Los ocho pueblos más bonitos de Galicia

No están todos los que son, porque tampoco se trata de hacer un ránking. Pero los que están, desbordan encantos y atractivos. El puente de diciembre se presenta como una extraordinaria ocasión para visitarlos y disfrutarlos o, si es el caso, descubrirlos.

O Barqueiro

Donde hasta el mar encuentra la calma. Las bravas aguas del Cantábrico, que tan violentas se manifiestan en el cercano cabo de Estaca de Bares, parecen tomar sosiego cuando llegan a O Barqueiro, el coqueto y pequeño puerto del concello de Mañón. Y por algo será. Todo en este rincón rezuma calma y belleza. Y es que la estampa se torna idílica en cualquier momento del día. La viveza de los colores de los barcos de pescadores contrasta con la blancura de las fachadas de las edificaciones que remontan la colina conformando un anfiteatro natural abierto al mar. Desde el puerto una senda une O Barqueiro con la fantástica playa de Arealonga, cruzando la ría por el icónico puente metálico de O Vicedo.

Allariz

La joya del interior. Pocos pueblos gallegos, por no decir ninguno, ha sabido explotar sus recursos como lo ha hecho Allariz. No eran pocos, es cierto, pero su manera de provecharlos supone toda una lección. Desde el respeto y la conservación y de su casco histórico al fomento de su cultura y de su patrimonio etnográfico, con edificaciones singulares, molinos o museos como los del curtido, el de la moda o el del juguete. Pero si algo destaca de la villa alaricana es su riqueza natural, que tiene por eje el río Arnoia, en torno al cual se articula una cuidada red de senderos, jardines y zonas de esparcimiento.

Ribadavia

Con el enigmático encanto de la herencia judía. Pasear por su casco histórico semeja un fascinante viaje en el tiempo. La huella de las diferentes épocas y de sus moradores se hace patente a cada paso en su arquitectura, en sus calles y hasta en sus gentes. Desde la Edad Media, esa que cada verano se representa en la concurrida Festa da Istoria, hasta los siglos de presencia judía mantienen en Ribadavia una huella indeleble. El municipio ostenta además la capitalidad de Ribeiro y en los últimos años ha convertido la cultura enológica en otro de sus grandes focos de atracción.

Combarro

Un clásico entre los más bellos. No hay año que Combarro no aparezca en alguno de esos listados de los pueblos más bonitos de España. Razones no le faltan a este coqueto rincón de la ría de Pontevedra perteneciente al concello de Poio. Pero es, desde luego, su singular conjunto de hórreos, literalmente colgados sobre el mar, su principal elemento identitario. Y el más fotografiado. Recorrer sus calles estrechas y empedradas y recalar en su excelsa gastronomía marinera aportan más argumentos, si hiciesen falta. 

Redes

Esencia de villa marinera. El encanto de las villas marineras se conserva en su esencia casi primitiva en este rincón de la ría de Ares. En su característica arquitectura conviven las humildes casas de pescadores, vertiginosamente asomadas al océano, con los palacetes indianos, como los que circundan la plaza do Pedregal, uno de los principales focos de interés de la localidad, junto con el puerto, las estrechas callejuelas o la playa de Area Morta, desde la que parte una ruta de senderismo que llega hasta Cabanas. 

Cambados

Patrimonio y albariño. Varios y diversos son los atractivos que atesora la villa arousana. Los hay, y muchos, de carácter histórico y artístico. No en vano su casco urbano, presidido por la monumental plaza de Fefiñáns, está declarado Bien de Interés Cultural. Añádanle además uno de los cementerios más bonitos de España, el de Santa Mariña, y la torre de San Sadurniño. Los hay también de carácter etnográfico, como no podía ser de otro modo en un pueblo que mantiene estrechos vínculos con el mar. Y los hay, por supuesto, de índole gastronómica. Por algo Cambados ostenta la capitalidad del albariño. 

Ponte Maceira

Guardián del Tambre. En el Camino que une Santiago con Fisterra, en la parroquia de Portor, en el concello de Negreira (A Coruña), a orillas del río Tambre, se yergue este pequeño, hermoso e histórico enclave, en el que sobresale su puente románico de cinco arcos. El conjunto monumental se completa además con el poblado primitivo, un antiguo molino con su presa, la capilla de San Blas y el pazo de Baladrón. En el 2019 fue distinguido como el Pueblo más bonito de España, convirtiéndose en el primero de la provincia de A Coruña que obtiene ese galardón.

Froxán

O Courel en estado puro. En las últimas semanas del otoño O Courel se manifiesta en su máximo esplendor. A punto de quedar desnudos, los bosques caducifolios exhiben una gama cromática de imposible descripción. Un extraordinario lugar para imbuirse de O Courel en estado puro es Froxán, una pequeña aldea del concello de Folgoso que conserva como pocas las señas de identidad y la esencia de este territorio. Con sus calles empedradas, estrechas y sinuosas y sus típicas construcciones de paredes enlosadas y tejados de pizarra. Una buena manera de llegar a Froxán es por la ruta de senderismo que parte desde Vilamor y accede al espectacular castro de Vilar.

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