Qué ver en Galicia: diez cementerios singulares para visitar el día de Todos los Santos
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La belleza de las tumbas, la originalidad de los emplazamientos o la importancia histórica de quienes están enterrados son los principales atractivos del necroturismo
28 oct 2022 . Actualizado a las 10:49 h.Se acerca el día de Todos los Santos. Los cementerios se preparan para recibir la visita de familiares y amigos de quienes ahora habitan bajo sus lápidas. Aunque el 1 de noviembre es la fecha señalada para llevar flores a los difuntos, las necrópolis reciben visitantes a lo largo de todo el año. Incluso hay quienes se pasean entre nichos para admirar las esculturas, buscar historias o ver las tumbas de personajes históricos. Es el llamado necroturismo, una tendencia que ha llegado para quedarse.
Existe incluso existe una ruta europea desde el 2010. Galicia cuenta con cuatro camposantos incluidos en este itinerario y otros tantos que son dignos de visita por la belleza de sus monumentos, la notoriedad de sus habitantes, su patrimonio histórico o las singularidades que presentan. Necrópolis que surgieron de tragedias, como la de Camariñas, o tradiciones como la de colocar vieiras sobre las tumbas, en Carnota, se unen con auténticos museos de arte funerario en esta lista.
San Amaro, en A Coruña
El cementerio de San Amaro reúne todos los requisitos. Su valor histórico y artístico ha servido para colocarlo en la ruta europea. A ello se une un emplazamiento privilegiado, con vistas al océano Atlántico. Por algo fue la primera necrópolis gallega en implantar visitas guiadas y teatralizadas. El encargado de mostrar los secretos del camposanto es precisamente el hijo de uno de sus habitantes. Se trata de Fiz de Cotobelo, personaje de El bosque animado, la obra de Wenceslao Fernández Flórez. Pero el escritor no es el único ilustre que descansa en A Coruña. Lo acompañan personalidades de la talla del autor del himno gallego Eduardo Pondal, el poeta Manuel Curros Enríquez, el conde de Fenosa Pedro Barrié de la Maza o la hermana de Pablo Picasso, Conchita.
El cementerio de San Amaro tiene más de 200 años. Fundado en 1813, se trata del quinto camposanto más antiguo de Europa. Visitarlo es hacer un recorrido por la historia de A Coruña, de Galicia e incluso del mundo. Y es que bajo un conjunto de nichos se conservan los restos de un panteón nazi. Aunque en la actualidad está vacío y oculto, en su día acogió los cuerpos de los soldados alemanes del submarino U-966, hundido en la costa gallega durante la Segunda Guerra Mundial. Otro de los secretos que guardan los muros del camposanto es la fosa común sin señalizar que acoge a las víctimas de la pandemia de cólera que asoló la ciudad a mediados del siglo XIX.
También son huellas de la historia el Monumento a los Mártires de la Libertad, que rinde homenaje a los represaliados por la dictadura, y la Columna tronzada, en recuerdo de las víctimas de la huelga general de 1901. El monumento colectivo más reciente es el dedicado a las víctimas del vuelo que se estrelló en Oleiros en 1973.
Estos monumentos son solo una muestra del enorme patrimonio artístico que atesora la necrópolis coruñesa. Estatuas, capillas y mausoleos copan las tres secciones en las que se divide: el cementerio religioso, el civil y el británico. Este último es de acceso restringido. Fue comprado por el cónsul en el siglo XIX para dar cabida a los ciudadanos ingleses que vivían en la ciudad.
Cementerio de los Ingleses, en Camariñas
La huella de la presencia británica se puede ver en forma de tumba a lo largo de todo el litoral gallego. Pero el lugar más famoso es el Cementerio de los Ingleses de Camariñas. La localidad de la Costa da Morte fue testigo de numerosos naufragios. La mayor tragedia fue la del Serpent en 1890. Murieron 172 de los 175 tripulantes. En su recuerdo y para albergar sus cuerpos, se construyó la necrópolis, con vistas al mar donde perdieron la vida. Está incluida en la Ruta Europea de Cementerios Singulares.
San Froilán, en Lugo
Otra de las necrópolis gallegas incluidas en la Red Europea de Cementerios Singulares es la de San Froilán, en Lugo. Aunque cuenta con menos de un siglo de historia, parte de las tumbas del antiguo camposanto fueron trasladadas tras su construcción. Hoy en día el cementerio es un auténtico museo de arquitectura y escultura vinculada a la muerte. Ejemplo de ello es el mausoleo neogótico de la familia de Armando Durán, que fue elegido como mejor monumento funerario de España en 2015.
Otras de las obras que destacan son las cruz de los soldados de las guerras de Cuba y Filipinas o el Cristo Redentor. Entre las sepulturas de estilo neoclásico, art decó, art noveau e incluso cubismo, descansan también personajes ilustres como el poeta Uxío Novoneyra o el escritor Ánxel Fole. ¿Te animas a visitarlos y, ya de paso, disfrutar de este museo funerario?
Santa Mariña de Dozo, en Cambados
De arte va también la siguiente parada de la ruta europea. El cementerio de Cambados cuenta con una ubicación privilegiada, a medio camino entre lo tétrico y lo romántico. Está situado en las ruinas de la iglesia Santa Mariña de Dozo, de la que se conservan parte de los muros y los arcos que sujetaban el techo. No en vano, el escritor Álvaro Cunqueiro lo definió como «el más melancólico camposanto del mundo». La construcción, de estilo gótico marinero, data del siglo XII y sus restos fueron declarados Monumento Nacional en 1943.
Pereiró, en Vigo
Aunque este camposanto no está incluido en la ruta europea, su valor artístico e histórico lo hacen merecedor de una visita. De hecho, el Concello de Vigo organiza recorridos teatralizados de la mano de los personajes que lo habitan, como Concepción Arenal. La escritora, periodista y pionera del feminismo cuenta con un monolito en su honor en el cementerio de Pereiró. Otros de los monumentos destacados son la capilla, el mausoleo por los caídos en Cuba y Filipinas o la escultura de Francisco Asorey que escenifica a la muerte llevándose a una niña.
A la riqueza arquitectónica y escultórica de Pereiró se suma el valor histórico y cultural que atesora. Allí descansan personalidades como Cachamuíña, héroe de la reconquista de Vigo, la escritora Xela Arias o José Elduayen, ministro encargado de la abolición de la esclavitud en tiempos de Cánovas. La historia de la ciudad y de Galicia se puede leer en las lápidas del cementerio. El hecho de que, durante décadas, fuese el único donde se realizaban entierros civiles, llevó a personas de otras localidades y religiones a ser inhumadas allí. Los muros de la necrópolis fueron también testigos de episodios oscuros, como los fusilamientos de la Guerra Civil.
San Francisco, en Ourense
De Guerra Civil también sabe el cementerio de San Francisco. Sobre la fosa común donde fueron enterrados los represaliados, se levantó un original conjunto escultórico. Un total de 43 bloques de mármol de diferentes medidas representan las notas de una melodía de Mahler. Pero este es solo uno de los muchos monumentos que se pueden encontrar en Ourense. El más lujoso es el mausoleo de Ruperto García, una auténtica maravilla de la arquitectura funeraria. Entre las esculturas, destacan varios ángeles y vírgenes.
Algunas de las tumbas cuentan incluso con epitafios humorísticos. Es el caso de la sepultura del profesor conocido como Ben Cho Sey: «O señor D. Xosé Ramón y Fernández Oxea (...) ten o gusto de lles ofrecer ós seus amigos o seu novo domicilio no cumio do cimiterio de Ourense, onde os agardará ata que o boten dalí os ediles de turno». Otra de las lápidas que llaman la atención por su mensaje es el de «Pobre Asunción», considerada la primera víctima de violencia machista de la ciudad, en 1891.
La historia local se puede leer en los nichos y tumbas que conforman la necrópolis. Algunas pertenecen a personajes ilustres, como el pintor Parada Justel o los escritores Eduardo Blanco Amor, Ramón Otero Pedrayo y Valentín Lamas Carvajal. Así, el patrimonio cultural y artístico se unen para dar forma al cementerio. Y es que algo debe tener para que el grupo Los Suaves le dedicara el álbum San Francisco Express.
Cementerio Viejo de Mondoñedo
La historia también tiene un peso importante en el Cementerio Viejo de Mondoñedo. La notoriedad de los personajes que se encuentran enterrados entre sus muros hace que esté considerado entre las diez necrópolis con más valor histórico de Galicia. Allí descansan músicos como Pascual Veiga, compositor de la música del Himno Gallego, o escritores como Álvaro Cunqueiro.
Otra las características que hace único este cementerio es la diferenciación de clases sociales de sus habitantes. En la parte más alta están los grandes panteones, en la zona central se encuentran las clases medias y en la más baja descansan las personas más humildes. En la actualidad, la necrópolis se ha reconvertido en un jardín público donde se puede dar un paseo entre el arte y la historia.
Cementerio de Lira, en Carnota
Si hay que señalar alguna necrópolis por su originalidad, es el cementerio de Lira, en Carnota. Allí es tradición colocar conchas de vieira sobre las tumbas. Esta costumbre se originó en la Edad Media, vinculada a los peregrinos que morían en el Camino de Santiago. Se creía que colocar el símbolo xacobeo aseguraba el paso al cielo.
Arcos de Furcos, en Cuntis
Otro de las necrópolis singulares de Galicia se encuentra en Cuntis. Y lo es en sentido literal. El de Arcos de Furcos es el único cementerio subterráneo de la comunidad. Los nichos se encuentran situados en unas catacumbas a cinco metros de profundidad.
Cementerio de Bande
Otros cementerios destacan por su ubicación. Es el caso de la necrópolis de Bande, que se encuentra aislada en medio de la naturaleza. El silencio y el entorno hacen de este lugar el mejor ejemplo de la expresión «descanse en paz». Un enclave privilegiado para reflexionar sobre la vida y la muerte en estas fechas, próximas al día de Difuntos.