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Ourense, un paseo entre «soutos»

M. Cobas / C. Andaluz OURENSE

VEN A GALICIA

La provincia despliega en otoño una imagen multicolor donde los castaños son protagonistas

07 nov 2021 . Actualizado a las 13:18 h.

Pasear durante estos días por cualquier rincón natural de la provincia es toda una experiencia visual. El otoño deja colores de postal y la tierra se llena de los frutos propios de la época, como la castaña, un producto que, para muchas familias, supone un ingreso extra en la recta final del año. Es, dicen, uno de los recursos más democráticos, porque los castaños están repartidos por muchas tierras. Pero si importante es el fruto, no menos lo es el árbol. En Ourense hay ejemplares únicos, algunos milenarios, pero también hay paseos enteros, en zonas públicas y pasos privados, que enamoran a todo aquel que los visita. Incluso hay rutas específicas para descubrir, de paso, el patrimonio cultural y artístico que los rodea. 

Manzaneda

Castiñeiro de Pumbariños y Souto de Rozavales. Es probablemente el castiñeiro más conocido de toda la provincia. Y no es para menos. Tiene más de mil años y sigue dando fruto. Es el castiñeiro de Pumbariños, incluido en el Catálogo galego de árbores senlleiras, y considerado el de mayor circunferencia de Galicia, con 13,85 metros. Antes era posible tocarlo y eran pocos los grupos de turistas que renunciaban a la foto abrazando el árbol entre varios (más de diez personas son necesarias para abarcarlo). Ahora ya no se puede. Algunos en lugar de abrazar el castiñeiro preferían subirse encima y eso lo estaba dañando, así que desde hace varios años una valla de madera impide acercarse demasiado. El de Pumbariños es el principal, pero en el souto de Rozavales, en Manzaneda, hay muchos más castaños. Declarado monumento natural, cuenta en la zona bajada con varias mesas y bancos para quienes quieran disfrutar de una comida al aire libre (eso sí, sin hacer fuego). Es un lugar en medio de la naturaleza que además es apto para toda la familia porque se puede aparcar a menos de un ciento de metros. También está indicado para quien quiera caminar un poco más, ya que desde el casco urbano son apenas un par de kilómetros entre ida y vuelta, por una carretera sin arcén pero poco transitada. 

A Pobra de Trives

Os Sequeiros. En las últimas décadas, el castañal sigue siendo silencioso en Os Sequeiros, pero a mediados del siglo pasado, cada mes de octubre las construcciones de piedra se llenaban de vida. En cada uno de los sequeiros residían familias enteras que durante semanas dejaban sus casas en Chandrexa de Queixa o San Xoán de Río para recoger las castañas que secaban a escasos metros de donde dormían. El mismo fuego que prendían en la planta baja servía para calentarse y también secar el fruto. La mejora de las comunicaciones dejó en desuso los sequeiros, que todavía pueden visitarse. Una parte de las construcciones están en ruinas, pero varias fueron rehabilitadas años atrás y pueden visitarse a diario, porque están abiertas. A la entrada, un papel explica qué se encuentra el viajero ante sus ojos y a través de un código QR es posible acceder a través del teléfono móvil a más información disponible en la aplicación Practica Trives. Hasta Os Sequeiros se puede llegar en coche, cruzando la aldea de Pena Folenche y después siguiendo una pista forestal hasta la zona (se puede aparcar justo delante de una de las construcciones) aunque sin duda es mucho más bonita la ruta de senderismo (de apenas 3,4 kilómetros) que sale desde el mirador de Pena Folenche (con fantásticas vistas al Val do Navea, Manzaneda y Trevinca). 

Parada de Sil

Entrambosriós y Souto de Merilán. El castaño milenario de Entrambosríos también está incluido en el Catálogo galego de árbores senlleiras. Tiene cinco metros de altura y más de nueve de perímetro y, además, se encuentra rodeado de otros árboles similares, aunque centenarios, que conforman un bosque único. Está en la parroquia de Chandrexa, en Parada de Sil, en la Ribeira Sacra. Además de disfrutar de este ejemplar único, el visitante puede pasear por un gran souto, donde se encuentra un antiguo molino de piedra. Hay varias rutas por la zona que pasan por el castaño, como punto central. Otro punto de referencia en este concello es el souto de Merilán, porque en él se encuentra el Mosteiro de Santa Cristina, en la orilla del río Sil. 

Castro Caldelas

Poboeiros. El souto de Poboeiros fue muy conocido entre los vecinos de Castro Caldelas por la calidad de sus castañas y también de la madera de sus árboles. Un paseo por esta zona natural de Castro Caldelas, que pertenece a la ruta Os Bosques Máxicos, permite ver grandiosos ejemplares centenarios de castaños. Incluso permanece en pie un sequeiro, la construcción donde se secaban las castañas tras ser recogidas.  

Os Blancos

Pexeiros. Una de las peculiaridades de este castaño de Os Blancos es que es la primera evidencia que se tiene en el sur de Europa de la domesticación instantánea de esta especie arbórea. O, lo que es lo mismo, de su cultivo mediante injertos para mejorar sus propiedades. Su perímetro es de 15 metros y tiene más de 500 años. 

A Mezquita

A Ribeira. En la parroquia de Manzalvos, en A Mezquita, está el Castiñeiro da Ribeira. Aunque le falta media copa llega a una altura de 24,9 metros y tiene una base de 11,3. Tiene alrededor de quinientos años.  

Riós

Ruta Europea de la Castaña. El Concello de Riós cuenta con diversos itinerarios de senderismo, entre los que cabe destacar la Ruta Europea de la Castaña, de la que forman parte países como Italia, Francia y Portugal y que sirven para dar visibilidad al fruto. La ruta se pueden hacer a pie, a caballo y en bicicleta. Comienza en iglesia de Santa María de Riós y finaliza en la Iglesia de Santo Estevo de Trasestrada, a un lado del Centro de Interpretación de la Castaña (situado en una antigua rectoral). Durante el recorrido el visitante pasea al lado de castaños centenarios y, en estas fechas, encuentra en su camino cientos de castañas sobre el suelo, que tiñen la ruta de colores. Algunos soutos están en zonas privadas y otros en espacios públicos, pero vale la pena pasear y en estos días, seguramente, encontrar a muchos vecinos recogiendo castañas o portándolas en sus cestos.