El asentamiento figura catalogado como un castro
25 oct 2021 . Actualizado a las 23:56 h.La pregunta que sin duda se hacían los hombres prehistóricos que se instalaron en las cercanías de lo que hoy es Padrón era cómo podemos asentarnos en un sitio seguro desde el que distingamos a tiempo a un posible enemigo, un sitio que además tenga agua cerca y que controle todo este valle.
Esas, también sin duda, fueron las razones que los llevaron a construir un asentamiento en lo alto de lo que hoy es O Castelo. Y con una visita allí se entiende el por qué.
Así que hay dos maneras de llegarse a la zona. Una es coger en el centro de Padrón la carretera que bordea el jardín botánico, continuar recto y en la rotonda, de frente. Otra es dejar la autopista AP-9 en la salida Padrón, en la primera rotonda a la derecha y llegar a la anteriormente citada.
En cualquier caso se pasa luego bajo la autopista, se entra en Herbón, se deja un conocido bar a la izquierda y se aparca a la altura del kilómetro 2 de la AC-252 (señalizado). Y a partir de ahí, a subir tres cuartos de hora a un ritmo normal. Un ascenso que en ningún momento se hace duro, de hecho puede acometerlo un niño pero las irregularidades del terreno no lo hacen apto para ir con un bebé en un carrito.
La indicación inicial es fiarse por el tendido eléctrico e ir pegados a una muralla que esconde invernaderos de los famosos pimientos, que a estas alturas, si se pueden encontrar, suelen picar. Anchura inicial como para que pase un coche y cemento bajo los pies.
Pero eso va a cambiar rápidamente. Porque en el primer cruce, a la derecha siempre subiendo, se van a dejar un par de viviendas a la misma mano con perros escandalosos que cumplen con su deber de avisar de presencia extraña, pero que están encerrados, así que calma total.
Y a partir de ahí el excursionista se mete en un bosque mixto. En ocasiones parece que los carballos pugnan para no ceder ni un milímetro, y en otros lugares es el pino, y el eucalipto a medida que se avanza, el que manda en el territorio. Pero en cualquier caso se trata de una zona muy agradable, con sombra que ahora no se agradece pero desde luego sí en el estío.
¿Es ese el camino que utilizaban los antiguos pobladores del asentamiento O Castelo? A pesar de que algunas piedras parecen colocadas para reforzar la vía, resulta muy difícil asegurarlo. Sólo una excavación arqueológica podría arrojar luz, pero es muy probable que la respuesta sea afirmativa. Y lo es porque por algún lado bajaban a por el agua que corre por el arroyo cercano que queda a la diestra del andarín, y que en los mapas recibe el nombre de Castrelo (así, con erre).
Y de repente ese bosque se abre y deja ver a la izquierda castiñeiros jóvenes que alegran la vista. Parecen vigilantes de la colina que está justo detrás de ellos, y que es el asentamiento.
No hay que intentar subir por ahí, sino seguir más adelante, donde el camino muere en una pista más ancha que por la izquierda baja a Arretén. Hay un sendero que lleva hasta las murallas, las cuales es posible subir, pero la cantidad de tojo es tal que entrar en el recinto entra en la categoría de lo sencillamente imposible.
Lo que sí es posible es disfrutar de la panorámica del valle del Sar, con Iria Flavia allá abajo marcando el Camino Portugués a Santiago.
Por cierto, ¿de cuándo es ese asentamiento? Pues figura catalogado como un castro de forma oval con un eje de 110 metros y otro de 35. Pero todo apunta a que fue reutilizado en la época medieval. En suma, un tesoro en bruto.