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Un icono del Camino que convirtió el botellín de cerveza en monumento

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

VEN A GALICIA

Casa Tía Dolores tiene su propia Puerta del Perdón en O Pino, de fama internacional

07 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En Calle de Ferreiros viven poco más de medio centenar de personas, pero este lugar del concello de O Pino se ha convertido todo icono del Camino de Santiago. Es difícil pasar por allí y no pararse o sacar una foto en Casa Tía Dolores. Este bar ha convertido el botellín de cerveza en un gran monumento del arte sacro. Todo comenzó hace tres años, recuerda Sotero Álvarez. Él y su mujer, María José Tomás, alquilaron el negocio emplazado en la ruta jacobea más transitada de todas. «Llegamos en mayo del 2018. Antes los peregrinos se tomaban aquí una cerveza y dejaban los cascos vacíos sobre el muro de piedra. Pensé que podíamos hacer de eso un reclamo y construí para colgarlos una puerta utilizando puntas y madera. Ahí empezó todo. Con la ayuda de vecinos, como Lolo y Gabecho, fuimos añadiendo más cosas en la terraza y esto se ha vuelto una parada obligada del Camino Francés», constata el dueño, un leonés que lleva 29 años en Galicia.

Calcula que utilizaron cerca de 50.000 puntas para poner los botellines que firman los clientes al acabar su consumición. «No creo que haya ni 10 sin dedicatoria», indica, todas de una marca artesana que se fabricaba en Val do Dubra, la Peregrina. «Lamentablemente, fue una de las empresas que se llevó el covid», dice Sotero. Para curarse en salud y que siga creciendo su Sagrada Familia de los casquillos intentará «que alguien haga una cerveza que lleve el nombre de Casa Tía Dolores». «Este es un local al que llegan personas de todo el mundo por las cervezas. Hemos revertido la inversión en puntas con creces», comenta divertido el hostelero, quien levantó desde un hórreo de botellines hasta su propia Puerta del Perdón empleando una donada por el cura de la iglesia de San Mamede. «El boca a boca y las fotos que hacen los peregrinos son nuestra mejor publicidad. Ahora en las redes sociales todo corre como la pólvora y muchos vienen expresamente buscando el bar de los botellines», continúa.

Por su ya famoso Bier Garden, en la autoproclamada calle Tía Dolores, han pasado caras tan conocidas como la del cantante Sting y el chef José Andrés, además de figuras del mundo de la cultura o el toreo. Anécdotas no faltan a los dueños del establecimiento: «Hay cosas impresionantes. Nos ha llamado gente por teléfono y han vuelto por aquí para contarnos que se había cumplido la petición que hicieron en nuestra Puerta del Perdón. Hay parejas que se conocieron aquí y se van a casar, muchas historias personales y recuerdos». El otro gran atractivo del negocio es la cocina casera de María José, experta en tortillas y curtida en el mundo de la hostelería. «Somos un equipo, aunque ella es el alma máter de esto», concede Sotero. Tía Dolores echó ayer el cierre y volverá a abrir en marzo, de cara ya a la temporada alta.