menos de cinco minutos se llega a un puente que es toda una obra de arte: el de As Canizas. No resulta fácil verlo bien por la vegetación, pero merece la pena hacer el esfuerzo de llegar justo hasta la corriente. Notable, manteniendo un equilibrio que hasta parece imposible.

Continuar esa pista lleva a un cruce que por la izquierda conduce a las casas de San Migueliño (carentes de todo interés) y por la derecha a Eirís, poco más que una granja. Y Eirís es un buen lugar para reflexionar sobre la historia local. ¿Por qué? Por el topónimo, que por cierto se repite por aquí y por allá Galicia adelante. Por ejemplo, la llegada (y salida, claro) a A Coruña se hacía por el hoy barrio de Eirís, nombre que lleva también una aldea levantada a la orilla del Eume justo frente a Pontedeume. ¿Y qué significa eso?

Pues significa que los Eirís de hoy se deben a la iniciativa de un Euricus o Eiricus de ayer, que levantó en esos lugares una Villa Eurici (o Eirici). ¿Un nombre raro? Pues según el gran investigador de la toponimia gallega Fernando Cabeza, al contrario: era habitual en períodos de la Edad Media, como consta en la documentación.

En fin, la excursión comenzó en territorio del ayuntamiento de O Pino y el visitante ya pisa el de Oroso (cousas veredes: el Tambre no forma la frontera administrativa, a pesar de ser la natural). El regreso puede hacerse desandando lo andado o bien siguiendo de frente. Si esta es la opción elegida el viajero va a llegar a Requeixo, y a la salida giro de 90 grados a la izquierda, con la iglesia de Cardama a la vista.

Todo recto se vuelve a cruzar el Tambre por Ponte Carollo, se gana en dura pendiente otra carretera (y a la derecha) y se acaba llegando sin problema alguno a las cercanías de Sigüeiro.