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Así es la casa que habitaron Marcial y Avelina Valladares

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

VEN A GALICIA

miguel souto

Los propietarios de la casa señorial de Vilancosta abre sus puertas a La Voz

22 nov 2021 . Actualizado a las 12:43 h.

La casa señorial de A Estrada donde escribieron sus obras los hermanos Marcial y Avelina Valladares es un pedazo de historia viva y habitable. Recorrerla es una lección sobre la vida de las familias acomodadas en la Galicia rural de la segunda mitad del siglo XIX. La autosuficiencia que en su día tuvo que disfrutar el casal de Vilancosta (Berres) aflora por todas partes. La casa tiene tres manantiales —dos de ellos convertidos en fuente—, lavadero, hórreo, un lagar pequeño y dos grandes, bodega y un edificio auxiliar que fue cuadra, pajar y escuela y que aún hoy conserva las colmenas con lacenas interiores para la recogida de la miel. La casa también tuvo fragua propia y plantaciones de lino para fabricar sus propias prendas. Se conservan todavía instrumentos que son testigo de esta actividad textil. Una inmensa artesa para salar el cerdo, dos hornos y una enorme lareira dan fe de que poco había que viniera de fuera.

El interior de la vivienda permite ponerse en la piel de Marcial y Avelina y comprender sus figuras mejor que de ninguna otra manera. La galería y el parladoiro desde los que se divisan el Pico Sacro, los árboles genealógicos a los que era adicto Marcial —y en los que solía colocarse en una posición privilegiada—, su foto sobre seda, los retratos de sus padres José Dionisio Valladares y Concepción Núñez, la ausencia de fotos o retratos de Avelina, el piano que la familia trajo en un carro de bueyes desde Zamora o el oratorio que Marcial mandó construir en 1901 son reflejo de un modo de vida casi congelado en el tiempo.

Una letrina de madera y un lavabo con depósito propio que fue el moderno sustituto de la palangana antes de la llegada del agua corriente son otras de las curiosidades de una impresionante casa señorial que ahora está en venta.

Una lareira inmensa. La estancia más impresionante de la casa es el comedor, presidido por una lareira de cuatro metros construida aprovechando una pared de roca natural. Criados y señores comían en esta sala, que era la más caliente. Al fondo hay dos hornos: uno para cocer el pan y otro para los pasteles, algo que muy pocas casas podían permitirse. La lámpara de forja forma con sus letras la palabra Vilancosta.

Juego de puertas. La casa presenta una interesante colección de puertas de madera maciza, de una o de varias hojas, con vanos o sin ellos, que permiten múltiples posibilidades de iluminación y de ventilación.

El despacho de Marcial. La casa conserva el despacho con el escritorio de Marcial, uno de los escenarios ineludibles del Rexurdimento de la literatura gallega. La biblioteca de la familia está bajo la custodia de la USC.

Escalera de castaño. Todos los suelos y los techos son de madera de castaño, al igual que las escaleras que comunican las tres plantas. Fueron reformadas para ensancharlas, pero conservan los balaustres originales.

Para salar el cerdo. En el acceso a la casa luce un arcón usado en su día para salar el cerdo. Tras él se atisba la puerta de la pequeña cuadra en la que se engordaba el animal antes de la matanza, hoy convertida en leñera.