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La estela viguesa del «ora et labora»

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VEN A GALICIA

No todos los monasterios y conventos del área metropolitana lograron mantener sus funciones originales

12 nov 2021 . Actualizado a las 01:46 h.

Durante siglos, la cultura sobrevivió encerradas en gruesos muros de piedra, en los que una comunidad religiosa consagraba su vida, teóricamente, a la espiritualidad ordenada por reglas de convivencia. Eran los monasterios y conventos, que, con el paso del tiempo, se convirtieron en centros de gran poder económico e, incluso, de opresión para el campesinado. Algunos de estos elementos todavía permanecen activos, mientras que otros solo muestran sus vestigios arquitectónicos o quedaron relegados a los libros de historia. De estos últimos tenemos dos ejemplos en Vigo. Uno de ellos fue el convento de Nuestra Señora de los Remedios creado en 1553 por Inés Pérez de Zeta donde hoy hace esquina la calle Areal y la que lleva el nombre de la fundadora. Perteneció a la Orden Tercera de San Francisco. Tras la desamortización de 1836 acogió un hospital militar y las religiosas que allí convivían fueron realojadas en el convento de franciscanas de Tui. La existencia del otro es más confusa y solo hay algunas alusiones en documentos del siglo XVII. Aparece en la documentación relacionada con la construcción de las murallas de Vigo, y se le situaba en el entorno del actual Teatro Afundación.

Sí pervivió el convento franciscano de Santa Marta, que hoy acoge el Comedor de la Esperanza y un centro de menores, en O Berbés. Fue fundado a finales del siglo XVI, aunque fue modificado ampliamente desde entonces. Más moderno es el convento de las Salesas Reales, construido en la década de los cuarenta del pasado siglo, siguiendo los planos de Antonio Palacios. Está habitado por monjas de clausura que han visto reducido su espacio tras la venta de parte de la parcela que tuvo en un principio.

El monasterio más espectacular es Santa María de Oia. Las primeras noticias documentadas de su existencia lo sitúan a mediados del siglo XII. Regida su vida por la orden del Císter, este monasterio presenta la singularidad de estar al borde del mar, lo que provocó que estuviese artillado para defenderse de acciones de pillaje desde el medio marino. También fue deshabitado tras la desamortización de Mendizábal. Durante la guerra civil fue utilizado como campo de prisioneros republicanos. Pertenece a una empresa, pero se puede visitar.

«Una joya románica oculta, olvidada y en un deplorable estado de conservación». Es lo que dice la asociación de defensa del patrimonio Hispania Nostra del monasterio de San Paio, en la parroquia de Albeos, en el municipio de Crecente. Hay que echarle imaginación para visitarlo porque el destrozo es grande. Hasta comienzos del siglo XVI estuvo ocupado por monjas benedictinas, que acabaron trasladándose a Santiago. Hasta la desamortización funcionó como priorato. Permite ver algunas piezas románicas de gran interés, pero está tomado por la vegetación y muy arruinado.

En Ponteareas está el convento de Canedo, construido sobre un pazo. Pertenece a la orden franciscana. Barroco y neoclasicismo se junta en su fachada. Al igual que otros centros religiosos españoles, la desamortización dirigida por Mendizábal alejó a los religiosos del edificio hasta finales del siglo XIX, cuando fue adquirido por los franciscanos.

Las encerradas

La siguiente parada de esta ruta monástica se sitúa en Tui. La ciudad tiene un convento de clausura en activo y otro que ya ha no acoge a ninguna comunidad. El primero es Santa María de la Concepción, popularmente conocido como «las encerradas», actualmente ocupado por religiosas clarisas, aunque inicialmente perteneció a la orden franciscana. El aspecto actual del edificio tiene rasgos manieristas y de barroco portugués y sus inquilinas observan el voto de la clausura. Justo a la entrada del convento se abre un túnel, de gran belleza, que comunicaba el extramuros de la ciudad con su interior.

San Domingos, también en Tui, fue levantado, en diferentes etapas, por los dominicos a partir del siglo XIV, aunque hoy en día ya está desacralizado. La iglesia es de estilo gótico con partes barrocas. En el último mes, el Concello de Tui divulgó con un ciclo de conferencias el espléndido retablo barroco que recuerda la batalla de Lepanto. El conjunto perdió el claustro durante el siglo XIX cuando asumió funciones militares tras la desamortización, que consistió en la venta por parte del Estado de propiedades religiosas que habían sido expropiadas previamente.

En Nigrán está el convento de Vilariño, fundado sobre un pazo en 1905 por los franciscanos portugueses. Actualmente, depende de la Diócesis Tui-Vigo. El santuario de A Franqueira, en A Cañiza, también tuvo un monasterio durante la Edad Media que se incorporó a la orden del Císter. Sin embargo, a partir del siglo XVI quedó reducido a un priorato hasta la mencionada desamortización que favoreció su desaparición, quedando desde entonces la iglesia como sede parroquial y santuario mariano.

En Casteláns, Covelo, quedan restos de una iglesia del siglo XII que fue monasterio. Algunos restos arquitectónicos de esta iglesia se pueden ver en Mondariz-Balneario a modo de adorno, pero fuera de cualquier contexto.

Concluye la ruta en Redondela, concretamente en su parroquia de Trasmañó. Nació este monasterio de clausura en 1984, cuando se cerró el que tenía las benedictinas en A Guarda, que hoy es un hotel. También está el convento de Vilavella, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI, pero en la actualidad está desacralizado y se dedica a la hostelería.