El alcalde de Santiago demanda destinar «os recursos necesarios» para combatir todas las secuelas que deja la pandemia
30 dic 2021 . Actualizado a las 23:59 h.El uso de mascarillas, las limitaciones de aforo y la distancia de seguridad marcaron por segundo año consecutivo el ceremonial de la Traslatio, desarrollado este jueves en la catedral de Santiago y que conmemora la traslación de los restos del apóstol Santiago el Mayor desde Palestina a Galicia. El alcalde compostelano, Xosé Sánchez Bugallo, actuó como delegado de la ofrenda real, con una intervención marcada por el momento «difícil e desacougante» provocado por la pandemia y en la que hizo una invocación especial para cuidar «dos que nos coidan», de los profesionales sanitarios —citó expresamente— que han luchado y siguen luchando en primera línea contra el covid-19, a veces al límite de sus fuerzas y con precariedad de medios.
Bugallo remarcó durante la ofrenda que la pandemia «lembra a nosa fraxilidade», pero pidió encarar este desafío sin desfallecer y actuando con responsabilidad individual, pues «a solución comeza por cada un de nós», dijo, sin tener que fiarlo todo a las decisiones que tomen las autoridades. Tuvo palabras de recuerdo para las víctimas del covid-19, «para os que nos chegaron ata aquí», y también apeló a incrementar los esfuerzos de vacunación, sin olvidar a los países que tienen más dificultades para acceder al antídoto, advirtiendo de paso que las personas que libremente deciden no vacunarse no pueden «poñer en risco» la salud de la ciudadanía.
De un modo más incisivo demandó el oferente que no se cese en el esfuerzo para recuperar a los sectores afectados por la crisis del covid-19, y la prolongación del año jubilar al 2022 «debe ser un acicate máis para superar a situación». Y es por ello que pidió «destinar os recursos necesarios» para hacer frente a todas las secuelas provocadas por pandemia, entre as que enumeró las «incertezas» y las «perdas sostidas durante tanto tempo» que están dejando una huella psicológica en la sociedad.
Tras resaltar la vinculación y el compromiso de la Casa Real con Santiago, Bugallo concluyó pidiendo atención para otros problemas que pasaron a un segundo plano, pero que «deben seguir preocupándonos», dijo, entre los que citó la violencia machista, la lucha contra el desempleo, la erradicación de la pobreza o el cambio climático.
El arzobispo Julián Barrio respondió a la ofrenda del delegado regido con una apelación directa a recuperar la confianza en medio de esta crisis sanitaria, «porque a desconfianza fai inviable a nosa convivencia». Y remarcó la necesidad de actuar desde la política con visión de futuro, corresponsabilidad y fraternidad, ya que «non podemos construír unha sociedade diferente con xente indiferente» y resolver determinados problemas sin la aportación del sentimiento religioso.
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, fue este año el gran ausente de la ceremonia de la traslación del apóstol, pues limitó sus interacciones sociales debido al contacto estrecho con un positivo de covid. Sí participaron varios miembros del Ejecutivo autonómico, como los vicepresidente Alfonso Rueda y Francisco Conde, así como conselleiras de Medio Ambiente o Mar. También estuvo presente en primera fila la ministra de Industria, Reyes Maroto, así como el presidente del Parlamento, Miguel Santalices, entre otras autoridades civiles y militares.