El espacio se encontró tras eliminar los rellenos no originales
16 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La restauración de la iglesia de Oia ha sacado a la luz los restos de una antigua capilla trasaltar. «Ha sido una maravillosa sorpresa», explica el arquitecto Santiago Pintos, miembro del estudio Rodríguez+Pintos, adjudicatario de la intervención que, por casi un millón de euros financia la Xunta. Se trata de una capilla primitiva, coetánea con la construcción de la iglesia, por lo que también sería del siglo XII. «Solían estar dedicadas a la virgen o ser usadas como sacristía», apunta el arquitecto. A expensas de los resultados de la excavación que estos días llevan a cabo los arqueólogos, Pintos avanza que se han localizado restos de los muros y que aún no se sabe si habrá pavimento.
Es el hallazgo «más inesperado», pero no el único descubrimiento de la intervención que pretende salvar la joya patrimonial del Camino por la costa del agua tras décadas de filtraciones y gotearas que habían cubierto de verdín parte de sus muros. La iglesia luce ya otro aspecto mucho más saneado y ha ganado visibilidad porque se ha desenterrado hasta dos metros al eliminar algunos rellenos de tierra que no eran originales. «Creemos que será algo que llamará la atención de los visitante. La iglesia enterrada tenía unas proporciones exteriores parecidas a una capilla y ahora emerge con unas impresionantes proporciones originales», indica Santiago Pintos.
La prioridad es salvaguardar la salud del monumento, comprometida por la humedad y estos rellenos afectaban directamente a la falta de respiración del conjunto. «Ya se empiezan a apreciar mejoras. Tras quitar esos rellenos que no eran originales y mejorar la ventilación abriendo huecos que estaban tapiados, ya están desapareciendo los líquenes», confirma Santiago Pintos. «Los monumentos que han llegado hasta nosotros son maravillosos y están muy bien construidos. A veces, se trata, precisamente de no cambiar lo que está bien hecho y nosotros, en Oia, lo que pretendemos es recuperar el comportamiento constructivo correcto», señala el arquitecto.
Al vaciar la cimentación de la torre barroca, del siglo XVIII, han descubierto además el paso que comunicaba la antigua sacristía con la torre primitiva de la iglesia. «Creemos que es el paso original a la torre, que probablemente se cegó en el siglo XVIII. Es una pequeña bóveda», explica Santiago Pintos.
Las actuaciones se centran en las fachadas y cubiertas y se prevé que la intervención concluya en otoño. Entre las mejoras visibles, Pintos destaca «un atrio renovado, una entrada accesible, unas nuevas carpinterías, una sacristía actualizada o una mejora de las redes urbanas». En estos momentos se están retirando los morteros de cemento.
Destaca el éxito de abordar la intervención desde un enfoque multidisciplinar, con la asistencia de especialistas como el historiador Suso Vila, arqueólogos de Acitania, restauradores de ARA y técnicos de la Xunta. «Esta restauración supone un cambio extraordinario para la conservación de la iglesia y para ahondar en su conocimiento. Es una de las iglesias cistercientes mejor conservadas en España.», señala Suso Vila. El historiador destaca cómo «redescubrir su perfil, más elegante, o encontrarnos con hallazgos como en la torre o en la cabecera, supone explorar aún más su importancia en la historia del arte en Galicia».