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Ramón Carou: El sonense que ha convertido su finca en un museo etnográfico al aire libre

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

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MARCOS CREO

Con figuras de vacas y labradores, recrea una escena antigua de sembrado de trigo

05 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Barbanza es tierra de artistas. A los nombres por todos conocidos hay que sumar los de muchas personas que permanecen en el anonimato, pero que con sus aportaciones contribuyen a agrandar dicha afirmación. En la parroquia sonense de Nebra se ha erigido como tal Ramón Carou Vázquez, más conocido como Moncho de Xusto. Derrochando ingenio, ilusión y saber hacer ha convertido su finca en un auténtico museo etnográfico al aire libre, recreando una antigua escena vinculada a las tareas agrícolas, correspondiente con el sembrado del trigo. No es la primera vez que sorprende con un montaje de estas características y, ante el éxito cosechado, ya advierte que tampoco será la última.

Recordar lo que vivió cuando era niño, costumbres del pasado que se están perdiendo, es lo único que mueve a Moncho de Xusto. Con ese fin situó en su finca dos vacas que van tirando de un arado. Tras ellas, dos agricultores va sembrando el grano y otros dos se encargan de tapar los surcos: «Agora é todo máis moderno, pero así é como se facía antes». Lo sabe porque, aunque su profesión fue la de albañil, con solo 9 años ayudaba a su padre en las tareas del campo.

Ya en agosto había recreado, en el mismo terreno, una escena de malla y en octubre situó a media docena de agricultores extrayendo las espigas de las plantas de maíz. Utiliza siempre los mismos muñecos, en los que va realizando cambios para adaptarlos a la tarea que busca representar. La gran incorporación de este tercer montaje son dos vacas, para cuya confección empleó palos, tubos y otros materiales que tenía en casa.

Trabajo en secreto

Con sus obras, ha conseguido que la expectación se extienda por toda la parroquia y más allá: «Eu fago todo en segredo. Traballo na bodega da casa desde as sete da tarde ata as dez ou once da noite e tamén espero a que se poña o sol para montar as figuras na leira e sorprender despois aos veciños». Y con cada escena, se repiten las felicitaciones y los aplausos de todos los que residen en el entorno. Desde otros puntos del municipio también se desplazan hasta Nebra personas ansiosas por ver las creaciones de Moncho de Xusto.

Él agradece todos los cumplidos, pero en la cara se le dibuja una amplia sonrisa cuando ve a los niños plantados en la finca para observar con detalle el montaje. Si está en casa no duda en salir para explicarles cómo eran los trabajos agrícolas en su época: «Boto de menos aqueles tempos. É certo que comín moita boroa e prefiro o pan de hoxe, pero penso que é importante ter presentes as lembranzas do pasado».

En el pasado, incluso turistas que se encontraban de vacaciones en Porto do Son, fueron hasta esta finca de Nebra y no dudaron en sacar sus teléfonos móviles para recrear las escenas: «A verdade é que todo o mundo me está a agradecer o traballo realizado e dinme que os bonecos son moi orixinais. Desta vez, o que máis chama a atención son as vacas».

Como es lógico, esas felicitaciones que recibe Moncho de Xusto y que le han llegado incluso desde el Ayuntamiento de Porto do Son, que ha compartido las imágenes de las últimas creaciones a través de sus redes sociales, suponen un impulso para este vecino de Nebra. Él no solo le está dando vueltas a la cabeza para decidir como será el próximo montaje, sino que ya se ha puesto manos a la obra. Como en los anteriores, se niega a desvelar el contenido: «Vou recrear unha escena moi antiga, neste caso non vai estar relacionada coa agricultura, pero si con algo que se facía nas aldeas e se perdeu co paso do tempo».

Mientras trabaja en esta nueva obra, mantendrá durante al menos un mes el montaje sobre el sembrado del trigo, para que todos los interesados puedan verlo.