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La tierra de los mil puentes

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VEN A GALICIA

Las soluciones para salvar accidentes geográficos son muy variadas en toda el área de Vigo

30 oct 2021 . Actualizado a las 21:23 h.

Comunicación, tránsito, intercambio o incluso pontífice son palabras relacionadas con los puentes, así que no estamos solo ante arquitectura e ingeniería, sino frente a un elemento simbólico que en Galicia, por ser la tierra de los mil ríos, se prodiga por todo su territorio. Desde el moderno y atirantado que se levanta sobre el estrecho de Rande a los colgantes de Soutomaior y de Acevedo, en Oia, los modelos de pasos elevados existentes en toda el área viguesa son muy variados.

Aunque no hay ninguno que se pueda decir documentalmente que sea romano, está muy extendida la creencia de que muchos puentes fueron construidos por los pontoneros latinos. En realidad, en numerosos casos son elementos medievales que fueron confundidos por la transmisión popular, lo que no quiere decir que alguno tuviera un origen romano aunque el paso del tiempo los transformase de forma considerable.

El elemento más antiguo para pasar a pie un río, sin mojarse, recibe el nombre de pontella, poldra o paso. Tenemos ejemplos en Tatín (Mondariz) y en Lourido (Covelo). Son piedras discontinuas para cruzar, en este caso, el Tea. Sobre este río se encuentran grandes y bellos puentes, como el de Cernadela, en Mondariz, que tiene cinco ojos, o los de Os Remedios y As Partidas, en Ponteareas. La leyenda dice de este último que fue construido en una sola noche por los mitológicos mouros.

En el concello de Crecente son dignos de ver los situados en Barxelas y Cabras, en Filgueira, todos ellos ubicados en espacios idílicos. En A Cañiza se pueden apreciar los de Couto y Achas, donde hubo un enfrentamiento militar con los franceses durante la Guerra de la Independencia. Relacionado con aquel acontecimiento también está el de Mourentán, en Arbo.

En Salvaterra destaca el de Fillaboa y en Salceda, el de Agueiros, pero antes de continuar río abajo hay que apuntar los cinco puentes internacionales tendidos sobre el río Miño, entre Arbo y Goián. El más antiguo es el que levantó Pelayo Mancebo y Ágreda en Tui, en 1886, y que permitió la conexión ferroviaria con Portugal. En la actualidad, se prepara la construcción de una pasarela peatonal entre el municipio gallego de Tomiño y el portugués de Cerveira. También se reformará el que une Salvaterra y Monçao, que pasará a tener un carril para peatones y ciclistas.

Neoclásico

En O Rosal, sobre el río Tamuxe, hay otro puente de gran antigüedad, pero reconstruido en estilo neoclásico a mediados del siglo XIX. El puente de A Ramallosa, en el límite entre Nigrán y Baiona, es una maravilla de diez ojos. En la mitad de su recorrido, muestra un cruceiro con la imagen de San Telmo. Aún se conserva en torno a él un ancestral rito relacionado con la fecundidad. Los puentes de A Grova y Sabarís también tienen varias centurias a sus espaldas y, no muy lejos de ellos, en Mañufe se levanta un puente del siglo XII.

En Vigo también se pueden ver los puentes medievales de Sárdoma y de Balaídos, aunque este último fue apartado del cauce del río Lagares y ya solo se muestra como un elemento meramente ornamental.

Por su parte, Redondela es conocida como la villa de los viaductos debido a que dos puentes férreos, creados a finales del siglo XIX para abrir el tráfico con el norte de Galicia y la Meseta, surcan su cielo. Sus trazados condicional la misma imagen de la población.

Una de las estampas más bucólicas de la zona, relacionada con estos elementos de unión y paso, se puede ver en el límite entre los municipios de Fornelos de Montes y A Lama, unidos ambos por el puente de Anceu. Otro puente limítrofe es el que une Pontesampaio y Arcade, con diez ojos y una batalla napoleónica en su currículo.

El recorrido se cierra en la parroquia canguesa de Aldán con el minúsculo, pero hermoso, puente sobre el riachuelo Orxas, que forma parte del conjunto patrimonial conocido como la finca de Frendoal.