La iglesia de Santa María de Leira y la fuente de Santa Eufemia son dos de los atractivos de la ruta
04 dic 2021 . Actualizado a las 04:55 h.En ocasiones la geografía parece empeñada en esconder lugares o edificios que bien se merecen una visita. Eso sucede con la parroquia de Santa María de Leira, concello de Ordes, que está cruzada por una larga recta de la carretera a A Coruña y que deja dos pequeños tesorillos a una y otra mano. Tesorillos que el viajero no ve, simplemente.
En todas las rutas y excursiones hay una inevitable parte prosaica: cómo ir. Así que empezando por ahí, déjese Ordes atrás y tras larga recta y dos suaves curvas se afronta una segunda recta de buenas dimensiones (esto es Galicia) y ascendente toda ella menos al principio. Ahí no queda más remedio que reducir la velocidad al entrar en Leira. De manera que ahí hay una iglesia. ¿Una? Pues no, dos. Una doble grata visita en unos tiempos en los que hay que escapar de las multitudes y al mismo tiempo se impone respirar aire puro.
De manera que justo cuando se llega al punto más bajo, que es por donde el asfalto cruza un arroyo llamado Rego de Covelo Pequeño, se gira a la izquierda por una pista que parece empeñada en hacer rotar al recién llegado casi 360 grados.
Ahí está la fuente de Santa Eufemia, muy conocida en toda la zona, en un buen estado. Internándose unos metros se descubren los restos del Muíño do Cura, todavía con la piedra en su sitio. A partir de ahí el paso no es dificultoso sino imposible, pero ese paraje, con una auténtica selva que rompe la corriente, destila gran belleza.
Siguiendo unos metros esa pista se alcanza la iglesia parroquial, levantada en un área muy amplia, nada apretado el cementerio puesto que se construyó algo alejado, sin ahogar el templo, y con un notable cruceiro de escasa altura y generosidad de niveles y que es el que realmente recibe al visitante. El templo en sí no va a deslumbrar a nadie, pero el entorno resulta muy grato.
De vuelta a la carretera nacional, un centenar de metros más adelante aparece un desvío a la derecha (ojo, es fácil pasarlo; la mejor referencia es el hotel que queda a la izquierda del asfalto y que está justo frente a ese desvío), el cual tres o cuatro minutos después deja al visitante en una aldea llamada Codeseda. Presume esta de una casa grande (en algunos lugares figura como pazo, aunque quizás con demasiada generosidad) con un hórreo de enorme anchura que recuerda a algunos de la comarca de Bergantiños. Y frente a esos edificios, la capilla de Santa Bárbara, con su campanario que es claramente posterior al resto.
A la iglesia de Buscás
Y de ahí arrancan, al frente, dos pistas. La de la derecha va a girar al sur y lleva, tras algo más de dos kilómetros a la pista que por la izquierda lleva a Buscás y su magnífica iglesia con orígenes románicos, como deja bien claro su escondida fachada. Y la de la izquierda va a descender, idónea para un paseo con los más pequeños de la familia, hasta alcanzar el Rego de Covelo menos de 700 metros más allá. Y si hay ánimo para continuar otro tanto se alcanza As Mámoas, por donde discurre el Camino Inglés.