Los lavaderos se recuperan como espacio de ocio y conversación
21 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Los lavaderos son parte de la historia viva de los municipios. Fueron, y algunos todavía son, lugar de encuentro para mujeres que pasaban horas lavando, a la que vez que compartían pensamientos y anécdotas con el resto de vecinas.
A día de hoy se han convertido en un patrimonio que atrae a visitantes y que la mayor parte de los ayuntamientos se esfuerzan por cuidar y mantener.
La ruta hasta el lavadero de Artes, el más largo de todo el municipio con sus 28 metros, comienza con una gran zona verde idónea para los amantes de la naturaleza. La pasarela de madera hace que el recorrido también sea accesible para todas las edades.
La rehabilitación de este complejo, realizada por Carlos Seoane, fue finalista en la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo.
Noia
Otro de los parajes recientemente rehabilitado y premiado por ello es el de A Chaínza donde, además de la antiguo pila, los visitantes pueden recrear su vista con casas de arquitectura tradicional y distintos molinos de agua sin salir de la zona.
A escasa distancia, también son de interés turístico el viaducto homónimo y el de Traba.
En O Camiño Ancho, las antiguas instalaciones de limpieza también fueron objeto de mejoras recientemente. Ahora, cuenta con una cubierta reparada, agua limpia y fresca, y un entorno recuperado en el que se ha retirado la maleza que lo invadía.
Otras construcciones similares en la misma localidad son los de A Crocha, Santo Isidoro y O Campiño.
Aunque el lavadero de Vara no se utiliza tanto como antes, algunas personas siguen acudiendo para la limpieza de alfombras y para coger agua de la fuente.
Este es uno de los más pequeños de la zona y no tiene cubierta, pero está situado en un entorno natural totalmente privilegiado. En los alrededores también se pueden encontrar distintas casas rurales y cabañas para alojarse mientras se visita el municipio.
Otra fuente potable, está en el lavadero situado junto al crucero de Berrimes. Este pozo del siglo pasado está construido en granito y adornado con distintos motivos en bajorrelieves.
La construcción también cuenta con una zona para posar los recipientes mientras se recoge el agua, que llega al lavadero a través de un caño de piedra.
A Boliña es uno de los manantiales de la comarca que más visitantes recibe, principalmente por la calidad de su agua, también apta para consumo.
En la misma zona se puede acceder a otra fuente. El de Cimadevila, igualmente valorado por los vecinos y los visitantes que llegan a la comarca.