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Salieron en barco de La Palma para hacer el Camino y pedir al Apóstol que acabe con tanto dolor

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

VEN A GALICIA

Un grupo de 65 peregrinos hacen la ruta portuguesa aplazada por el covid

29 sep 2021 . Actualizado a las 02:48 h.

Salieron el martes de madrugada en barco. El aeropuerto de La Palma estaba cerrado y la única vía posible para llegar a Galicia comenzaría por mar. Su peregrinaje comenzó mucho antes que al tocar tierras gallegas. Pero los 65 peregrinos que este semana recorren el Camino portugués no estaban dispuestos a enterrar su sueño un año más. Está vez tenían un motivo más que el puramente deportivo, el espiritual.

El primer intento de hacer esta ruta se aparcó por el covid y ahora el volcán amenazaba con tirarlo por tierra otra vez. Encontraron el apoyo de sus familias a la hora de hacer las maletas y la agencia Viajes Nacientes, con la que siempre viajan, les buscó alternativas para que el grupo El Atajo llegase a Galicia.

Desde Tenerife unos llegaron a Vigo y otros a Santiago para arrancar un Camino que, como decía Gilberto, portavoz del colectivo, «parece que lo estamos haciendo más lento que otros años». Tenían el puerto base en el hotel Rías Bajas de Pontevedra y desde anoche duermen en Santiago mientras los autobuses los mueven a cada etapa.

Este jueves tocó Redondela-Pontevedra. A media tarde descansaban en las escalinatas de la Alameda y aprovechaban para hablar con sus familias en la isla o para ver fotos de como está La Palma. «No hemos venido todos los que estábamos apuntados porque hay siete que están muy afectados», explica Gilberto, mientras lo acompaña Esther María Armas. Ella vive en la falda del volcán y todavía se emociona al recordar como sintió el primer estruendo de Cumbre Vieja. «Vivo en Tajulla, estamos desalojados, pero mi casa no está dañada. Mi hermano está pendiente de todo y él me dijo que disfrute. A una hermana mía le ha llevado dos casas». Comenta Esther María que le pedirá al Apóstol «que acabe con este sufrimiento. El domingo que empezó todo escuchamos un temblor y un estruendo. Al asomarnos vimos cómo salía el fuego».

En este grupo de peregrinos hay palmeros a los que el volcán les ha llevado propiedades, pero prefieren guardar silencio. Duele demasiado. Primero fue el covid, después han sufrido un fuerte incendio en la zona y ahora, el volcán. «Allí no podemos hacer nada, solo ver. Esto no es un incendio en el que podemos ayudar a sofocarlo, aquí solo nos queda esperar», apunta Gilberto, que reconoce que aunque muchos de los que están en Galicia tienen sus casas a salvo, se solidarizan con todos porque «en La Palma nos conocemos todos o conoces a alguien que está afectado».

Cuando se reúnen para la foto gritan un gran sí se puede. Ellos son optimistas y quieren pensar que todo pasará. Yurena Rodríguez, directora de la agencia Viajes Nacientes, es positiva: «Saldremos de esta como hemos salido de tantas otras, pero está siendo duro porque es un golpe tras otro y se empieza a notar en las personas». Reconoce que «algunos se iban con dolor, pero agradecieron que se pudiese viajar».

Los peregrinos de La Palma dejaron ayer atrás Pontevedra pensando en cuál será el siguiente Camino que harán. Muchos ya han hecho el francés, alguno ha recorrido más de una vez el portugués y ahora dan vueltas al Primitivo. El Apóstol les debe una, pero antes le pedirán que pare este dolor.