Patrocinado por

Qué ver en Galicia: el triángulo mágico del entroido ourensano

Rebeca Cordobés

VEN A GALICIA

Santi M. Amil

Descubre Xinzo de Limia, Verín y Laza, los municipios gallegos con los carnavales más famosos

09 feb 2022 . Actualizado a las 20:03 h.

El carnaval está a la vuelta de la esquina. Con algunos de los programas por definir y bajo la sombra de la pandemia, Galicia se prepara para una de las fiestas más importantes del año. Aunque toda la comunidad se vuelca con los disfraces, comparsas, desfiles o comidas típicas de la época, hay tres localidades ourensanas donde las celebraciones se extienden todo el mes. Xinzo de Limia con sus pantallas, Verín con sus cigarróns y Laza con sus peliqueiros forman el triángulo mágico del entroido.

Xinzo de Limia

El entroido de Xinzo de Limia fue declarado como Fiesta de Interés Turístico Internacional en el 2019. Desde entonces, debido a la pandemia, poco se ha podido disfrutar de los desfiles de pantallas, el colgamiento del Meco o las batallas de harina. Pase lo que pase este año, lo que está claro es que visitar la localidad ourensana es un plan infalible para conocer cómo se vive el carnaval en Galicia. Y, ya de paso, descubrir una zona que atesora tanto patrimonio como ganas de disfrutar de un entroido en condiciones.

Torre da Pena, en Xinzo de Limia.
Torre da Pena, en Xinzo de Limia. M. MARRAS

Xinzo es la capital de la comarca de A Limia, que toma el nombre del río que atraviesa el municipio. La zona, cercana a la frontera con Portugal y en plena Vía de la Plata, fue escenario de numerosas batallas e intentos de invasión. Algo que llevó a sus pobladores a construir en el siglo XII la Torre da Pena. Esta joya patrimonial es lo único que se mantiene en pie de la fortaleza, que formaba un sistema defensivo alrededor de la comarca junto a los castillos de Sandiás, Porqueira y Celme. Visitar la vieja atalaya no solo permite viajar en el tiempo a la Edad Media, sino disfrutar de una de las mejores vistas de la localidad.

Otra de las visitas obligadas es el monasterio de Bon Xesús de Trandeiras. El edificio fue construido en el siglo XVI y abandonado con la invasión francesa del XIX, por lo que acercarse hasta allí supone dar un paseo entre ruinas e historia. Aún se pueden ver los restos de sus bodegas, cuadras, habitaciones, cocina y sacristía, además del jardín con su fuente excavada en la roca, su claustro o su iglesia.

Monasterio Bon Xesús de Trandeiras, en Xinzo de Limia.
Monasterio Bon Xesús de Trandeiras, en Xinzo de Limia. Santi M. Amil

Y, hablando de iglesias, Xinzo atesora un enorme patrimonio religioso. Así, una visita a la localidad debe incluir alguna de las muchas iglesias románicas construidas entre los siglos XII y XIII. Destacan la de San Tomé de Morgade, la de Santa Mariña o la de Santo André de Piñeira Seca. Pero el legado histórico del municipio va más allá de la Edad Media o las construcciones eclesiásticas. La zona donde se sitúa la capital de A Limia conserva varios asentamientos castreños de sus primeros pobladores. Ejemplo de ello son el de A Cidá en Morgade o el de A Cerquiña en Damil.

Ya de vuelta a la historia reciente, no puedes marcharte, y menos en estas fechas, sin visitar el Museo do Entroido. Situado en el antiguo mercado, recoge una amplia colección de piezas vinculadas a los carnavales gallegos y portugueses, como las máscaras y trajes típicos del triángulo mágico. Además, cuenta con una muestra permanente de la Asociación de Amigos da Pantalla de Xinzo.

Museo do Entroido, en Xinzo de Limia.
Museo do Entroido, en Xinzo de Limia. Santi M. Amil

Verín

La siguiente parada del triángulo mágico es Verín. Su carnaval fue declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional en el 2009 y es uno de los más largos de Europa. Empieza el Domingo Corredoiro, con las carreras de cigarróns, que animan a la gente a participar en la fiesta. Su primera aparición se produce a la salida de las misas de la iglesias de Santa María A Maior y de la Merced, dos de las joyas patrimoniales que atesora la localidad.

El casco histórico de Verín, donde se sitúan ambas iglesias, es precisamente una de las paradas obligatorias de la visita. Recorrer sus calles permite descubrir los rincones, plazas y edificios más importantes del municipio. A la arquitectura religiosa dominada por el convento de los Mercedarios, se une un patrimonio civil entre el que destaca la Casa de los Acevedo, el Edificio Modernista o la estatua del Cigarrón.

Escultura al Cigarrón, en Verín.
Escultura al Cigarrón, en Verín. MIGUEL VILLAR

Pero, si hay un lugar que destaca, literalmente, por todo lo alto, es el castillo de Monterrei. Está situado en una elevación de unos 500 metros en el límite entre Verín y Monterrei, donde estuvo la mayor acrópolis de Galicia en la época prerromana. Se cree que la primera fortaleza se construyó en el siglo X y fue reformada y ampliada hasta el siglo XVII, cuando alcanzó su aspecto actual. El conjunto está formado por un triple recinto amurallado, donde se mantienen construcciones como un palacio, un hospital de peregrinos, varias torres o una iglesia.

El castillo tuvo diversas funciones a lo largo de su historia, desde residencia de nobles hasta defensivo, pasando por usos religiosos. Pero, en los últimos años, ganó un uso que lo llevó a las mesas de las casas y a las barras de los bares. Es la imagen de la Denominación de Origen Monterrei. Y es que, tanto en el valle que corona la fortaleza como en el resto de la comarca de Verín, se cultivan los viñedos de los que nace el famoso vino. Catarlos es otro de los planes imprescindibles si se visita la zona.

Castillo de Monterrei.
Castillo de Monterrei. Santi M. Amil

Otro de los elementos que, más allá de ser de parada obligatoria, forma parte de la esencia de Verín son sus aguas mineromedicinales. Ejemplo de ello son el manantial de Cabreiroá o el de Sousas. Aunque en la actualidad su uso se limita al embotellado, algunas de estos centros funcionaron como balnearios, como es el caso del de Caldeliñas

La importancia de este elemento queda plasmada también en el nombre que recibe el conjunto formado por Verín y la localidad portuguesa de Chaves: Eurocidade da Auga.  Cruzar la frontera y descubrir el municipio luso es otro de los planes que se pueden hacer durante la visita a este vértice del triángulo mágico. De hecho, este fue durante mucho tiempo el único paso natural hacia la raia seca, la zona fronteriza entre Galicia y Portugal que no está bañada por el río Miño.

El paso entre ambos países tiene también una gran importancia para el Camino de Santiago. La calzada era ya usada por los peregrinos que procedían del interior de Portugal y entraban en Galicia por Verín, donde enlazaban con la Vía de la Plata.

Laza

El último vértice del triángulo mágico también tiene mucho que ver con el Camino de Santiago. Tanto, que da nombre a una de las variantes de la Vía de la Plata en Galicia: el itinerario por Laza. La localidad se sitúa unos kilómetros al norte de Verín, por donde pasa el otro ramal jacobeo. La cercanía entre ambos municipios, que pertenecen a la misma comarca, hizo que muchos de los elementos de su carnaval sean similares.

Área recreativa a orillas del río Támega, en Laza.
Área recreativa a orillas del río Támega, en Laza. Santi M. Amil

El entroido de Laza fue declarado Fiesta de Interés Turístico Galego en el 2000 y su elemento más característico son los peliqueiros. Laza, que no alcanza los dos mil habitantes, celebra una versión más tradicional, en un ambiente más rural. Es un destino ideal para vivir una versión más enxebre del carnaval gallego. Pero, también, para hacer una escapada de desconexión, rodeada de naturaleza. Caminar a orillas del río Támega o descubrir el castaño centenario de Cerdedelo, uno de los más grandes de Galicia, son algunos de los planes que se pueden hacer sin salir de la localidad.

Parque natural de O Invernadeiro
Parque natural de O Invernadeiro M. MARRAS

Otra de las opciones para disfrutar del senderismo o de una jornada al aire libre es visitar el parque natural de O Invernadeiro. Aunque hace falta un permiso de la Xunta para acceder (como sucede con las Cíes), el papeleo vale la pena. Las impresionantes vistas desde las cumbres del Macizo Central o el hecho de que apenas hay huella de actividad humana son razones más que suficientes. Además, al estar situado en Vilariño de Conso, supone la excusa perfecta para disfrutar del carnaval del municipio, otro de los más famosos de Galicia.