Un trabajador de las salas italianas quedó prendado de la exposición lucense
16 oct 2021 . Actualizado a las 15:05 h.El museo de la Catedral de Lugo es una joya desconocida para muchos lucenses que, sin embargo, cuenta con el reconocimiento de numerosos entendidos y la apreciación de cuantos lo visitan. Es el caso de un empleado de los Museos Vaticanos que hace unos días visitó la ciudad y se quedó prendado con la zona expositiva que acoge el gran templo lucense.
El trabajador de las inmensas galerías vaticanas, que estaba en la ciudad como turista, se quedó sorprendido con el Museo Diocesano. Se pasó un buen rato disfrutando de las salas y sacando fotos, y cuando se dispuso a marcharse, se identificó y pidió al personal que felicitasen a los impulsores del espacio expositivo por el buen trabajo hecho.
El gran cambio del museo
La galería que se encontró el empleado del Vaticano poco tiene que ver con el museo centenario original. Allá por el 2014, el Obispado de Lugo decidió actualizar el decano de los museos catedralicios gallegos y encomendó a César Carnero la responsabilidad de remodelar la galería. El resultado, tres años más tarde, fue pasar de un espacio decimonónico repleto de objetos, vitrinas en mala conservación y sin un hilo conductor (como si de un gabinete de curiosidades se tratase) a un museo contemporáneo que narra el pasado y el presente de la historia de Galicia, gracias al trabajo de la museóloga Carolina Casal Chico.
El cambio fue radical. De la mano de la museóloga, se analizó cómo reordenar y poner en valor el espacio. Se revisaron las colecciones, se estudiaron las problemáticas de conservación y poco a poco fueron dando vida a una galería radicalmente diferente. Apostaron por exhibir piezas con sentido y por lanzar un proyecto museológico y museográfico contemporáneo para un lugar único, puesto que el Museo Catedralício se sitúa en el triforio más ancho de las catedrales españolas.
Es decir, lo que el trabajador del Vaticano se encontró hace unos días fue el resultado de fusionar un espacio singular con una colección especial, una cuidada iluminación y una estética diáfana, poco cargada.
Siete secciones
A nivel organizativo, el museo catedralicio discurre a través de siete secciones haciendo un recorrido por la historia y el arte de la diócesis lucense, fiel reflejo de la gallega. Una parte versa sobre los orígenes, abordando el museo arqueológico puesto en marcha allá por el 1918. Luego está la sección «Dos símbolos ás palabras», en la que se conserva el Crismón de Quiroga; luego una parte que hace un recorrido del templo de Odoario al medieval; hay una sección eucarística, que es la más numerosa en piezas; otra que aborda el mundo de las devociones, bajo el nombre de «Ad santos»; una dedicada a la Virgen y a la Cantiga 77 de Alfonso X, y una más de pintura en la sala capitular.
El museo, ya consolidado, inició hace poco una nueva etapa con el nombramiento del profesor Marcos Calles Lombao como nuevo director.