La peregrina alemana que durmió en un cementerio de Lugo: «Me gusta el silencio; era el lugar ideal»
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Tras dormir sobre un nicho del camposanto de San Lázaro, se aloja ahora gratis en un albergue de Guntín, ya que llegó «cansada y con gran malestar»
06 oct 2021 . Actualizado a las 15:10 h.«Lo último que esperaba de este viaje era verme en las noticias». Así comienza su relato Anna Russ, la peregrina alemana que se hizo viral después de que la Policía Local de Lugo la desalojase el sábado del cementerio de San Lázaro, donde había decidido hacer noche con su tienda de campaña encima de un nicho.
Ahora, la joven, de solo 23 años, se encuentra en un albergue de San Román de Retorta (Guntín), mientras se recupera del cansancio y del malestar que arrastra desde hace unos días. En cuanto se encuentre mejor, afirma que pretende terminar el Camino, el cual empezó en el mes de agosto en Roncesvalles (Navarra). «Está siendo una aventura, eso seguro. Primero, me atracaron cuando estaba llegando a Bilbao y me robaron todas mis cosas, y después fue el episodio con la policía en Lugo. Me lo estoy pasando bien, pero estoy deseando terminar ya», bromea.
Nito y Noelia, los dueños del albergue en el que se hospeda la peregrina, explican que la joven duerme allí «sin que lle cobremos nada», porque «chegou moi cansada e sen saber a onde ir, así que quixemos botarlle unha man». Dicen, además, que Anna le pidió a una vecina si podía dormir en un alpendre que tenía en su casa antes de que la recogieran en el albergue, por lo que «antes que durmir ao raso en calquera sitio, pensamos que era mellor ter conta dela ata que se encontrase ben como para seguir camiñando».
Su estancia en el cementerio
Con respecto a la noche que la hizo saltar a los informativos de todo el país, Russ explica que se instaló en el camposanto de San Lázaro «porque no encontraba nada mejor» y «ya era muy tarde cuando llegué, casi las diez de la noche». Cuando vio la iglesia que existe junto al cementerio, pensó que era buena idea acampar allí. «Por supuesto que no quise faltarle el respeto a nadie. Coloqué allí mi tienda porque me pareció un buen lugar. Me gusta el silencio y ese sitio me pareció ideal en ese sentido. Además, se veía el río, y yo soy una amante de la naturaleza, así que no lo pensé dos veces antes de ponerme allí», cuenta.
De hecho, no era la primera vez que dormía al aire libre desde que comenzó el Camino: «no es que no me gusten los albergues, pero me gusta ver las estrellas de noche y sentir el contacto con la naturaleza, por eso prefiero dormir fuera».
DE UNA COMUNA, AL OBRADOIRO
Una vez desalojada, Russ reemprendió su camino, el cual lleva recorriendo sola los últimos dos meses. Ella es alemana, concretamente del centro del país, de la región de Thüringen. Se trasladó en autobús hasta Roncesvalles en agosto, donde empezó su travesía. «Quería hacer el Camino porque me atraía mucho cómo hablaban algunos conocidos de su experiencia, así que me dije: ¿por qué no lo intento?», explica. Muchos de esos conocidos que menciona son vecinos suyos, según dice. Sin embargo, su lugar de residencia está fuera de lo común. No es ni una ciudad, ni una villa, ni siquiera una aldea. Anna Russ cuenta que ella y otras veinte personas residen en una de las comunas más conocidas de Alemania, llamada LebensGut Cobstädt.
Allí, todo es autosostenible: cultivan su propia comida, crían animales, cosen su ropa a base de lana de oveja o trabajan su huerto ecológico, con más de mil variedades diferentes de frutas. De hecho, apenas se acercan a la ciudad de Erfurt, ubicada a pocos kilómetros de sus casas, ya que «tenemos todo lo que necesitamos en la comuna», dice Russ. Sin embargo, también insiste en que «no rechazamos a la gente de fuera, ni mucho menos. Estamos muy conectados con el exterior y claro que utilizamos las tecnologías de la actualidad. Solo que nos gusta sentirnos en contacto con la naturaleza y con nosotros mismos», afirma sonriente.
Su futuro: volver a Alemania
«Lo que más me preocupa ahora es si me darán la compostela, porque perdí todos mis documentos cuando me atracaron y no sé si me la podrán dar cuando llegue a Santiago». De esta forma explica sus próximas intenciones la joven alemana, que retomará su trayecto en cuanto se encuentre algo mejor de salud. A pesar de no tener síntomas demasiado compatibles con el covid-19, este martes acudió a un centro médico para someterse a una prueba, «por precaución», según comenta.
Una vez se ponga de nuevo en marcha, pretende llegar a Santiago antes de que termine esta semana. Tras el fin del Camino, emprenderá su vuelta a casa. «Volveré a la comuna, sí, pero quiero buscar un trabajo fuera de ella. Tengo experiencia de asistenta social, y me gustaría trabajar con gente mayor o con personas con discapacidad», cuenta.
Concluye, además, que tiene intención de volver a hacer el Camino. Aunque «no yo sola, porque se me ha hecho demasiado duro. Me gusta la tranquilidad y el silencio, pero la próxima vez vendré con algún amigo o con mi familia», dice. Todos ellos la esperan ya en su localidad natal, sin saber, eso sí, que volverá siendo la protagonista de una historia inédita.