El rico patrimonio marinero da fe del peso de la pesca y el marisqueo en el litoral de la comarca
06 feb 2022 . Actualizado a las 19:32 h.En casi todo los puertos pesqueros de la costa barbanzana subsisten aún antiguos muelles, la mayor parte de los cuales tienen un interés histórico y patrimonial. Desde vestigios a los que se atribuye origen fenicio, pasando por otro de la Edad de Hierro, lo cierto es que la mayoría son instalaciones que, de alguna forma, siguen prestando servicio y dan fe del peso que la actividad marítima tuvo en los municipios costeros e incluso del interior, que acudían a los primeros en busca de alimento o de producto con el que comerciar. A continuación, un repaso por los principales espigones.
Aguiño
Historia de un puerto fenicio. En Aguiño, uno de los puntos más occidentales de Barbanza, se localizan los restos de lo que podría ser un antiguo muelle. Asentados en la orilla y protegidos por la punta de A Covasa y la punta de A Barca, se conservan hasta hoy. Dicen, los vecinos, que su origen no está del todo claro. Es conocido como Muelle Fenicio o Muelle da Covasa. El primer nombre se debe a que unos lo consideran un muelle romano o tardo romano que fue empleado para el comercio e intercambio con pueblos de origen mediterráneo. Sin embargo, para otros, se trata de una construcción del siglo XVIII creada por los catalanes tras su llegada a Galicia pata la explotación de los recursos marinos. Según cuentan, no se ve en todas las Rías Baixas algo similar, pues su longitud, de 30 metros, y los enormes bloques que lo componen hacen que resulte peligroso para la navegación.
Noia
El muelle de O Marqués. Esta instalación fue mandada construir en 1925 por marqueses que la utilizaban como zona de embarcadero privado o punto de intercambio de mercancía privada. Poco más se sabe a cerca de su historia. Los vecinos de la villa, que tiene como actividad por excelencia el marisqueo, lo utilizan como rampa para cargar y descargar el pescado.
Esteiro
El más pintoresco. Se puede considerar la historia viva de como nació el sector pesquero. No recuerdan en el pueblo ninguna actividad que no fuera la pesca pues, según dicen, es pueblo de tradición marinera desde tiempo inmemorial. Abre la ensenada de Esteiro, entre la punta del mismo nombre y la isla de A Creba por el este. Tiene cerca la desembocadura del río Maior, a cuyo estuario, que queda en seco en bajamar, pueden acceder embarcaciones con un calado de un metro, siempre con marea alta y que no dispongan de un puntal superior a los dos metros y medio para salvar el puente que une la playa de Esteiro y el pequeño puerto con pantalanes para barcos de recreo. Se puede fondear en toda la ensenada, y el acceso a ella no debería suponer gran complicación siempre y cuando se realice por el centro, entre las bateas y en dirección norte-sur.
Cabo de Cruz
Traslado a la Edad de Hierrro. El castro de Achadizo traslada la vida de este enclave marinero hasta la Edad de Hierro, siempre vinculada al mar. Era tal la conexión entre la ría y el puerto, que su carácter umbilical se apreciaba de lejos. Así, nada pasa en Cabo de Cruz sin estar implicadas directamente las aguas de la ría. El puerto de esta parroquia, perteneciente al concello de Boiro, conserva el viejo muelle intacto y en perfectas condiciones, siendo uno de los más añejos de la comarca; y su gente, como hace años, continúa viviendo del mejillón, del marisqueo, de la conserva y del sector transformador de los productos del mar.
RIANXO
Setefogas y Castelao. Todo Rianxo está ligado a Castelao, el padre del galleguismo, y este antiguo muelle también, ya que en 1903 se adjudicaron a Ramón Fernández García las obras de reparación. Este era padre de Ramón Fernández Mato, gran amigo del autor de Cousas
A POBRA
A Ribeiriña. Las construcción de este muelle se atribuye a los intereses de las antiguas salazoneras que se instalaron en las proximidades, para la descarga de la sardina. También daba servicio a los marineros de la zona.
PALMEIRA
Siglo XVII. Se trata de una de las instalaciones portuarias más antiguas de la zona. Existe constancia documental de que la villa contaba con un muelle pesquero en el siglo XVII, pero el bum del sector no llegaría hasta el XVIII. Frente a él, se pueden disfrutar de las vistas desde las terrazas de la hostelería local.