La parroquia de Padriñán rehabilita un retablo barroco dañado por termitas
31 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Un retablo de madera, de estilo barroco y probablemente confeccionado en el siglo XVIII, custodia la capilla de la Sagrada Familia desde hace varios siglos en la iglesia vieja de Sanxenxo. El paso de tanto tiempo ha hecho mella en él y los daños causados por las humedades y las termitas dejaron la estructura necesitada de una reparación que empezó hace dos meses y que está a punto de concluir. El equipo de restauradores formado por Sandra Domínguez y Andrés Martínez tuvo a cargo la rehabilitación de este retablo, que ahora luce en el lateral izquierdo del templo sanxenxino. Las figuras que se veneran en el altar no se incluyeron en estos trabajos de urgencia y deberán esperar. Por ahora, solo el san José fue objeto de una restauración anterior. Todo el operativo fue sufragado con los donativos de feligreses y visitantes, razón por la que el párroco de Padriñán, Samuel García, quiso extender su agradecimiento a todas las personas que colaboraron en este proyecto de recuperación del patrimonio local.
Sandra Domínguez explica que el retablo había sufrido «un ataque de termitas muy importante, sobre todo en la mitad inferior». Los insectos se colaron en la madera e hicieron estragos. Hace ya varios años que una intervención contra las termitas logró atajar este problema, pero el retablo quedó dañado y era preciso su estabilización. Ya puestos, se optó por un trabajo más amplio, que permitiese recuperar la estructura en la medida de lo posible a su estado original. Es un trabajo lento y meticuloso pero que da resultados.
Domínguez indica que hubo que desmontar todo el retablo y proceder al saneamiento de la madera. Aquellas partes que estaban muy deterioradas por la humedad o los insectos, se sustituyeron por otras piezas nuevas de madera, utilizando maderas nobles, para no desentonar con el resto del altar.
A continuación se procedió a la limpieza de la policromía, porque varias capas de repintados a lo largo de los siglos habían alterado su aspecto. Así pues, se limpió la suciedad que cubría la capa exterior de la madera, se estucaron las faltas y de barnizó otra vez. Cuando este trabajo estuvo rematado, se procedió a volver a montarlo en la capilla del pequeño templo de piedra.
Un arco de piedra a la vista
Entre otras cuestiones se suprimió el frontal de cemento. Además, «se optó por retirar los fondos de las hornacinas», apunta la restauradora. Esta solución permitió dejar a la vista un arco de piedra que, de otra forma, ni siquiera se intuiría, con lo que esta actuación ha permitido que se realce la composición arquitectónica de la iglesia parroquial. La fase final de los trabajos, que se realiza estos días, incluye la vuelta de las imágenes a sus lugares habituales para su contemplación por los feligreses.
El sacerdote responsable añade que esta capilla es también única en el conjunto religioso que conforma el templo, porque preserva las sepulturas de los fundadores de esta capilla.
En el área objeto de la restauración de este año no se ha preservado ningún resto de pinturas murales, que sí existen en el lateral derecho del templo y que recubren la capilla de la Candelaria, creando un retablo pétreo.