Cerezos, arándanos y hierbas aromáticas para el primer bosque comestible de Ferrol
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Los vecinos de Canido transformarán una parcela privada de mil metros cuadrados en un área de esparcimiento con especies frutales y activarán una campaña para apadrinar árboles
18 feb 2022 . Actualizado a las 14:44 h.Ferrol tendrá en cuestión de semanas su primer bosque comestible. Nacerá de la mano de los vecinos de Canido, que impulsan una iniciativa para transformar una parcela privada en un área de esparcimiento que, además, tenga una contrapartida en forma de alimentos: los que produzcan las propias especies que se planten. ¿Qué es un bosque comestible? Aquel compuesto por árboles y otras especies vegetales que den frutos, aptos para el consumo humano. Y de todo ello habrá en los mil metros cuadrados sobre los que se proyecta la novedosa iniciativa que plantea la asociación de vecinos del barrio y también las entidades implicadas en la Parcela U-Horta Comunitaria.
En la ladera de Canido, accediendo por la calle Celso Emilio Ferreiro, y prácticamente colindante con el lavadero de Insua se encuentra la parcela que su propietaria, Amalia Niebla, cederá de forma indefinida a los vecinos para que gestionen este bosque comestible. Cerezos, manzanos, nogales y castaños convivirán con arbustos que den bayas silvestres como moras u frutos del bosque como los arándanos. Y entre los que habrá también hierbas aromáticas que se puedan utilizar en la cocina e incluso medicinales. Todo en un ecosistema «moi concentrado», describe el presidente vecinal, Roberto Taboada, que se abrirá al público con la finalidad de convertirlo en un lugar de esparcimiento. Para que sea transitable, se prevé la ejecución de senderos y pequeñas islas con distintas especies que, además, interactuarán de forma simbiótica entre ellas. Se trata de cultivar variedades productivas para que el vecindario tenga un retorno en forma de alimentos. «O chan, salvo os sendeiros que marquemos, todo ten que estar plantado», sostiene.
Esta iniciativa es complementaria del exitoso huerto urbano con el que Canido ya cuenta, y en cuyos bancales se cultivan un buen número de especies de hortalizas y verduras. Y crecerá al amparo de la colaboración vecinal. «Xa temos algunha doazón de árbores pequenas que imos recoller a fincas particulares», avanza. Y aguardan que lleguen muchas más, en forma de ejemplares o de aportaciones económicas, para nutrir este bosque. Para incentivarlo, se impulsará la campaña Amadriña unha árbore, para que los vecinos se impliquen y tengan un árbol propio en ese recinto.
Este bosque no tardará mucho en crecer. En él se aplicarán técnicas de crecimiento acelerado que permitan un rápido desarrollo, y su diseño atenderá a las condiciones de luz y viento de su emplazamiento.
El primer paso se dará este viernes con el acto oficial de la firma de la cesión de la parcela, que tiene unos mil metros de superficie. Y después se organizará una jornada comunitaria para limpiar la parcela sobre la que se actuará, y que, además, servirá también para mejorar la situación del vecino lavadero de Insua, con la intención de hacerlo más atractivo como lugar de visita y estancia. A partir de ahí, ya se podría comenzar a plantar especies, algo que aguarda que pueda producirse entre finales de este mes y marzo. Todo para que un espacio ahora «improdutivo e vetado ao uso público» dé un vuelco y se convierta en justamente lo contrario.
No es la primera vez que Ferrol oye hablar de un bosque comestible. Recientemente, el BNG propuso crear uno en Ferrol aprovechando las ayudas para la transición justa. Sugería precisamente la ladera de Canido como su emplazamiento ideal, pero ocupando un área sensiblemente mayor a la que se plantea ahora: 25.000 metros cuadrados. Taboada detalla que el que se plantea ahora es un «prototipo» de esa otra iniciativa política más ambiciosa, un proyecto hecho a una escala inferior con dimensiones «que nós poidamos xestionar». La entidad vecinal rehúye el carácter pionero de la iniciativa: «Orixinalidade cero», manifiesta su presidente. «Só temos os ollos abertos, e bosques comestibles os hai en centos de cidades. Trátase de recoller proxectos exitosos noutros lugares. E de tomar conciencia de que os espazos teñen que usarse».
El acuerdo de cesión de la parcela supondrá un beneficio para ambas partes: la propiedad evitará los gastos de mantenimiento periódicos de los terrenos, donde la maleza crece con facilidad, y los vecinos pasarán a tener un nuevo espacio de uso público para el disfrute de todos los ciudadanos.