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Pedaleando 5.400 kilómetros con una sola pierna: «Estuve cuatro días entre la vida y la muerte soñando con este camino»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

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Christian Salamin, en su llegada a O Cebreiro, en su vehículo adaptado, que mueve con una sola pierna
Christian Salamin, en su llegada a O Cebreiro, en su vehículo adaptado, que mueve con una sola pierna u.c.

Christian Salamin, ciclista con daño cerebral, llegó este martes a O Cebreiro tras una travesía desde Noruega. Su objetivo es llegar a Santiago el Día Mundial del Ictus

27 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El 7 de julio, el suizo Christian Salamin inició en la ciudad noruega de Trondheim la ruta EuroVelo denominada como «Camino de los peregrinos». Es un itinerario ciclista de largo recorrido que conecta el norte de Europa con Santiago de Compostela, por parte del Camino Francés. La trayectoria son 5.400 kilómetros. Para recorrerlos, Christian Salamin solo emplea su pierna derecha. Hace seis años, sufrió un ictus que le paralizó toda la parte izquierda de su cuerpo. «En los cuatro días que estuve entre la vida y la muerte, soñaba con hacer este camino», recuerda emocionado. Y este martes llegó a O Cebreiro a falta de 160 kilómetros para llegar a la capital gallega el Día Mundial del Ictus.

El peregrino suizo tiene 55 años, cuatro hijos y hasta el 2015 llevaba a las espaldas una reconocida carrera laboral como fundador de varias empresas de informática. Además, practicaba ciclismo de manera casi profesional. Pero entonces, el marcado 10 de agosto de ese año, todo cambió. Cuando estaba en su despacho, Salamin sufrió un grave ictus que lo dejó «al borde de la muerte». Tras varios días ingresado, consiguió superar el derrame cerebral, pero le provocó graves lesiones y una hemiplejia. «Fue un regalo haber sobrevivido», asiente.

El deporte había sido para el suizo su «oxígeno», especialmente el ciclismo. Todavía recuerda la primera bicicleta que le regaló su padre a los ocho años y desde los trece participó sin descanso en carreras de esta disciplina. Así que Salamin se propuso que el ictus no le alejaría de su mayor pasión. Comenzó una larga y lenta recuperación física con el sueño de volver a pedalear, que se complicó incluso más en el 2016, cuando sufrió una caída y tuvo que ser operado para ponerse una prótesis de cadera, lo que dificultó más su movilidad.

Vehículo adaptado

Tras muchos meses de rehabilitación y una infinidad de pruebas, se decidió a conseguir un vehículo adaptado a la nueva realidad de su cuerpo. Salamin emplea un triciclo ajustado a su movilidad reducida y su equilibrio. Se trata de un vehículo bajo con tres ruedas en el que va sentado con las piernas estiradas. La izquierda, en la que sufre paraplejia, va sujeta con un aparato de ortopedia y se mueve solo con la inercia de la pierna derecha. Para la mano que tampoco puede mover también cuenta con un soporte de agarre. Además, lleva instalado una máquina con comandos.

Este vehículo es el que le permitió a Christian volver a realizar rutas. Su sueño siempre había sido recorrer una de las denominadas «EuroVelo». Es una red de 17 caminos que conectan todo el continente europeo. Entre todas las opciones, se decantó por la que termina en Santiago de Compostela para iniciar la campaña «Ride for Stroke», con el objetivo de visibilizar la vida después de sufrir daño cerebral.

91 etapas en 120 días

Hace cuatro meses partió desde Noruega para realizar 91 etapas durante 120 días, pasando por siete países europeos. Para poder iniciar esta aventura, el suizo tuvo que entrenar previamente y realizó una ruta de 1.300 kilómetros entre Suiza y Holanda. «Haber superado esa prueba fue lo que me hizo pensar que estaría preparado». El Camino de los peregrinos de Christian son tres días seguidos de recorrido y cuatro de descanso. Después de 117 días, ayer entró en la provincia de Lugo por O Cebreiro: «La subida hasta Pedrafita fue una de las etapas más duras de todo el itinerario». Recorrió el tramo sin paradas desde Ambasmestas, en León, hasta Sarria.

Una enfermedad «invisible»

Durante su travesía, Salamin tuvo el firme objetivo de sensibilizar sobre los accidentes cerebrovasculares. «Es una enfermedad invisible, pero cada media hora alguien la sufre en Suiza y cada cuatro minutos, en Europa», explica. Por eso la etapa de ayer la realizó acompañado de dos miembros de la asociación Discamino, que ayuda a personas con discapacidad. «Nos volvimos locos para seguirle el ritmo, va solo con una pierna pero circula muy rápido», bromeaba uno de ellos. En Sarria, fue recibido por la Asociación de amigos do Camiño de Santiago na Comarca de Sarria. Pese a que el suizo ya nota cansancio después de estos meses, se mostró muy ilusionado por llegar a Santiago porque, asegura, «es el reto más importante de mi vida».