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El castro de Cernedas, en Abegondo, el centro agrícola de una gran comarca

CRISTÓBAL RAMÍREZ

VEN A GALICIA

cristóbal ramirez

A los pies del yacimiento se alza la iglesia que lo cristianiza y un cuidadísimo entorno

07 mar 2022 . Actualizado a las 14:56 h.

Sabemos que en momentos de tensión bélica, la gente de a pie afectada ponía tierra de por medio buscando el refugio del interior. En ese sentido, Abegondo debió funcionar como una eficaz retaguardia del golfo Ártabro. Y en esa búsqueda de refugio se habrá ocupado todo lo ocupable, desde iglesias hasta establos. Quizás también la parte alta de algunos castros, porque allí, bajo unas ramas y un techo improvisado, la sensación de seguridad era mayor.

Uno de esos enclaves sería el magnífico castro de Cernedas. Hoy en día, claro está, no hay comparación posible entre la huida de aquellas pobres y aterrorizadas personas y el marchar en plan excursionista a un territorio en el cual desde luego nadie se va a contagiar del covid porque es paraje solitario.

De manera que cójase la carretera de Betanzos a Mesón do Vento y en una corta recta y a la altura del kilómetro 10 gírese a la izquierda, hacia Presedo (hay un montón de señales, demasiadas quizás). Se va a descender y luego a subir, con un par de curvas ciertamente peligrosas pero muy anchas. Y a los dos kilómetros justos, antes de pasar debajo de la autopista, desvío a la derecha y con una señal que indica que por ahí se va al castro.

El yacimiento está a los cien metros. O mejor dicho, ahí, a sus pies, se alza la iglesia que lo cristianiza, con sus dos cruceiros (uno en el cementerio y curiosamente sobre hierba artificial, plástica). El templo no impresiona, pero sí lo hace lo bien cuidado que está todo el entorno. Por cierto, mucho sitio para aparcar, solo afeado por unos contenedores de basura y reciclaje que habría que cambiarlos de lugar cuando antes.

Caminando con precaución por la carretera, que va bordeando el castro, a los 150 metros se abre la entrada, muy ancha. Ahí ya pueden subir a su aire los pequeños de la familia, no hay peligro. Sí hay unos murales en un pequeño edificio de cemento (otro destinado a desaparecer) que explican qué es ese yacimiento.

Así, el excursionista se da cuenta de que a la derecha tiene una muralla y a la izquierda, un murallón. Podrá ascender este por un sendero que da acceso a la parte superior, donde se ven los restos de las catas arqueológicas que se hicieron hace más de un año.

Para nadie pasan desapercibidas las grandes dimensiones de la aldea prehistórica, y, haciendo un esfuerzo, no cuesta trabajo imaginarse cómo debía ser aquello sin los numerosos eucaliptos que lo pueblan.

CASTRO DE CERNEDAS

43º12'36''N 8º16'58''W.

LA AVENTURA

Rodear el yacimiento por entre las murallas (no para niños).

LA FOTO MÁS PERSONAL

En el interior del castro, en las catas.

A MEJORAR

Buscar un sitio menos aparatoso para los contenedores.