Los cementerios de Oza, Elviña o San Pedro de Visma comparten un carácter «más familiar»
01 nov 2021 . Actualizado a las 16:40 h.El de San Amaro es el más grande, conocido y con mayor número de ilustres entre los cementerios de la ciudad, pero no el único. Hay otros más pequeños, como los de Oza, Elviña o San Pedro de Visma, en los que hasta en el Día de Todos los Santos y víspera de Difuntos se puede acudir a visitar a los seres queridos sin agobios, pero también con sus historias particulares y una característica en común.
«Es un entorno más familiar, por extraño que pueda sonar en un sitio así». Así describe Mely Eiroa cómo es el cementerio de Oza para el que nunca haya estado, pero sus palabras se repiten al preguntarle por lo mismo a quienes acuden o trabajan en los de Elviña o San Pedro de Visma.
Jesús María Bregua, quien ayer visitó a varios familiares como sus padres y abuelos en el cementerio de Elviña, destaca que este lugar «es mucho más relajado más tranquilo, sobre todo durante la semana» antes de apuntar que entre lunes y viernes «hay días que puedes llegar a estar a solas», una situación que en ocasiones «se agradece» para poder compartir un momento de máxima tranquilidad.
El carácter familiar también lo perciben los trabajadores de estos espacios. «Está en el barrio y se conoce más a la gente, hay algunos que son habituales y vienen todas las semanas y ya los conoces», aseguran los empleados del cementerio de Oza.
Compartir un momento con familiares o amigos que ya no están es el motivo que une a todos los visitantes de los camposantos, pero en algunos casos las historias van más allá. Es el caso de Carmen, pariente de Lino Ferreiro, un cura que en 1858 solicitó a la reina Isabel II la construcción de la iglesia ?abierta cinco años después? y del cementerio de Oza, este último «bendecido» el 23 de mayo de 1889, y en el que ahora visita asiduamente a familiares como sus padres y abuelos.
Las notas parroquiales del archivo de la parroquia de Santa María de Oza recogen estos datos, así como los motivos por los que se solicitaba anteriormente su traslado: las ocupaciones que sufrió de soldados irlandeses en el siglo XVIII o los continuos robos de los que era objeto. «Esta desgraciada y perseguida iglesia...», se puede leer.
Aunque estos cementerios no cuentan con tantos ilustres como el de San Amaro, también tienen a sus protagonistas. En el de Oza se encuentra la tumba de Juan Rodríguez Paz, médico que ejercía en la beneficencia y que fue el último alcalde de Oza cuando era un ayuntamiento propio antes de adherirse a A Coruña.
Fallecido en 1923 y muy estimado por los habitantes de Monelos, su sepulcro se encuentra bastante deteriorado por la ausencia de familiares que lo cuiden, aunque «siempre hay vecinos que le dejan flores», explica Carmen. Sin embargo, llevan años solicitando al Ayuntamiento que lo adecente, sin obtener respuesta.
Particularidades
Estos cementerios tienen su carácter propio y sus particularidades. En el de Elviña, la tranquilidad que se respira permite que casi se pueda escuchar los coros de la misa en la iglesia anexa, pero la proximidad de Alfonso Molina hace que las melodías se mezclen con el ruido de los vehículos, que hasta en un día festivo como el de ayer se hacen notar.
Además, la familiaridad se percibe entre sus asiduos, que en muchos casos son también vecinos de la zona. «Xa ves de facer a visita?», le pregunta una mujer a un hombre en las inmediaciones del cementerio de Elviña mientras ella va hacia el camposanto y él en la dirección opuesta. En estos lugares apenas hay que esperar para llenar de agua las regaderas o utilizar escaleras y si hay que hacerlo, es muy probable que con quien se coincida sea conocido, al menos de vista.
El Día de Todos los Santos es sinónimo para muchos de jornada de ruta por cementerios. «Aquí traigo flores todas las semanas, pero en días señalados como hoy voy a otros dos más», explica José María Bregua en la puerta de acceso al camposanto de Elviña, ubicado en un núcleo prácticamente rural entre la principal vía de entrada y salida de la ciudad y el campus universitario. Mientras, Mely Otero también empezó por el de Oza, pero por delante le quedaba visitar el de San Amaro y, finalmente, el de Coirós.
«Tuvimos problemas de suministro con flores que vienen de Colombia»
Los problemas para obtener materiales o productos provocan situaciones que afectan a todo tipo de negocios. El Puestito, la floristería que hay a la entrada del cementerio de Visma, es uno de ellos. «Tuvimos problemas de suministro con flores que vienen de Colombia como claveles o rosas, que son de las más solicitadas y no llegaron aunque tuvimos la incertidumbre hasta última hora», explica María Fernanda Espaza, que lleva 17 años al frente de este pequeño negocio.
Este problema no le quita la sonrisa de la cara porque este fin de semana «fue mejor que el del año pasado, que había cierre perimetral, y de las previsiones que teníamos». A ello se le une el «carácter familiar» corroborado por algún cliente «que hasta te trae un bizcocho» y que «la lluvia dio una tregua, si no más gente se pensaría venir».