El descubridor de petroglifos de Vimianzo saca a la luz las cruces de 16 molinos de Cambeda
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Muchas de ellas fueron grabadas como símbolo de protección, pero el autor cree que también son una muestra de dominio
06 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.David Roget Blanco, el joven estudiante de Ingeniería Aeroespacial que descubrió los petroglifos del valle de Vimianzo, acaba de presentar un estudio sobre las cruces grabadas en 16 molinos de la parroquia de Cambeda. Se trata de un novedoso y minucioso repaso a estas construcciones rurales, muchas de ellas ya existentes en el siglo XVIII.
La presencia de estas decenas de ejemplares de este símbolo religioso «non posúen un único significado, senón que engloba un conxunto de atributos morais, éticos e relixiosos que sosteñen a versatilidade no seu emprego», escribe Roget en su introducción. Estima que una parte de ellas tengan una motivación de «protección contra o mal, o porvir ou axuda no día a día». No obstante, también ve que se le fueron añadiendo detalles «gráficos» a la cruz latina simple para especificar o ampliar su sentido.
Apunta David Roget que muchos de estos símbolos adquieren formas de espada. Así piensa: «É máis ca evidente a similitude entre estes dous elementos, tanto física como conceptual: unha cruz presentámola como un símbolo de protección contra o mal, de axuda; mentres que unha espada é o mesmo, pero no terreo bélico», reflexiona.
En su estudio toma como base los molinos citados en el Catastro de Ensenada, de 1749. Así, analiza las decenas de figuras que localizó en dinteles, pilares, jambas o capas de los 16 molinos situados en el río Cambeda, el riachuelo de Vilariño, el de Sanfíns, el conocido como Regato da Fonte das Pulgas y el de Piñeiros-Castiñeira. Un alarde de observación que fue reflejando en dibujos de su mano que también aparecen en el trabajo. Muchos de estas pequeñas fábricas de harina están actualmente en estado de abandono, otras aparecen muy destruidas y gran parte del conjunto se encuentra tomado por la naturaleza, lo que hace más difícil los análisis.
Todas las construcciones están muy abandonadas
El exhaustivo estudio de David Roget empieza por el Muíño do Xanote, ya citado en el Catastro de Ensenada. Está completamente cubierto de hiedras y zarzas. Solo ha visto un grabado, en el dintel, una especie de «cruz semi-bizantina, moi bonita esteticamente», escribe.
La siguiente pieza tiene una inscripción de 1944; dos letras: CG, que deben ser las iniciales de algunos de sus dueños, y en la jamba vertical izquierda, una cruz sencilla, a la que le falta la «garda (línea)» transversal en el brazo izquierdo. En el Muíño do Prado, hay otro símbolo religioso, en este caso, sobre calvario.
En la siguiente construcción de la ruta de río Vilariño encontró una inscripción, APR, y cuatro diseños religiosos. Tres son latinas simples y una de estilo griego. A continuación está el molino situado próximo a un viejo puente. Este tiene en el dintel una griega. En la jamba izquierda presenta un conjunto con calvario abierto y un círculo en la cabeza que le da aspecto antropomorfo. En la derecha, hay una invertida, que también podía ser una cruz de San Pedro.
El siguiente podría ser uno de los que en el Catastro de Ensenada aparece referenciado como viejo o nuevo. Está muy mal conservado y presenta cuatro cruces, dos de calvario y dos latinas simples, una de ellas con «bóla do mundo no remate». Más adelante hay otro con unos símbolos distintos, que admitirían diversas interpretaciones, además de una cruz de Santiago y una inscripción de 1899.
Continúan los molinos y los grabados, en algunos numerosos, pero el que destaca es el del Pozo Negro. Un ejemplar de cubo en bastante buen estado, datado ya en el siglo XVIII, y que tuvo uso hasta casi finales del siglo XX. Suma un total de 17 diseños de diversas tipologías. Catorce de ellos están en la entrada. En el pie y la capa interiores hay sendos ejemplares. Es tal la cantidad y la variedad de cruces que lo convierten en único.
